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Medio Ambiente

Así es como las setas forman corros de bruja e inspiran supersticiones

Si tropiezas con un círculo de setas mientras paseas por colinas y valles, quién sabe qué destino te deparará. Puede que te maldiga o te coma un sapo gigante, que te condenen a morir joven o que te doten de una mayor fertilidad. Lo más probable es que enfades a las hadas, que te harán invisible, te atraparán dentro del anillo y te obligarán a bailar hasta la extenuación o bien te arrastrarán a su reino.

Si tienes la suerte de que un amigo organice una misión de rescate con éxito, puede que descubras que has estado fuera más tiempo del que pensabas, que no recuerdes nada de la experiencia o que te desmorones al salir. Pero puede que no todo sea malo: si hay luna llena cuando entras en el círculo, serás bendecido con buena fortuna.

Estas son sólo algunas de las innumerables historias que surgen en torno a los “anillos de hadas” o “corros de bruja” salpicados de setas. Pero, contrariamente a la creencia popular, los corros de bruja (el término más usado en español) no son el resultado de hadas, brujas u otros seres sobrenaturales que bailan y retozan en círculos.

Se forman cuando una espora fúngica crece hasta convertirse en micelio (los hilos subterráneos que forman un único organismo fúngico) y envía una red subterránea de hilos tubulares llamados hifas. Las hifas que forman el micelio crecen uniformemente en todas direcciones y producen un círculo casi perfecto de “cuerpos fructíferos” (hongos) en la superficie. Cuando el micelio central muere, los bordes siguen creciendo y el anillo se ensancha cada año.

Los corros de brujas se encuentran sobre todo en praderas, pero también en bosques, donde viven en simbiosis con los árboles.

Los anillos de hadas se forman por la unión de dos micelios en un micelio singular.

“Funden sus núcleos y luego viven el resto de su vida con un núcleo dividido”, explica Maurizio Zotti, micólogo y ecólogo de la comunidad del suelo de la Universidad Federico II de Nápoles (Italia), especializado en interacciones entre plantas y hongos. “Esto es bastante sorprendente porque son capaces de encender y apagar un núcleo diferente de cada célula para adaptarse a cualquier condición ambiental”.

Explica que los corros de brujas se desarrollan sólo si el suelo que consumen es homogéneo. Su formación circular también mejora sus posibilidades de sobrevivir a posibles patógenos.

No se sabe muy bien por qué se desarrollan los anillos de hadas, pero Zotti está desarrollando un modelo predictivo. “Este verano tomaré muestras en distintas zonas donde aparecen e intentaré comprender la edad de las colonias y las condiciones geomorfológicas y ambientales”, explica Zotti; “intento predecir dónde se formarán. Va a ser realmente complicado”.

Como todavía estamos engatusando a los anillos de hadas para que revelen sus secretos, no es de extrañar que las generaciones anteriores recurrieran a lo sobrenatural para explicar sus orígenes. Los corros de brujas se encuentran en todo el mundo y, curiosamente, casi todas las culturas los asocian también con lo sobrenatural de alguna manera.

Las historias sobre anillos de hadas se remontan a siglos atrás en Europa, África y Norteamérica. También se conocen como círculos de hadas o anillos de hechiceros. En Japón, se llaman shiro, que significa “blanco” y “castillo”, en referencia tanto al color de las setas como al palacio subterráneo que han construido. Las hadas bailarinas o las brujas son el mito de origen más común, pero algunas culturas creen que los anillos de las hadas están donde el diablo colocó su lechera o donde un dragón puso su cola de fuego.

“Puesto que las hadas son los agentes sobrenaturales por excelencia en el mundo gaélico, casi inevitablemente se asociarían a fenómenos extraños ‘antinaturales’ o inexplicables en el paisaje”, explica Barbara Hillers, profesora asociada de folclore en la Universidad de Indiana Bloomington (Estados Unidos); “así que tiene todo el sentido que los anillos de setas se asociaran a las hadas como una especie de recurso explicativo etiológico”.

Aunque el folclore de los corros de brujas puede ser incluso más antiguo, podemos datarlo al menos en el siglo XII con el término inglés medio elferingewort, o anillo de elfo. Los anillos de hadas pueden vivir cientos de años; el más antiguo, hallado en Belfort (Francia), mide casi 800 metros de diámetro y se cree que tiene 700 años.

Zotti afirma que gran parte de lo que sabemos sobre la formación de los corros de bruja tiene su origen en el folclore. Y algunas supersticiones tienen sus raíces en la verdad.

En Inglaterra, se cree que construir casas en praderas con anillos de hadas significa que la casa nunca se caerá. Zotti dice que, efectivamente, las casas construidas en este suelo no tendrán problemas de humedad en el sótano “porque este tipo de hongos necesita un buen drenaje del suelo”.

Los pastores holandeses afirman que la mantequilla sabrá mal si dejan pastar a sus vacas en prados con corros de bruja. “Descubrimos que la razón es que dentro de los anillos de hadas hay una forma de plantas de hoja ancha que liberan sustancias químicas que son amargas y dan este sabor a la leche y el queso”, señala Zotti.

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