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Internacional

Sionismo, genocidio y su política de Hasbará

El régimen israelí y su política que suelen denominar de “diplomacia pública” basado en la estrategia de Hasbará (esclarecimiento en hebreo) tiene como objetivo fundamental el lavar la imagen de un régimen genocida, usurpador y belicista como es el israelí.

La entidad nacionalsionista, administrado por sexta vez por el criminal de guerra y que ostenta el cargo de primer ministro, Benjamín Netanyahu, sobre todo a partir de la agresión contra la Franja de Gaza y Cisjordania del año 2008-2009 denominada Operación Plomo Fundido comenzó a delinear una estrategia de contención frente a la ya consolidada imagen genocida del ente nacionalsionista. Netanyahu, junto a los dirigentes de su partido, unido a diversas entidades ultranacionalistas, militares, ortodoxas y colonialistas, intensificaron con apoyo estadounidense un trabajo de revisión de los procesos políticos y militares que se llevaban a cabo contra Palestina. Para ello se creó un órgano de Relaciones Públicas, una oficina de carácter centralizado dependiente del gabinete del primer ministro israelí.

Lavado de Imagen del genocidio

Esta delegación, denominada Dirección General de Información Nacional tiene la función de coordinar lo que en hebrero se denomina la Hasbará o “explicación, esclarecimiento o dar luz sobre algo” destinada a efectuar un trabajo de propaganda de las supuestas “bondades” que ofrece al mundo y a la región la entidad sionista y cuya narrativa central se ejecuta en torno al eje de sostener que: el nacionalsionismo no ejecuta una política colonial y criminal, sino que se defienden de un mundo que los quiere volver a aniquilar. La crónica apelación al holocausto que sirve de muletilla permanente, para victimizarse una y otra vez. Una propaganda que trata de mezclar el sionismo con el judaísmo, de tal forma que cualquier crítica a la política sionista se considere como antisemita o antijudío.

En un trabajo presentado hace ya ocho años señalé que, la puesta en marcha de la Dirección Nacional de Informaciones Israelí y su política de Hasbará, con presupuesto secreto (pero que se estima en al menos 500 millones de dóalres) ha significado, por ejemplo, la creación de entidades que comenzaron a operar en todas las regiones del mundo, con especial énfasis en África y América Latina. Esto, porque el lobby judío en Estados Unidos, Francia e Inglaterra tiene tal poder y manejan medios de comunicación tan evidentes, que determinaron el enfocarse y destinar esfuerzos a aquellos gobiernos y sociedades de países donde ese lobby judío es menos fuerte y requiere forzar a los políticos de esos países y sus medios de comunicación a difundir el mensaje sionista, apelando en ello, en muchas ocasiones al chantaje, la compra de medios de comunicación y la corrupción de políticos y funcionarios de gobierno.  (1)

Para ello, el destinar esos cientos de millones de dólares al año, con  apoyo de gobiernos de países como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Argentina, entre otros y las principales cadenas noticiosas del mundo occidental – gran parte de ellas en manos sionistas – para que ese lavado de imagen sea replicado por judíos – fundamentalmente – y no judíos que suelen ser invitados, con todos los gastos pagados por algunas semanas, a los territorios palestinos ocupados que los sionistas denominan Israel. Estudiantes, grupos parlamentarios, líderes religiosos, principalmente evangélicos, personajes públicos con influencia en sus países, periodistas, académicos, funcionarios de gobierno en temas específicos: acuíferos, tecnología militar, tecnología de espionaje, entre otras.

Lo mencionado, persigue no sólo presentar a Israel como una especie de luz en la oscuridad, la mayor democracia de Asia occidental, como suelen vender su sociedad de etnocracia y fundamentalismo, sino también utilizar técnicas de adoctrinamiento estilo goebbelianas, mediante lo que llaman acciones de liderazgo que consiste, según su programa de construcción de relatos hegemónicos del sionismo en:

