Ciudadanos yemeníes tratan de salvar a los sobrevivientes bajo escombros de un edificio destruido en un ataque aéreo saudí.
El líder del movimiento yemení Ansarolá advierte a la coalición saudí que se arrepentirá si pierde la oportunidad de una tregua temporal para poner fin a la guerra.
El sábado, el presidente del Consejo Político Supremo de Yemen, Mahdi al-Mashat, anunció un alto el fuego unilateral para detener todas las acciones ofensivas en todos los frentes por un periodo de tres días y dio un ultimátum a Arabia Saudí y a sus aliados para que pongan fin a la agresión contra el pueblo yemení.
Al respecto, en un discurso televisivo, el líder del movimiento popular yemení Ansarolá, Abdul-Malik al-Houthi, ha avisado este lunes a la coalición agresora liderada por Arabia Saudí que no pierda la oportunidad que brinda la tregua de tres días, y pidió a Riad y sus aliados que acuerden “un alto el fuego permanente”.
Los países que libran una agresión contra Yemen, ha agregado al-Houthi, no tienen ninguna posibilidad de escapar de los ataques de represalia de los yemeníes y salir de la situación actual a menos que pongan fin a la embestida, levanten el bloqueo total y pongan fin a la ocupación.
“No escatimaremos esfuerzos para enfrentar la agresión y el bloqueo económico [dirigidos por Riad] con todos los medios disponibles. No permitiremos que el asedio contra Yemen continúe de ninguna manera”, ha aseverado el líder de Ansarolá.
- Yemen promete temibles “sorpresas” que cambian equilibrio del poder
Lo primero que tendrá que hacer Arabia Saudí para conseguir un alto el fuego permanente con Yemen sería dejar de bombardear al pueblo yemení, opina un experto.
Desde marzo de 2015, Arabia Saudí y sus aliados árabes como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin llevan a cabo una campaña de bombardeos en Yemen destinada a restaurar en el poder al expresidente fugitivo yemení, Abdu Rabu Mansur Hadi, aliado de Riad.
Sin embargo, siete años después, la coalición agresora no ha conseguido sus metas, y es más, los avances militares de Yemen muestran que la ecuación está completamente a favor del país más pobre del mundo árabe.