Taiwán quiere crear su propio proveedor de comunicaciones por satélite para no quedarse incomunicado en el caso de que las tensiones con el Gobierno central chino deriven en un conflicto armado, reporta Financial Times, que ha hablado con tres personas en conocimiento de la situación.
La ministra taiwanesa de Digitalización, Audrey Tang, explicó que se inspiraron en el exitoso funcionamiento de las antenas de Starlink de Elon Musk, que seguían proporcionando acceso al servicio de Internet por vía satélite desarrollado por SpaceX en medio de las hostilidades en Ucrania.
“Nuestro interés principal […] es facilitar la resiliencia de la sociedad, asegurarnos, por ejemplo, de que los periodistas puedan enviar videos al […] público internacional incluso durante un desastre a gran escala”, comentó Tang. El sistema por satélite taiwanés también facilitaría “la telefonía y videoconferencias“, agregó.
Mientras la agencia espacial de Taiwán (TASA) aclaró que los planes no están lo suficientemente avanzados como para discutirlos públicamente, un alto funcionario de esta organización señaló a Financial Times que planean desarrollar el proyecto dentro de una empresa no relacionada con su existente división satelital. Fuentes familiarizadas con las conversaciones indicaron que las autoridades pretenden retener una participación minoritaria significativa en la nueva entidad.
Actualmente Taiwán mantiene negociaciones preliminares con varios inversores a nivel nacional e internacional en su intento de recaudar fondos para desarrollar su proyecto de comunicaciones por satélite de órbita terrestre baja, reporta el medio. Entre los inversores a los que ya se han dirigido desde la isla figuran Draper Associates, la empresa de capital riesgo de Silicon Valley, que fue una de las primeras en invertir en SpaceX, y Tesla, de Musk.
Por su parte, Tang señaló que el lanzamiento del nuevo servicio satelital no se concretará hasta dentro “unos años“. Entretanto, los expertos del ministerio que encabeza experimentan con los receptores de señales de satélites no geoestacionarios en 700 puntos de Taiwán para garantizar el ancho de banda en caso de guerra o de catástrofes.