  1. Brindar relatos de primera mano de lo que según el nacionalsionismo ocurre en la región y en específico con el pueblo palestino. Todo esto bajo una óptica de supremacismo judío, una visión de mundo racista y de incitación al genocidio.
  2. Entrega de baterías de información, recursos y herramientas, que permitan capacitar y adoctrinar a esos futuros fanáticos pro-sionistasde tal manera que ejerzan una labor de activismo proisraelí en los campus universitarios de los países de los cuales provienen. En los centros laborales, medios de comunicación e instituciones gubernamentales donde están enquistados. La idea más relevante es combatir lo que narrativa falsaria sionista denomina el antisemitismo y la propaganda antisraelí.
  3. Facilitar el desarrollo de habilidades como personajes influyentes en redes sociales con el relato determinado desde los organismos y departamentos especiales de manipulación y desinformación, que dependen directamente de la oficina del primer ministro del régimen israelí y del propio ejército ocupante israelí.

Uno de esos programas en el denominado Hasbara Fellowship (2) con objetivos publicitados como una especie de curso de formación continua a través de una detallada programación de actividades y elementos formativos. La idea es crear a activistas que sean capaces de defender a toda costa a un régimen cuestionado y cuya imagen internacional es calificado como genocida, usurpador, belicista y racista.

  1. Recorrer aquellos puntos más críticos de los territorios palestinos ocupados, considerados estratégicos. Ello implica un tour por las fronteras con Siria, El Líbano, la bloqueada Franja de Gaza, ciudades Cisjordanas – incluyendo en ello Al Quds (Jerusalén) donde suelen reunirse con los colonos más extremistas, virulentos y fanáticos del sionismo, entre ellos rabinos que suelen tener un discurso de odio y exterminio contra los palestinos y los pueblos árabes en general.
  2. Capacitación teórica y práctica en técnicas de oratoria, creación y gestión de contenido en redes sociales y otras formas efectivas de derrotar lo que este programa sionista denomina “las campañas antiisraelíes”
  3. Visitas a organizaciones ligadas a la sociedad israelí, universidades, centros académicos, como también a empresas de tecnología, industria militar a lo que se une el encuentro con parlamentarios y miembros del poder judicial del ente infanticida israelí.
  4. Llevar a adelante la creación y puesta en práctica de planes de impacto estratégico; comunicarse eficazmente sobre Israel, construir relaciones con otros grupos de estudiantes, planificar y organizar iniciativas del campus y responder las preguntas difíciles sobre Israel.
  5. Encuentros con líderes de opinión judeo-sionistas. Funcionarios de gobierno y de la cancillería israelí. Altos mandos militares, periodistas y los voceros del ejército ocupante, asignados a distintas vertientes de la sociedad israelí, entre ellos el colono militar uruguayo Roni Kaplan que suele atender a los visitantes latinoamericanos.

La Hasbará y Chile

En el caso chileno suele ser habitual que en esos encuentros se hagan presente los agitadores sionistas de origen chileno y hoy colonos en territorios palestinos, Gabriel Colodro, Hernán López, agrupados en lo que denominan la comunidad chileno sionista en Israel. Chilenos que tiene una fidelidad extrema con el ente israelí, su ideología sionista y el curso de acción tomada de defender al régimen genocida a toda costa. Son personajes estrechamente vinculados al agente del Mossad, el nacionalsionista de origen argentino, de formación relacionador público y guía turístico, Gabriel Ben Tasgal, que suele viajar por Latinoamérica impartiendo curso sobre lo que llaman “Yihadismo y presencia fundamentalista en el continente”.

Giras y activismo sionista, promovido ampliamente por las comunidades judías de los países donde suelen ejercer una labor de presión muy potente en los gobiernos, poder legislativo y judicial, medios de comunicación, entre otros organismos de poder.  Curso de propaganda prosionista impartido a policías, paramilitares y miembros de ejércitos como el de Colombia, Ecuador, Policía de Investigaciones de Chile, entre otros.

Para Latinoamérica – incluyendo a España en este trabajo – Ben Tasgal ligado a los servicios de inteligencia israelí, junto a los venezolanos el venezolano Roby Croitorescu, Anabella Glijenschi de Jaroslavsky, Sammy Eppel y el brasileño Oscar Jaroslavsky recibieron el mandato de conformar una organización denominada Hatzad Hashemi, que funciona bajo la cubierta de ser un programa educativo.

