La migración y la recesión económica han obligado a muchos jóvenes seminaristas a dejar su vocación
Los seminarios en Venezuela están desiertos. Tras un sexenio de migración masiva y recesión económica, muchos de los jóvenes que engrosaban las filas de la Iglesia Católica han decidido probar suerte en otros países. En una nación que tiene más templos que municipios, se trata de una crisis mayúscula.
Actualmente 622 jóvenes se forman como sacerdotes, pero no todos serán consagrados luego de concluir los ocho años de estudios reglamentarios. El número no alcanza para cubrir las 1.136 parroquias del país.
La migración que se vive en la región ha alcanzado también a los templos. Los desertores de los seminarios en Venezuela han pasado a integrarse a las iglesias en países cercanos como Chile, mientras que en su nación de origen se observan iglesias menos concurridas y salas de oración semivacías.