Teniendo en cuenta sólo los votos válidos, los resultados del sondeo muestran que Lula podría ganarle 55% a 45% a Bolsonaro. Estos números pasan a 54% y 46%, según la consultora Quaest, y a 52% a 48%, según PoderData. En la primera vuelta, el líder del PT reunió 48,43% de apoyo y el actual presidente 43,2%.
De acuerdo con el estudio de PoderData, Lula recibe la mayoría de los votos de la tercera candidata en la primera vuelta, Simone Tebet, del Movimiento Democrático Brasileño: 92% de esos votos se decantan por Lula. A su vez, Bolsonaro recibe 54% de los votos del cuarto candidato en la primera vuelta, Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista.
Tebet obtuvo 4,16% de los votos en la primera vuelta, 4,9 millones de votos, mientras que Gomes sumó 3%, 3,6 millones de votos. Los dos candidatos le declararon su apoyo a Lula para la segunda vuelta. Gomes lo hizo después de que su partido manifestara su apoyo al líder del PT, y Tebet a pesar de que el suyo dejó en libertad de acción a sus votantes.
“Lo que está en juego es mucho más grande que cada uno de nosotros”, dijo la dirigente. “No anularé mi voto, no votaré en blanco. No cabe la omisión de la neutralidad. Hay un Brasil a ser inmediatamente reconstruido, hay un pueblo a ser nuevamente reunido”, manifestó. “Aun cuando mantenga las críticas que hice al candidato Luiz Inácio Lula da Silva […] depositaré en él mi voto, porque reconozco su compromiso con la democracia y la Constitución, lo que desconozco en el actual presidente”, agregó.
Del mismo modo, el expresidente Fernando Henrique Cardoso, rival político histórico de Lula, le manifestó su apoyo aunque su Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) decidió no elegir entre los dos candidatos y dejar esa decisión en manos de sus comités regionales y de sus afiliados. “En esta segunda vuelta voto por una historia de lucha por democracia e inclusión social. Voto a Luiz Inácio Lula da Silva”, publicó en sus redes sociales.
Por su parte, Bolsonaro recibió el apoyo de Romeu Zema, reelecto el domingo por el partido ultraneoliberal Novo como gobernador de Minas Gerais, el segundo estado en cantidad de habitantes. “El apoyo de Zema es esencial y decisivo para nosotros”, dijo Bolsonaro al recibir al dirigente, y recordó que desde 1989 quien vence en ese estado gana la elección presidencial. En la primera vuelta, Lula fue el más votado allí.
También declaró su apoyo a Bolsonaro el actual gobernador del principal distrito del país, el estado de San Pablo, Rodrigo García. Este dirigente, que se postuló a la reelección pero quedó fuera de la segunda vuelta, pertenece al Partido de la Social Democracia Brasileña de Cardoso.
Bolsonaro también convocó a lo que presentó como un “ejército” de legisladores electos el domingo. “Hay que entender el riesgo” de que Brasil “caiga otra vez en manos de la izquierda” y “ustedes tienen un papel primordial para conversar con los más humildes” y “mostrarles la importancia de la familia”, les dijo.
El actual presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, que renovó su banca, dijo que “el Congreso de centroderecha y conservador” que surgió de la votación del domingo “fue elegido para la continuidad del gobierno de Bolsonaro en 2023”. Según citó la agencia Efe, consideró que ahora que terminaron sus campañas, esos legisladores deben salir a mostrarle al país “los modelos antagónicos” que se presentan en estas elecciones y, sobre todo, “lo que ha sido hecho en favor de los más pobres en los últimos años”.
El congreso que dejaron las elecciones
El Partido Liberal (PL), con el que se presentó a la presidencia Bolsonaro, tendrá la mayor bancada en la Cámara de Diputados, por encima de los grandes partidos políticos de Brasil. En estas elecciones, el PL y sus aliados pasaron de 101 a 187 bancas, y a estas se suman otros 11 escaños de partidos derechistas que podrían acumular sus votos.
El PT y la coalición de partidos de izquierda y centroizquierda que apoyó la candidatura de Lula pasaron de 141 bancas a 122, mientras que los partidos de centroderecha (Partido de la Social Democracia Brasileña, Movimiento Democrático Brasileño y Partido Democrático Laborista), que podrían apoyar a Lula, pasaron de 97 a 101 bancas.
En el Senado, la bancada más fuerte, con 24 integrantes, es la de estos partidos, seguida por la del bolsonarismo, con 23, y la de la alianza de Lula, con sólo 11 senadores.
Por otra parte, a partir de la próxima legislatura la representación de las mujeres en la Cámara de Diputados aumentará levemente, de 15% a 18%. Además, por primera vez habrá entre ellas dos diputadas transgénero. Una de ellas es Erika Hilton, electa en San Pablo por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), y la otra es Duda Salabert, electa en Minas Gerais por el Partido Democrático Laborista. Las dos diputadas electas eran edilas, Hilton en la ciudad de San Pablo y Salabert en Belo Horizonte.