Fundado el año 2010 por la Confederación latinoamericana Macabi, que realiza su labor de Hasbará enfocada en la propaganda del régimen sionista en 18 países. Esto, con el objetivo de posicionar a la entidad israelí como “amante de la paz”, que supuestamente fomenta el progreso de la humanidad y que, en esa noble labor, sufre los ataques de los enemigos de Israel “difamado injustamente por culpa de la desinformación fomentada desde países e individuos antisemitas. Esto, con la colaboración de algunos medios de comunicación” como sostiene la propia página de esta entidad propagandística (3)

En estos días en Chile, la labor de Hasbará de la mano de la sombra tenebrosa y criminal del sionismo israelí la hemos vivido con el arribo de una vieja conocida. La ex embajadora de la entidad nacionalsionista israelí en Chile entre los años 2019 al 2022 la argentina de padres alemanes y posteriormente colona ocupante en los territorios palestinos ocupados por los sionistas a partir de 1948, Marina Rosenberg. Personaje que ocupa hoy el cargo de vicepresidenta sénior para Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación. Una activista que además posee las nacionalidad israelí, alemana y argentina, cuestión valiosa a la hora de optar cuando deba salir de los territorios que usurpa en Palestina.

Esta Liga Antidifamación, es una organización judía fundada por la organización B’nai B’rith en los Estados Unidos, con ingentes fondos derivado del apoyo del lobby sionista en ese país, destinado a generar una política de negacionismo de los crímenes del régimen israelí, al mismo tiempo de imponer una narrativa donde toda crítica al sionismo sea catalogada de antisemitismo y conductas antijudías. Parte del trabajo de este engendro persecutorio es generar que los gobiernos asuman la definición de antisemitismo emanada de otra institución prosionista como es la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto – IHRA por sus siglas en inglés (4)

Dicha formación señala que “el antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto.” Evidentemente, el asumir en nuestras legislaciones esta definición implica someterse a las presiones de un grupo de personas e instituciones ligadas estrechamente y por ende cómplices de un régimen que ha hecho del genocidio su política contra el pueblo palestino, como también contra el pueblo de El Líbano y Siria.

Una visita evidentemente funesta pues nuevamente, no sólo ofende a las autoridades chilenas por sus críticas destempladas, tal como lo hace el actual embajador Gil Artzyeli, acusándolos de “no proteger a la comunidad judía” de Chile, sino también y en forma más desembozada, por la misión de lobby que viene a concretar. Tarea en la cual están inmersos los funcionarios en activo y aquellos que de una u otra manera se vinculan al régimen nacionalsionista en sus distintas variantes: políticas, militares, económicas, tecnológicas, entre otras.

Sionistas que, confunden interesadamente su visión de mundo racista y totalitaria con la religión. Victimizándose permanentemente y tratando de pasar a la ofensiva al acusar que Israel es blanco de persecución, segregación y crímenes como los que ejecutan sus referentes israelíes contra el pueblo palestino.

La Sra. Marina Rosenberg vino con un par de objetivos precisos: intentar lavar la imagen sucia y criminal del régimen genocida israelí y para eso se entrevistó con políticos y autoridades del país, en una labor de lobby que no puede ocultar su carácter despreciable y pleno de intromisión en nuestros asuntos y en nuestros asuntos. Y, en segundo lugar, mancillando con presencia sionista las dependencias del ex Congreso Nacional, generar una actividad con sionistas de varios países latinoamericanos, para lanzar con la presencia del senador del partido de derecha chileno Demócratas Matías Walker la llamada ALAS (Alianza Latinoamericana para Combatir el Antisemitismo) una iniciativa ordenada desde Tel Aviv, de carácter regional de la Liga Antidifamación y el Congreso Judío Latinoamericano.

La ex embajadora se reunió, además, con el gobernador de Santiago Claudio Orrego con quien ya se firmó un acuerdo en temas hídricos el año 2022. El alcalde de Santiago Mario Desbordes, que en su época de ministro de defensa de Piñera II comenzó el proceso de licitación del fracasado sistema nacional de satélites, adjudicado a una empresa israelí por 120 millones de dólares y que hoy está fuertemente cuestionado, al igual que las relaciones con dos d elas empresas militares más corruptas del complejo militar sionista: Elbit System y Rafael Advanced Defense Systems involucradas en un caso de corrupción en Chile denominada “facturas duplicadas” por varios ciento de millones de dólares.

