Durante todo el 2022, Mongabay Latam centró su cobertura en los temas más importantes y urgentes vinculados a las amenazas y la conservación de los océanos en Latinoamérica. Uno de ellos es la pesca ilegal que mueve un mercado negro estimado en unos US$23 000 millones, a partir de la comercialización de unas 26 millones de toneladas de pescados y otros recursos marinos capturadas de manera ilícita.
A pesar de que se trata de una de las principales amenazas para los océanos, y que es una de las actividades ilegales más lucrativas del mundo, rastrear y condenar este delito es particularmente difícil, aseguran los expertos, puesto que muchas veces ocurre a miles de kilómetros mar adentro, en donde no existen testigos ni registros para probarlo.
La tecnología, sin embargo, se ha convertido en un gran aliado para poder observar, desde una computadora en tierra firme, lo que pasa en medio del mar. Es así que, rastreando barcos a partir de su información satelital y cruzando datos públicos sobre compañías y sanciones, pudimos identificar pesca ilegal al interior de un área protegida en Ecuador y transbordos en alta mar desde barcos que pertenecen a una de las empresas chinas con el peor historial de delitos pesqueros del mundo.
También cubrimos ampliamente el derrame de petróleo de la empresa Repsol que a inicios del 2022 contaminó el mar peruano provocando la muerte de miles de animales, dañando refugios marinos que están protegidos y perjudicando las economías de los pescadores artesanales y sus familias. La contaminación por otros motivos, como la provocada por el plástico, la industria salmonera y turística, estuvo también presente en la cobertura del año.
Además, contamos numerosas estrategias de conservación que están dando resultados en diferentes países de Latinoamérica y dimos seguimiento a los más importantes encuentros y cumbres internacionales que se desarrollaron durante el año para lograr, en algunos casos con mayor éxito que otros, acuerdos para proteger a los océanos.
Este es el recuento de la cobertura que Mongabay Latam hizo de los océanos durante este 2022.
Numerosas son las prácticas que investigadores y la misma Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han reconocido que utilizan algunas compañías pesqueras para pescar ilegalmente sin ser identificadas. En Mongabay Latam investigamos algunas de ellas y descubrimos que casi todas las embarcaciones con bandera panameña sancionadas entre 2019 y 2021 por la autoridad de ese país son buques frigoríficos, un tipo de embarcación que, según reconoce la misma FAO, es utilizada para la pesca ilegal. Además, descubrimos que todas pertenecen a compañías chinas y que tres de ellas reciben la carga de buques pesqueros pertenecientes a filiales de la empresa china Pingtan Marine Enterprise, compañía responsable de un tercio de los delitos relacionados con la pesca, según un estudio publicado en la revista científica Science Advance.
En Ecuador, descubrimos que entre noviembre de 2020 y marzo de 2022 hubo 40 alertas por pesca ilegal al interior de la Reserva Marina Cantagallo-Machalilla. También reportamos que en 2021 se triplicaron las exportaciones de aletas de tiburón en comparación al promedio de los últimos ocho años y que el 78 % de esas exportaciones corresponden a cuatro especies seriamente amenazadas y que están protegidas por la convención internacional que regula su comercio.
En Chile, viajamos hasta una de las zonas más afectadas por la extracción ilegal de algas. Le seguimos la pista a un cargamento así como a las empresas comercializadoras y procesadoras que compraron y vendieron el recurso obtenido de manera ilícita.
Por último, reconstruimos la historia de Edison Geovanny Valencia Bravo, un observador pesquero que en 2018 desapareció en el mar. Dijeron que se lanzó al agua, pero también que tenía miedo. Que querían hacerle daño, aseguraba. Su caso, aún sin resolver, se suma a más de una veintena de observadores
Uno de los temas que marcó la agenda ambiental, no solo de Perú sino de toda la región, fue el derrame de más de 11 mil barriles de petróleo en el mar peruano por parte de la empresa Repsol. Aves completamente cubiertas de petróleo, muertas y flotando en el mar; otras que apenas podían moverse por la cantidad de crudo adherido a su cuerpo y a sus alas, fue el panorama que encontramos cuando fuimos hasta el lugar de los hechos para cubrir, desde la playa y desde mar adentro, los impactos del desastre.
