Lalasha Yadav y sus vecinos se consideran unos padres cariñosos, pero no en el sentido que uno podría imaginar.
Durante los últimos ocho años, Yadav y sus compañeros agricultores y pescadores del río Gandak, en el norte de la India, han criado y reintroducido más de 600 huevos y crías de gavial, un reptil prehistórico de hocico largo en grave peligro de extinción.
Estos parientes de los cocodrilos, que ahora sólo se encuentran en la India y Nepal, antaño se encontraban en más de 77 000 kilómetros cuadrados de ríos del sur de Asia. Debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y las muertes por pesca accidental, la población de la especie se redujo de 10 000 animales en 1946 a menos de 250 adultos en 2006, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El gavial, que en inglés se llama gharial, recibe su nombre del hocico bulboso del macho, que se asemeja a una vasija de barro llamada gharia.
En un esfuerzo por salvar a este animal único, el Gobierno indio y varias organizaciones sin ánimo de lucro han puesto en marcha iniciativas de conservación específicas, como la cría en cautividad y la vigilancia de los gaviales nidificantes. Estas iniciativas han aumentado la población salvaje de individuos maduros a unos 650, según la UICN.
Uno de sus programas más exitosos es el Proyecto de Recuperación del Gavial del Gandak, que ha capacitado a los habitantes de 35 pueblos de las llanuras aluviales del Gandak, afluente del Ganges, para conservar a la especie amenazada.
Esta sección del río tiene riberas trenzadas entrelazadas con humedales ricos en peces y pequeñas islas y bancos de arena, hábitat ideal para el raro reptil, dice Samir Kumar Sinha, ecólogo jefe de la organización sin ánimo de lucro Wildlife Trust of India (WTI), que ha dirigido el programa Gandak desde su fundación en 2014.
Los miembros de la comunidad, motivados para salvar a su depredador clave nativo, vigilan voluntariamente los nidos, controlan la actividad ilegal e incluso ayudan con estudios de población en la región, parte del estado de Bihar.
“Estos agricultores-pescadores reconvertidos en conservacionistas son los ojos y oídos del proyecto sobre el terreno”, afirma Subrat Kumar Behera, director y responsable del proyecto Gandak en WTI.
Normalmente, en abril, los miembros de la comunidad celebran el primer avistamiento de un gavial poniendo sus huevos organizando picnics en la orilla del río, dice Jitendra Gautam, protector de nidos de la aldea de Chilwania.
Las comunidades empiezan entonces a vigilar cada nido, que alberga entre 35 y 50 huevos. Si corren el riesgo de desaparecer, voluntarios formados trasladan los nidos al lugar seguro más cercano, normalmente a unos 200 metros del emplazamiento original, explica Gautam, que afirma que empezó a trabajar en el proyecto porque el gavial es un “animal pacífico” que no entra en conflictos con los humanos.
Durante el traslado, los voluntarios marcan los huevos para identificar de qué nido proceden. El nuevo nido se cubre con arena y una red para protegerlos de chacales, ganado y otras posibles amenazas.
Una vez que salen las crías, a mediados de junio, se sueltan con cuidado en el río junto a sus madres, que permanecen vigilantes en sus nidos originales, explica Yadav, de la aldea de Lediharwa.
“Nuestra felicidad no tiene límites cada vez que vemos a nuestros hijitos asomar sus esbeltos hocicos y salir de sus huevos”, dice Yadav.
A continuación, las comunidades celebran otra fiesta para reconocer la salida de las crías con dahi-chura, o cuajada con arroz aplastado.
Otros lugares de cría importantes son el Santuario Nacional Chambal Gharial, que cuenta ya con más de 1800 ejemplares; la Reserva de Tigres de Corbett, que alberga un centenar de individuos; y el Parque Nacional Chitwan de Nepal, donde viven más de 200 ejemplares.
El río Gandak es el único lugar de cría activo fuera de una zona protegida. En 2010, el departamento forestal de Bihar, el Wildlife Trust of India y otras instituciones científicas documentaron 15 ejemplares durante el primer estudio de gaviales en el río. Desde entonces, la población ha aumentado a 259 ejemplares.
El primer éxito del proyecto Gandak fue la liberación en el río de 30 crías de gaviales criadas en el zoológico de Patna, en Bihar, en 2014 y 2015. Al cabo de seis meses, los gaviales reintroducidos se habían adaptado bien a su nuevo hábitat.
La gente que vive a lo largo del río “tiene conocimientos tradicionales y experiencias vividas sobre el río y su ecosistema que son inestimables para el proyecto”, dice Behera.
Los agricultores y pescadores también vigilan las actividades ilícitas, como la pesca eléctrica o el uso de artes de pesca pasivas, que pueden dañar o matar a los gaviales. Si informan de estas actividades, las autoridades pueden emprender acciones legales si es necesario.
“El papel de las comunidades locales a la hora de proteger a los gaviales y coexistir sin esfuerzo con ellos es un ejemplo ideal para salvar otras especies amenazadas”, afirma B.C. Choudhury, miembro y ex presidente del Grupo de Especialistas en Cocodrilos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
También aboga por el ecoturismo tradicional en la región, por ejemplo introduciendo barcas de remos y empleando a las comunidades locales como guías, lo que puede impulsar la economía rural.