La Sra. Colona, en funciones de activismo y lavado de imagen, expresó su deseo de entrevistarse con el canciller chileno Alberto von Klaveren, personaje nacido en los países bajos, miembro de una familia creyente judía. Un anhelo cuyo objetivo es impulsar, desde el más alto nivel, una legislación que los sionistas denominan de antidifamación que está destinada a prohibir, silenciar y condenar las críticas a los sionistas por sus crímenes, calificándolos como conductas antisemitas (5)

Objetivo falso porque los únicos semitas en todo este discurso son los palestinos que esos israelíes y sus cómplices masacran diariamente.  Una denominada Alianza Latinoamericana para Combatir el Antisemitismo destinada a fortalecer la lucha contra el antisemitismo en Latinoamérica. Finalmente, sólo puedo tener un encuentro, acompañada del presidente de la comunidad sionista de Chile Alfredo Mizraji, el lobista principal de empresas israelíes en Chile, el ex diputado democratacristiano Gabriel Silber y desde el gobierno del presidente Gabriel Boric, con la subsecretaria de relaciones exteriores Gloria de la Fuente. Una muestra evidente de la orden dada por el ejecutivo para que este incómodo y no deseado encuentro no tuviese al canciller como anfitrión, sino que una funcionaria de rango menor.

Reitero lo que suelo sostener frente a la política de relaciones públicas del régimen israelí: ella es parte de la política de ocupación y de crímenes contra la población palestina. La Hasbará y su conducta de tergiversar los hechos, ocultar o disimular los crímenes o aplicar principios como el de transposición, de la exageración y desfiguración de lo que pasa en los territorios ocupados, el minimizar el genocidio incrementado desde el 7 de octubre del año 2023 a la fecha, tras la operación de la resistencia palestina Tormenta de Al Aqsa. El vulgarizar los mensajes o aplicar el perverso principio de la orquestación, que de tanto repetir una mentira acaba convirtiéndose en verdad; que nos hace recordar esa conducta que tiene como padre putativo al nazi Joseph Goebbels.

Un Joseph Goebbels, que tenía tanta responsabilidad en los crímenes de guerra como Hitler, Himmler, Goering, al igual que lo tenían los jefes de los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Belzec o Sobibor. La Dirección Nacional de Informaciones israelí cumple hoy, la misma función que cumplía el Ministerio de Educación Popular y Propaganda hitleriano. Lo paradójico es que aquellos europeos de creencia judía, sobrevivientes y sus familiares, que se supone eran víctimas y sufrieron horrendas violaciones a sus derechos humanos, que con justa razón se condenó a los responsables, ocupan las mismas estrategias de sus verdugos en una repetición brutal y criminal, donde las sacrificados hoy son hombres, mujeres y niños de la Franja de Gaza y Cisjordania.

La Hasbará sionista tiene el mismo efecto que los proyectiles y bombas lanzados por las fuerzas de ocupación sionista, en una ocupación que se remonta desde el año 1948 a la fecha y en esta política colonialista los teóricos y propagandistas de la Hasbará, desde la centralizada Dirección Nacional de Informaciones hasta entidades de fachada como Hatzad Hasheni,   deberán responder de sus crímenes tal como lo tendrán que hacer políticos como Benjamín Netanyahu, el ex ministro de guerra Yoav Gallant, la ex ministra de Justicia Ayelet Shaked, que llama a asesinar a mujeres palestinas embarazadas y con ello a las “serpientes que llevan en su vientre”.

Los jefes del Mossad, los colonos extremistas Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, como también aquellos soldados que tras ejecutar sus acciones de genocidio son premiados para viajar a la zona sur de Chile y Argentina. Detención y juicio contra todo aquel que ejecuta o justifica los crímenes contra la población palestina. También activistas como Marina Rosenberg, Gabriel Colodro, Roni Kaplan, entre otros miles.  Frente a los crímenes de lesa humanidad, no hay Hasbará que valga.

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