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Venezuela resta seis ceros a su moneda ante la hiperinflación y lanza el “bolívar digital”

El Gobierno de Maduro anuncia la segunda reconversión monetaria en tres años

Una mujer muestra billetes de bolívares, este jueves en Caracas.RONALD PEÑA / EFE

El Gobierno de Venezuela ha anunciado la segunda reconversión monetaria en el país en tres años y la tercera en lo que va de siglo. En un marco hiperinflacionario que lleva ya cuatro años, la operación que ejecutará el Banco Central de Venezuela y se concretará el 1 de octubre persigue quitarle seis ceros a la moneda: el billete de un millón pasará a ser de un bolívar. La ocasión ha sido utilizada para anunciar la llegada del llamado “bolívar digital”.

“Este cambio de escala monetaria, que se apoya en la profundización y desarrollo de la economía digital en Venezuela, constituye un hito histórico necesario en un momento en el cual el país comienza a transitar el camino de la recuperación económica, tras la crisis producida por el brutal ataque a nuestra economía, nuestra moneda nacional y la criminal aplicación de un bloqueo económico y financiero”, afirma el Banco Central de Venezuela en un comunicado.

El BCV afirma que la transformación de la moneda en su formato digital y su uso a través de los medios electrónicos “facilitará la mayor conexión de la población con el signo monetario, a pesar de los ataques externos y los procesos especulativos inducidos.”

El economista Víctor Álvarez, quien fue ministro de Hugo Chávez y Premio Nacional de Ciencias, sostiene que esta reconversión no será la última .“A la primera reconversión monetaria se le quitaron tres ceros, a la segunda, en 2018, cinco ceros, y a esta se le van a suprimir seis ceros. En uno o dos años vendrá otra, y habrá que quitarle siete y ocho ceros. Esto seguirá ocurriendo hasta que no se corrijan las causas estructurales de la hiperinflación, que disuelve el poder adquisitivo de la población”.

Una opinión que comparte Rodrígo Cabezas, exministro de Finanzas de Chávez y promotor de la primera reconversión monetaria de 2008: “Es improcedente iniciar un proceso de reconversión monetaria sin atender antes las causas estructurales, monetarias, fiscales, cambiarias, que está produciendo el brutal aumento de los precios en Venezuela, y en el cual el Gobierno de Maduro tiene una primera responsabilidad”.

El año pasado, la inflación en Venezuela alcanzó el 2900% en un año, una cifra que, si bien luce muy alta, presenta un aspecto más atenuado que el de años anteriores. El Gobierno de Maduro nunca emplea el vocablo “hiperinflación” para referirse al desbordado y cotidiano aumento de los precios en Venezuela, el primero de toda su historia.

El aumento de los precios comenzó a salirse de control en Venezuela en 2013, año de la muerte de Hugo Chávez. Entonces se concretó una costosa y millonaria crisis cambiaria salpicada de desproporcionados casos de corrupción en torno a ella, que no quiso ser reconocida por el nuevo Gobierno de Maduro. La crisis se tradujo en un enorme déficit fiscal y la evaporación de la mayoría de los fondos estatales de ahorro en tiempos de altísimos precios petroleros. La prolongación excesiva del anclaje cambiario produjo también un grave daño al negocio petrolero nacional. La hiperinflación es una realidad desde 2016 y el anclaje cambiario fue derogado en 2018.

Maduro decidió entonces radicalizar el programa económico del chavismo, expresado en el denominado Plan de la Patria, y vino un draconiano proceso de hostilización al sector privado comercial e industrial, con expropiaciones y tomas temporales, sanciones y cárcel a empresarios, que se tradujo en el derrumbe de la estructura productiva del país y el agravamiento de la escasez y la recesión.

Las sanciones internacionales a Maduro, vigentes desde 2018, año en el cual se hizo reelegir para un segundo mandato, han agravado la situación financiera del país, han dificultado el comercio de petróleo y cualquier perspectiva de recuperación.

“El bolívar digital se lanza para cubrir la escasez nacional de papel moneda, que no pueden emitir con suficiencia desde acá, y tampoco en el exterior, porque tiene grandes deudas con las casas emisoras”, afirma el economista y analista financiero Orlando Ochoa. “La Casa de la Moneda puede fabricar muy poco y el resto de las transacciones se complementa con el bolívar digital y los dólares que estén en la economía”, añade. El dólar es legal en Venezuela desde 2018.

Esta sería la quinta familia de billetes lanzada a la calle en los ocho años de Gobierno de Maduro. Las rondas de piezas emitidas pierden valor a una velocidad cada vez más alta y muy rápidamente son material de desecho, en una economía que depende como nunca del dinero plástico, de las transacciones digitales y de la existencia de dólares, muchas de cuyas piezas también escasean. La escasez de papel moneda ha generado desórdenes sociales en varias ocasiones.

Desde 1940 hasta 1982, Venezuela, entonces una de las economías más estables del mundo, se acostumbró a disfrutar de minúsculos índices inflacionarios de 1 o 2% anual que se empezaron a resquebrajar progresivamente hacia los años 90.

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