El Senado, que contaba con 12 mujeres, pasará a tener sólo diez. En estas elecciones, en las que se renovaba un tercio de los 81 escaños, fueron electas cuatro nuevas senadoras. Una de ellas es la pastora evangélica Damares Alves, que fue ministra de Mujer, Familia y Derechos Humanos en el gobierno de Bolsonaro y es una de las voces más conservadoras del gobierno. Otra es Tereza Cristina Correa, que hasta marzo fue ministra de Agricultura. Las otras dos mujeres electas senadoras son la derechista Dorinha Rezende y la dirigente del Partido de los Trabajadores Teresa Leitão.
El número de diputados que se autodeclaran negros y mestizos aumentó en esta elección en cerca de 9%, pese a que las candidaturas habían crecido en 36%. En un país donde más de la mitad de la población es afrodescendiente, 47% de los postulantes a bancas se identificaban como tales. Pero sólo resultaron elegidos 27 diputados negros y 107 mestizos en una cámara de más de 500 integrantes. En 2018 habían sido elegidos 125 candidatos afrodescendientes.
Por otra parte, cinco personas que se inscribieron como indígenas fueron elegidas diputadas en Brasil, entre ellas, cuatro mujeres. Una de ellas es Sônia Guajajara, la coordinadora nacional de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, que fue candidata a vicepresidenta en 2018 por el PSOL, en la fórmula encabezada por el líder del Movimiento de los Sin Techo Guilherme Boulos.
También por el estado de San Pablo fue elegida la dirigente indígena Juliana Cardoso, y por Minas Gerais, la antropóloga Celia Xakriabá, una de las fundadoras de la Articulación Nacional de las Mujeres Indígenas Guerreras, y militante del PSOL. La cuarta mujer indígena electa diputada, Silvia Waiapi, integra el derechista PL. Según el Censo de 2010, 0,5% de la población de Brasil es indígena.
Entre los colaboradores y exintegrantes del gobierno de Bolsonaro que accedieron al Congreso se encuentran el exministro de Justicia y Seguridad Sérgio Moro, el vicepresidente, Hamilton Mourão, y el exministro de Ciencia y astronauta Marcos Pontes. Todos ellos fueron electos senadores. Por su parte, obtuvieron una banca de diputados el exministro de Medioambiente Ricardo Salles y el general Eduardo Pazuello, extitular de Salud, protagonista de la criticada política sanitaria de Bolsonaro.
A su vez, Onyx Lorenzoni, que ocupó los ministerios de Presidencia, Secretaría General y Trabajo, logró pasar a segunda vuelta en la que competirá con el socialdemócrata Eduardo Leite por el cargo de gobernador de Rio Grande do Sul. Y en San Pablo, el exministro de Infraestructura Tarcísio Gomes de Freitas dio una sorpresa al superar en votos al candidato del PT, Fernando Haddad, con el que competirá por el cargo de gobernador el domingo 30.
Explicaciones a las encuestas
Las encuestas para la primera vuelta fueron cuestionadas, sobre todo por parte del bolsonarismo, por subestimar el apoyo al presidente brasileño. Si bien preveían que Lula rondara el 48% o 50%, colocaban al líder derechista diez o 15 puntos por debajo, y no a sólo cinco puntos de distancia del más votado, como finalmente quedó.
“Todas las encuestas se equivocaron, y eso induce al elector a votar en el que las lidera. Todos se equivocaron contra mí”, dijo Bolsonaro. Su gobierno pidió el martes a la Policía que investigue a las empresas encuestadoras. “Le acabo de enviar a la Policía Federal una petición de apertura de investigación sobre la actuación de los institutos de encuestas electorales”, dijo el ministro de Justicia, Anderson Torres, en un mensaje que publicó en su cuenta en Twitter.
El lunes, los institutos Datafolha e Ipec, dos de las principales encuestadoras del país, descartaron haber cometido errores en sus mediciones y atribuyeron el avance de Bolsonaro a decisiones de última hora de los votantes de Gomes y Tebet, así como de los indecisos, informó la revista Carta Capital.
“Creemos que hubo un momento de decisión de última hora, especialmente entre votantes de Ciro, Tebet y de los indecisos que podrían votar en blanco o anulado, y eso terminó sumando en favor de Bolsonaro”, dijo la directora de Datafolha, Luciana Chong, a GloboNews. “Por eso él quedó, al final, con un resultado mayor de lo que captó la encuesta de la víspera”, agregó. Según la investigadora, el electorado puede haberse movilizado en este sentido impulsado por la posibilidad de que Lula ganara en primera vuelta.
Chong consideró que a esta explicación apunta también la caída del voto en blanco y anulado, que llegó al menor porcentaje desde 1994: 4,41%, es decir, 5,4 millones de votos.
También Felipe Nunes, de la consultora Quaest, destacó que el voto útil de Ciro Gomes fue a parar a Bolsonaro, según informó BBC Brasil, y por su parte, la directora de Ipec, Márcia Cavallari, consideró que el cambio de voto de última hora fue lo que explicó la diferencia entre las encuestas y los resultados. “Como [la elección] estaba muy en el límite de terminar en primer turno, entiendo que esa movilización de los indecisos, de los votantes de Ciro y Simone, migró para Bolsonaro, teniendo allí la diferencia de seis puntos: tres puntos de indecisos, más dos de Ciro, más uno de Simone, llevando la elección para la segunda vuelta”, dijo, e insistió con que las encuestas son una fotografía del momento en que se hacen, no un pronóstico electoral.