El anuncio ocupó las portadas de los principales diarios y portales de noticias de Taipei. Uno de ellos decía: Se prioriza la retirada de la estatua de Chiang y coronaba la edición principal de uno de los medios más importantes del país, Taipei News. En definitiva, se estaba anunciando que el monumento al padre fundador de Taiwán iba a ser retirado del lugar elegido para rendirle honores.
Chiang Kai-shek ya no estará sentado en su propio memorial como consecuencia de una orden de la justicia de la nación que impone retirar todo vestigio que quede de un pasado marcado por el autoritarismo… aunque se trate del propio Chiang, aquel que luchara durante décadas contra Mao Zedong y finalmente se refugiara en la isla junto a sus nacionalistas escapándose del régimen de Beijing.
“La Comisión de Justicia Transicional anunció ayer su plan de transformación del Salón Conmemorativo de Chiang Kai-shek de Taipei, que daría prioridad a la retirada de la gran estatua de bronce del antiguo líder que se encuentra en el salón principal. En la actual sociedad democratizada, todo carácter autoritario debe ser erradicado del complejo, que es en sí mismo un producto del pasado autoritario de Taiwán, dijo la comisión”, señaló el medio taiwanés.
El hecho marca un fuerte contraste con el régimen chino conducido por Xi Jinping que a cada paso marca su versión más autoritaria sin reparar en los atropellos a libertades fundamentales de sus ciudadanos. La orden del Tribunal tendrá como principal misión retirar la estatua de Chiang de más de seis metros de altura.
La retirada del monumento indicaría el “establecimiento de un orden constitucional democrático liberal, la negación de la legitimidad del régimen autoritario y el recuerdo de las lecciones históricas de las violaciones de los derechos humanos”, dijo la comisión.
Por su parte, el gobierno de Taipei ya reaccionó a la orden judicial y emprenderá las acciones para cumplir la normativa. Yeh Hung-ling, ministro en funciones de la comisión, confirmó que la estatua de Chiang puede retirarse tras consultar con la Oficina de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura.
Aunque el Memorial al fundador de Taiwán está protegido como lugar histórico, la estatua no estaba incluida en el registro, de acuerdo a las palabras del ministro Yeh. En tanto, el funcionario dijo que se tomaría una decisión sobre el destino de la estatua tras consultar con grupos civiles y víctimas de la persecución política, aunque el consenso común es que mantener un símbolo así en el centro de la capital del país es problemático.
En las últimas semanas, el régimen chino por su parte dio muestras de mayores signos de autoritarismo. Por un lado, confirmó su acercamiento y ayuda plena con los fundamentalistas talibanes que tomaron el control de Afganistán. Por otro, prohibieron a los menores a exponerse a juegos de consola durante más de tres horas semanales.
Todas estas medidas en medio de denuncias por atropellos a los derechos humanos y las más básicas libertades individuales. Hong Kong, por ejemplo, sufrió el acoso permanente de Beijing y sus ciudadanos se encuentran bajo las normas más arbitrarias del Partido Comunista Chino (PCC). Taiwán, en tanto, sufre permanentes amenazas militares por parte del ejército de Xi Jinping.