En el funeral, la comunidad afroamericana denunció el racismo en su contra y la manera en que la urbe trata a las personas que necesitan ayuda.
El joven afrodescendiente, con problemas mentales, que murió estrangulado en el metro de Nueva York, a principios de mes, por gritar a los pasajeros pidiendo dinero. Para sus familiares y los activistas que asistieron a su funeral, Jordan tenía mucha vida por delante. Y si fuera una ciudad, un país normal, ahora estaría ganándose la vida, imitando a Michael Jackson. El evento se convirtió en un alegato contra el racismo sistémico instalado en la sociedad estadounidense contra la población negra.
Jordan pasó las últimas semanas de su vida en el metro de Nueva York, solo, hambriento, y desesperado. Para la gente que protestaba en las afueras de la iglesia, la muerte de Jordan, se debió a que en Estados Unidos, se criminaliza a las personas que necesitan ayuda.
El exmarino que lo mató, Daniel Penny, resultó acusado de homicidio involuntario en segundo grado. Sin embargo, la comunidad afroamericana de la ciudad lamenta que la acusación no es lo suficientemente grave y que llega tarde.
La familia de Jordan, pidió apoyos para pagar su entierro. Mientras, la campaña para ayudar a financiar la defensa legal de Daniel Penny ya ha recaudado 2.67 millones de dólares, procedentes de donativos de 54,744 personas. Otra señal de grado de polarización que vive el país norteño.