Los líderes de China y Rusia escriben sendos artículos donde destacan los intereses comunes de ambos países para hacer frente a Occidente
Xi Jinping arranca un mandato histórico con el Kremlin de fondo. El presidente chino se encuentra en Moscú, destino de su primer viaje oficial tras afianzar su poder absoluto al frente de la potencia asiática. Un año después de que Vladímir Putin desatase la guerra sobre Ucrania y rompiese el statu quo europeo, Pekín ha abandonado su aislamiento para rivalizar con Estados Unidos como mediador mundial. Por su parte, el Kremlin espera de su “amistad sin límites”, que no alianza, un apoyo económico —y, según Washington, armamentístico— para sobrevivir a las sanciones y culminar su invasión de Ucrania.
“China ha dado un colosal paso adelante en los últimos años. Esto causa un interés sincero en todo el mundo, e incluso os envidiamos un poco”, le dijo Putin a Xi a los ojos en su primera toma de contacto, un encuentro informal antes de la gran cumbre del martes. El mandatario chino, fuente de inspiración para el Kremlin por crear un sistema “muy efectivo para el desarrollo de la economía y el fortalecimiento del Estado”, le devolvió un enorme regalo electoral. “Sé que su país celebrará elecciones presidenciales el próximo año. Gracias a su fuerte liderazgo, Rusia ha hecho un progreso significativo estos últimos años y ha logrado el éxito y la prosperidad para el país. Estoy seguro de que el pueblo ruso le apoyará firmemente en sus buenas iniciativas”, aseveró el líder chino.
El avión presidencial de Xi aterrizó en el aeropuerto de Vnúkovo, al suroeste de Moscú, a las 12.59, hora local (dos horas menos en la España peninsular). “En un mundo que está lejos de ser pacífico, China está preparada para defender junto con Rusia el sistema internacional organizado en torno a la ONU; preparada para velar por un orden mundial multipolar basado en el derecho internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales”, afirmó el mandatario al llegar a la capital rusa.
La visita de Xi durará tres días. “No habrá actos de protocolo onerosos, lo principal son las negociaciones, las negociaciones y las negociaciones”, subrayó anteriormente Yuri Ushakov, asistente del presidente ruso.
China, como alternativa a EE UU
Xi considera la visita como “un viaje de amistad, cooperación y paz”, según ha escrito en un artículo publicado este lunes en el periódico ruso Rossíiskaya Gazeta y en el sitio web de la agencia de noticias RIA Novosti antes de desembarcar en Rusia. La guerra de Ucrania flota en el ambiente y será uno de los puntos más sensibles a tratar. Por primera vez, ambos mandatarios podrán discutir cara a cara un plan de 12 puntos lanzado por China a finales de febrero para “la solución política de la crisis de Ucrania”.
El documento, loado por Putin, ha sido recibido con frialdad por Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN: el plan pide respeto por la soberanía de todos los países, pero en ningún momento detalla qué Estado ha sido invadido ni qué territorios han sido ocupados. Kiev fue escueto en su respuesta al plan, pero parece haber abierto un canal de diálogo. El mandatario chino podría mantener en los próximos días una entrevista telemática con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, según adelantó The Wall Street Journal.
La Unión Europea sigue muy de cerca los pasos de Xi respecto de la guerra en Ucrania, informa Silvia Ayuso. Bruselas insiste en que ha recibido garantías de Pekín de que no está dando —ni va a hacerlo— armas a Rusia, pero también toma cuidadosa nota de los recelos de países como Estados Unidos, que ponen en duda esas afirmaciones. Por eso, los Veintisiete consideran que es hora de que China demuestre que sigue esa política de “neutralidad” en el conflicto. Y tras la visita a Putin en Moscú, señalan fuentes europeas, la mejor muestra de esa neutralidad sería que Xi “contactase también a Zelenski”, en una forma de demostrar ese proclamado “equilibrio” de su política en el conflicto bélico europeo.
Para Xi, la propuesta china de paz “tiene en cuenta las preocupaciones legítimas de todas las partes y refleja el entendimiento común más amplio de la comunidad internacional sobre la crisis”, según asegura el presidente chino en el artículo publicado este lunes. El líder cree que su propuesta es “constructiva”, pero concede: “No existe una solución sencilla para una cuestión compleja”.
Xi no añade más detalles al plan de China para lograr que Moscú y Kiev declaren un alto el fuego y decidan sentarse en una mesa, pero el texto sí incluye una llamada a la comprensión mutua de “todas las partes” como camino “hacia un mundo de paz duradera y seguridad común”.
El mandatario chino llega a la cita con Putin con cierto aval como mediador: hace 10 días Arabia Saudí e Irán anunciaron el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, rotas por Riad en 2016, gracias a la mediación de Pekín. Moscú es el primer destino de Xi tras haber sido reelegido presidente para un tercer e inédito mandato. Moscú también fue el primer destino que eligió Xi en 2013, apenas ocho días después de haber sido elegido por primera vez presidente de China. Desde entonces, como recuerda Xi en el texto, ha hecho ocho visitas a Rusia, y se han visto 40 veces en distintos foros y encuentros bilaterales.
