El expresidente ataca al coche eléctrico y se presenta como defensor de la “clase trabajadora”
Donald Trump en su más puro estilo. Demagogo, faltón, negacionista climático y mentiroso, el expresidente de Estados Unidos ha dado un mitin en Clinton Township (Míchigan) para contraprogramar el segundo debate entre los candidatos republicanos a las primarias para las elecciones presidenciales de 2024. Ha aprovechado para arremeter contra su probable rival en esas elecciones, el actual presidente, Joe Biden, por unirse a un piquete del sindicato United Auto Workers (UAW) la víspera en ese mismo estado, uno de los decisivos para el año próximo. Trump ha atacado también las políticas de apoyo al coche eléctrico.
Trump ha tenido unos cuantos lapsus últimamente (como el de decir que Biden iba camino de provocar la Segunda Guerra Mundial o un desbarre sobre los molinos de energía eólica marina), pero ha dedicado buena parte de su discurso a tratar de ridiculizar a Biden, presentándolo como mentalmente incapaz. “Habló durante unos segundos y no tenía ni idea de lo que estaba diciendo. No sabía dónde estaba. No sabía qué estaba diciendo. ‘¿Dónde estoy?’ Oh, estás en Míchigan”, ha parodiado, pese a que el presidente tuvo una intervención clara y con un mensaje directo.
Trump ha atacado también al coche eléctrico. Entre las preocupaciones de los trabajadores del motor está que muchas de las nuevas plantas cuentan con trabajadores no sindicados con sueldos menores que los actuales del sector. Temen una devaluación salarial por esa vía y por eso la seguridad laboral está entre sus reivindicaciones. Trump lo aprovecha y arremete contra los coches eléctricos: “No llegan lo suficientemente lejos y son demasiado caros”.
“Cientos de miles de puestos de trabajo estadounidenses, vuestros puestos de trabajo, se habrán ido para siempre porque el corrupto Joe Biden os está vendiendo, pero no creo que sea él. No creo que él realmente sepa qué diablos está haciendo (…) Yo no le culpo. Pero está rodeado de marxistas radicales de izquierda y locos, fascistas, mala gente. Os están vendiendo a China. Os están vendiendo a los extremistas medioambientales de la izquierda radical. La gente no tiene idea de lo malo que esto va a ser también para el medio ambiente. Vosotros sabéis que esas baterías cuando se deshacen de ellas, un montón de cosas malas suceden con ellas y la excavación de la tierra para hacer esas baterías puede ser muy malo para el medio ambiente”, ha dicho en su discurso.
El Gobierno de Biden ha logrado atraer fuertes inversiones en plantas de baterías y coches eléctricos con incentivos fiscales que han provocado preocupación en Europa, pero ha dejado fuera de las ayudas a los vehículos con componentes chinos. Aun así, la tesis de Trump es que el Gobierno de Joe Biden va a destruir la industria automovilística de Estados Unidos y entregarla a China. El futuro del motor con Biden, ha dicho, será “Made in China” y con él, “Made in USA”. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, decía justo lo contrario la víspera: “Biden está luchando para garantizar que los coches del futuro sean fabricados en Estados Unidos por trabajadores estadounidenses sindicados en empleos bien remunerados, en lugar de ser fabricados en China”.
Durante los cerca de tres años de mandato de Biden, el empleo industrial ha crecido con fuerza, frente al descenso que se produjo con Trump. A pesar de las rebajas de impuestos a empresas y rentas altas que se aprobaron durante su presidencia, Trump se ha presentado en Míchigan como el “defensor de la clase trabajadora”.
Trump sabe que para ganar las elecciones necesita atraer votos de esa clase trabajadora que le apoyó en 2016 frente a Hillary Clinton. Se presentó entonces como nacionalista en busca del apoyo de los desencantados de la globalización y les sedujo con su discurso populista, que ahora repite. Robó a los demócratas el apoyo tradicional de buena parte de los trabajadores industriales del llamado cinturón del óxido de Estados Unidos, donde se concentra la industria pesada. Ganó a Hillary Clinton en 2016 en Míchigan, Wisconsin y Pensilvania, entre otros Estados donde los trabajadores de cuello azul tienen un peso importante, y gracias a ello logró la presidencia. Biden recuperó en 2020 los tres estados que, junto a Arizona, Nevada y Georgia, pueden volver a ser decisivos el año próximo.
El expresidente planeó hace dos semanas contraprogramar el debate de los candidatos republicanos con un mitin en Míchigan. Después, Biden se la adelantó, invitado por Shawn Fain, presidente del sindicato UAW. Cuando los planes de Trump trascendieron, Fain publicó un mensaje hostil contra el expresidente: “Cada fibra de nuestro sindicato se está volcando en la lucha contra la clase multimillonaria y una economía que enriquece a personas como Donald Trump a expensas de los trabajadores. No podemos seguir eligiendo a multimillonarios y millonarios que no tienen ninguna comprensión de lo que es vivir de cheque en cheque y luchar para salir adelante y esperar que resuelvan los problemas de la clase trabajadora”, señaló.