En este episodio de ‘Keiser Report’, Max y Stacy comentan la jugada de los inversores minoristas que operan con aplicaciones sin comisiones como Robinhood, que vieron claro lo que pasaría con la bancarrota de Hertz mientras al multimillonario gestor de fondos de cobertura Carl Icahn le entraba el pánico y vendía todas sus acciones en la empresa. En la segunda parte, Max sigue hablando con Karl Denninger, de Market-Ticker.org, sobre cadenas de suministro, el dólar y los extraterrestres.
La vieja escuela de inversores y compras apalancadas en los mercados de valores “toca a su fin”, dando paso al la del “nuevo dinero inteligente”, conformada por las generaciones más jóvenes, que están “moviendo unos volúmenes enormes de capital procedente de todo tipo de fuentes y sin pagar comisiones por sus operaciones”, afirman los presentadores del programa.
Citan como ejemplo las millonarias pérdidas sufridas por uno de los mayores inversores de la compañía de alquiler de coches Hertz, quien vendió todas sus acciones luego de que esa empresa se declarara en bancarrota el año pasado. Esas acciones fueron compradas a unos 50 centavos de dólar por los usuarios de la aplicación Robinhood. Pero ahora un tribunal de EE.UU. ha aprobado la adquisición de Hertz por parte de un grupo de inversores institucionales, por lo que aquellos internautas que en su momento se arriesgaron van a embolsarse unos 7 u 8 dólares por acción.
Cuando Hertz se declaró en bancarrota, los profesionales de las finanzas y los medios tradicionales criticaban y desaconsejaban invertir en la compañía y Max también admite haber “estado totalmente equivocado” al respecto, porque se burló de los usuarios de Robinhood “tildándolos de idiotas“, porque le “parecía algo inverosímil”.
El “pecado” de EE.UU. con China
Por otro lado, el invitado de este episodio, Karl Denninger, opina que las tensas relaciones comerciales entre China y EE.UU. pueden “desembocar en una guerra”. “Uno de los pecados originales” del país norteamericano es haber vinculado su economía a la del gigante asiático, que ya no quiere mantener una “relación de servidumbre”, sostiene el entrevistado.
“El hecho de comerciar con alguien implica hacerlo en términos de una equidad razonable, rigiéndose todas las partes por unas normas comunes, lo que significa que dos países no pueden establecer una relación basada en la mano de obra esclava en uno de ellos para beneficio de la población del otro, o en la destrucción medioambiental del otro país. Cuando una de las partes ya no quiere seguir ateniéndose a esas normas, la otra [EE.UU.] se encuentra con que no ha conseguido nada, más allá de trasladar la riqueza”, critica Denninger.