Poderoso caballero es don dinero también en el sector de las telecomunicaciones. Una prueba más ha sido la adquisición por parte de STC Group, el principal operador saudí, de una participación del 9,9% en Telefónica por un importe total de 2.100 millones de euros. Esto convierte al grupo en el principal accionista, pero ha asegurado que no se quiere hacer con el control de la entidad, estratégica para España. Pero esta es solo una pieza más de un puzzle relevante a nivel de la Unión Europea; o de un castillo de naipes que en los últimos tiempos se tambalean.
“Las infraestructuras de telecomunicaciones son un elemento fundamental para la autonomía estratégica de la UE, pero han ido surgiendo varios escollos que dificultan el cumplimiento de los objetivos de la Década Digital”, explican Raquel Jorge Ricart y Judith Arnal en un informe del Real Instituto Elcano. A esto se suma el hecho de que las cotizaciones en Bolsa han ido decayendo, abriendo la puerta por tanto a inversiones extranjeras.
El presidente de STC, Mohammed K. A. Al Faisal, ha comentado que su compañía comparte muchas similitudes con Telefónica y ha destacado que “esta importante inversión a largo plazo” está alineada con “la estrategia de crecimiento” de su compañía, que ya ha realizado inversiones en el sector de la información, la comunicación y la tecnología, tanto en Arabia Saudí como en el extranjero. “La inversión es muy rentable para STC. Los flujos de tesorería de Telefónica son muy interesantes y al precio que está ahora da un 8% de rentabilidad en dividendos, que es una barbaridad en una empresa tan segura y con proyección de subir su cotización”, afirma Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa de la Universidad Europea de Valencia, según informa Jacobo Alcutén.
De hecho, el caso de Telefónica no es el primero… y puede no ser el último. Y es que el grupo también árabe E& confirmó en julio conversaciones para entrar de lleno en los mercados europeos a través de una colaboración con PPF Group, con sede en la República Checa. PPF Group consolidó su posición en el mercado europeo de las telecomunicaciones con la adquisición de los activos de Telenor en Hungría, Bulgaria, Montenegro y Serbia por 2.800 millones de euros en marzo de 2018, tras haber adquirido previamente O2 en la República Checa y Eslovaquia.
Desde entonces, se ha desprendido del negocio montenegrino y ha separado sus negocios de telecomunicaciones minoristas de las infraestructuras, pero mantiene su intención de ser un operador europeo de telecomunicaciones de tamaño medio, aunque para eso necesite de la inversión árabe. Desde entonces las conversaciones entre las partes se han ido dando al más alto nivel, en busca, dicen, de una “colaboración estratégica en Europa central y sudoriental”.
David Hernández, analista en El Orden Mundial, explica a 20minutos que Arabia Saudí desde que aprueba el plan Saudi Visión 2030 “se marca tres grandes objetivos: modernizar su economía y reducir la dependencia del petróleo; atraer nuevas inversiones extranjeras y potenciar el sector privado; y convertirse en una gran potencia económica, que no solo tenga una papel protagonista en el sector del petróleo”. Desde Arabia entienden que el orden mundial “está cambiando y por eso se marca esos grandes objetivos estratégicos” para el medio y largo plazo.
Hernández destaca que hay varios sectores que el país quiere potenciar. “Uno de ellos es el turismo, como se ve por ejemplo en la parte deportiva, pero también las telecomunicaciones” porque Arabia Saudí quiere ser un importante “hub industrial para la región”. Así, STC está controlada en un 65% por el fondo público, y es una de las grandes compañías de telecomunicaciones de Oriente Medio: “Está especializada en el campo del 5G y además está empezando a trabajar en África y en Europa”. Pero da un paso más y sostiene que “la maniobra de España y Telefónica seguramente gira en torno a mirar incluso más allá, también en América Latina”.
Es, de nuevo, una cuestión estratégica. “Tenemos que entender que para Arabia Saudí los países europeos cada vez tienen menos relevancia. Arabia ha sido capaz de equilibrar sus relaciones, reducir su dependencia de EEUU y de Europa e incluso estos países cada vez tienen una relación más cercana a Rusia”, resume el analista. Europa y España cada vez tienen un papel menor a nivel político, “pero se podría decir que España tiene una posición preferente para la política exterior de política exterior”, y pone como ejemplo los acuerdos en materia de Defensa, tan relevantes en los tiempos que corren.