El artículo de Xi destila “amistad”, una palabra que repite en nueve ocasiones, y que recuerda al vínculo “sin límites” que sellaron ambos líderes en el encuentro que mantuvieron en Pekín en febrero de 2022, tres semanas antes de que el Kremlin decidiera cruzar con sus tanques las fronteras de Ucrania. Hasta la fecha, Pekín no ha condenado la invasión rusa, se ha negado a llamar a la guerra con todas sus letras (suele denominarlo crisis) y ha mantenido en general un calculado equilibrio escorado hacia Moscú, reclamando a menudo el fin de las sanciones contra Rusia y aumentando las relaciones comerciales con su vecino a un ritmo que ha batido todos los registros previos.
Esa amistad tiene también un reflejo en los números. En la década de Xi en el poder, las relaciones comerciales entre ambos países han crecido casi al mismo ritmo que se iban deteriorando los lazos de Rusia con Occidente, un 116%, hasta alcanzar en 2022 los 190.000 millones de dólares (unos 177.650 millones de euros), según refleja el líder de la potencia asiática en su artículo. Los lazos económicos están impulsados sobre todo por los recursos energéticos. El año pasado, con la guerra en marcha, China importó petróleo, gas y carbón rusos por valor de 81.300 millones de euros, un 56% más que en 2021, según un reciente informe del Center on Global Energy Policy, de la Universidad de Columbia (Estados Unidos).
Una fotografía importante para un Putin aislado
La propaganda rusa muestra la visita de Xi como un espaldarazo extranjero absoluto para el Kremlin cuando sobre Putin pesa una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional. Sin embargo, el mandatario ruso se ha cuidado en extremo de calificar la relación de ambos países como “una sociedad”, y no como una alianza, en su artículo escrito en El Diario del Pueblo, órgano oficial de propaganda del Partido Comunista. En el texto son tan importantes las afirmaciones como las omisiones, pues no menciona la propuesta china de restaurar la integridad territorial de Ucrania.
En la traducción rusa facilitada por el Kremlin, el ensayo de Putin es titulado Rusia y China: una asociación que mira hacia el futuro. El artículo se apoya en tres pilares: la amistad personal entre ambos líderes y su impacto positivo en las relaciones bilaterales en la última década, el interés común de Moscú y China para contrarrestar a Estados Unidos, país que el líder ruso cita en su escrito, a diferencia del mandatario chino en su columna; y la importancia creciente de la economía asiática para una nación sometida al bloqueo de las sanciones.
Relaciones marcadas por el recelo
Las relaciones entre ambas potencias siempre han estado marcadas por el recelo. Incluso la URSS y la China de Mao Zedong rompieron lazos en plena Guerra Fría, y Moscú siempre ha visto en Pekín una amenaza para Siberia. Por eso, Putin enfatiza la buena impresión que le provocó Xi cuando lo conoció en marzo de 2010 como jefe de una delegación china. “Nuestro primer encuentro fue muy profesional y, al mismo tiempo, sincero y amistoso. Este estilo de comunicación me impresiona en lo personal profundamente”, afirma el líder ruso. La siguiente reunión, siendo ambos ya presidentes, tuvo lugar en 2013, y desde entonces “muchas cosas han cambiado en el mundo y, a menudo, no para mejor, pero lo principal se ha mantenido sin cambios: la fuerte amistad ruso-china”, según el líder ruso.
La guerra protagonizará esta cumbre. “Estamos agradecidos por la línea equilibrada de la República Popular China en relación con los eventos que tienen lugar en Ucrania”, afirma el mandatario ruso. Putin menciona los puntos que le interesan de la propuesta china, como el levantamiento “de las sanciones unilaterales ilegítimas” y la defensa “del principio de indivisibilidad de la seguridad” (que la asociación de dos países no ponga en riesgo a un tercero), pero el jefe de Estado ruso olvida mencionar la propuesta china de que Ucrania recupere todas sus fronteras, lo que incluiría incluso Crimea, cuya anexión ilegal no reconoce Pekín.
Putin también advierte de que solo está dispuesto a negociar sobre Ucrania “teniendo en cuenta las realidades geopolíticas imperantes”, y asegura que esta “no es la única manifestación de las intenciones [occidentales] de mantener un orden internacional unipolar”, por lo que tiende una mano a China para unirse frente a la OTAN y otras alianzas en la región Asia-Pacífico poco después de que EE UU, Reino Unido y Australia reafirmasen su colaboración bajo la alianza Aukus.
Otro de los puntos principales de su reunión será la sustitución de los mercados occidentales por el chino debido a las sanciones. Pekín, que adquiere petróleo y gas rusos con grandes descuentos, se ha visto beneficiada por el bloqueo ruso, mientras que Moscú ha encontrado en el yuan una alternativa al dólar y el euro. “Tenemos motivos para creer que el listón de los 200.000 millones de dólares (de comercio bilateral) no se superará en 2024, sino este mismo año”, apunta Putin.
El mandatario también asegura que el desarrollo del gasoducto ruso-chino Poder de Siberia “se ha convertido, sin exagerar, en el acuerdo del siglo”. No obstante, China aún está lejos de ser la panacea para Rusia. Tras la construcción de esta obra, la importación de gas ruso se elevaría de los 15.500 millones de metros cúbicos de gas al año actuales a unos 50.000 millones. Como comparación, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos el año previo a la guerra.
Fuente: El País