Hablamos con expertos nacionales y extranjeros sobre las consecuencias y los pronósticos a futuro; dimos seguimiento a las demandas civiles y administrativas que presentó el Estado en contra de la empresa; a los impactos que hasta el día de hoy persisten y a los pescadores que aún deben lidiar con sus sitios de pesca contaminados aún cuando el proceso de limpieza acabó oficialmente.
Además, investigamos las razones detrás del hundimiento de una plataforma petrolera que provocó luego un nuevo derrame.
No solo el petróleo contamina los mares de América Latina. Se calcula que unas 8 millones de toneladas métricas de desechos plásticos ingresan al océano cada año y ni siquiera el archipiélago de Galápagos, considerado uno de los santuarios marinos más importantes del mundo, se salva de esa amenaza. Investigadores que se dedican a estudiar los desechos plásticos que varan en las playas de este lugar, señalan que existen las suficientes pruebas para asegurar que el 30 % de la basura proviene de la flota china que opera cerca de los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos.
La contaminación por plásticos está causando estragos en la fauna y especialistas sostienen que, probablemente, la ciencia aún no haya reparado en varios de ellos. En Costa Rica, por ejemplo, científicos encontraron pedazos de plástico en los nidos que las tortugas hacen en la arena. Debido a que el plástico se calienta con el sol, la temperatura de los nidos es mayor a la habitual. Lo que están investigando ahora es si es que ese aumento de temperatura está provocando que eclosionen menos huevos o que nazcan más hembras que machos.
En Chile, además del plástico, existe una playa que amanece, desde hace años, cubierta de carbón. En junio de 2021, la Corte de Apelaciones de Valparaíso emitió un fallo que suspendía la descarga de ese mineral en la bahía de Quintero con el fin de terminar con el problema. Para evitar la restricción, la autoridad marítima obligó a las empresas a tomar medidas, pero desde entonces al menos 55 varamientos se han registrado en el lugar.
A pesar de que la ciencia ya ha demostrado ampliamente los impactos que genera la industria salmonera en los ecosistemas marinos, en Chile más de 400 concesiones para la cría de salmones se encuentran ubicadas al interior de áreas marinas protegidas de la Patagonia. Una de ellas es el Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos Fiordo Comau, casi el único lugar del mundo donde el coral de agua fría Desmophyllum dianthus vive a tan solo cinco metros de profundidad. El fiordo, sin embargo, está “muy degradado”, aseguran los científicos, debido a los impactos de las concesiones salmoneras y a los efectos del avance del cambio climático.
En México, lo que fue el centro penitenciario de las Islas Marías comenzará a recibir a turistas. Su transformación a un lugar turístico va de la mano con una serie de obras que se realizan en el archipiélago y en la costa de Nayarit. El impulso del turismo en esta región, aseguran los expertos, aumentará la presión sobre los frágiles ecosistemas insulares y costeros, entre ellos los manglares.
En la isla panameña Pedro González, en tanto, una familia poderosa levanta un hotel cinco estrellas con beneficios fiscales millonarios por parte del Estado, mientras el proyecto es cuestionado por violaciones a los derechos humanos y serios impactos medioambientales.
Mongabay Latam también dio seguimiento a los distintos encuentros internacionales que buscan establecer medidas para enfrentar la pérdida de biodiversidad y el calentamiento global.
En la 19ª Conferencia de las Partes (COP19) de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) se acordó proteger a 60 especies de tiburones de las familias Carcharhinidae y Sphyrnidae. Además, la conferencia de las partes (COP15) de la Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica estableció la meta de proteger el 30 % de los océanos al 2030.
Las noticias son menos alentadoras en el caso de las ballenas, porque el encuentro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), encargada de la conservación de estos animales en el mundo, terminó sin avances para uno de los puntos más importantes de la agenda: la creación de un santuario marino en el Atlántico Sur. Especialistas de América Latina acusaron un sabotaje por parte de los países del llamado “bloque ballenero”.