William Ripple de la Universidad Estatal de Oregón (OSU), el ex investigador postdoctoral de OSU Christopher Wolf y coautores de Estados Unidos, Países Bajos y Australia presentan su camino restaurativo en un artículo publicado en ‘Environmental Research Letters’, en el que dicen que el camino está inspirado en una compilación única de variables del sistema terrestre, que ilustran cómo las demandas de recursos de la humanidad se han disparado desde 1850, lo que indica un exceso ecológico.
Además de trazar un posible nuevo rumbo para la sociedad, los investigadores dicen que su plan de “cambio de paradigma” puede apoyar el modelado y el debate climático, al proporcionar un conjunto de acciones que enfatizan fuertemente la justicia social y económica, así como la sostenibilidad ambiental.
También sostienen que su escenario debería incluirse en los modelos climáticos junto con las cinco “vías socioeconómicas compartidas” o SSP, que utiliza el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.
“Entendemos que la implementación de nuestro escenario propuesto puede ser un gran desafío dadas las tendencias actuales en las emisiones, la falta de voluntad política y la negación social generalizada, pero sus méritos ni siquiera pueden debatirse honestamente si no se incluye en el conjunto de opciones”, explica Ripple, profesor de ecología en la Facultad de Silvicultura de OSU.
En este trabajo, Wolf, Ripple y sus colaboradores analizaron a largo plazo una serie de variables: emisiones de combustibles fósiles, población humana, PIB, uso de la tierra, concentraciones de gases de efecto invernadero, temperatura global, abundancia de especies de vertebrados silvestres, desigualdad de ingresos y producción de carne.
En conjunto, los datos pintan una imagen completa de los profundos cambios que ha experimentado la Tierra, dicen los autores. “La variable de participación en el ingreso se remonta a 1820 y muestra cómo el 10% superior ha recibido consistentemente al menos el 50% de todos los ingresos, lo que ilustra la desigualdad económica global en el largo plazo”, expone Ripple.
“El camino restaurativo representaría un mundo más equitativo y resiliente con un enfoque en la preservación de la naturaleza como una solución climática natural; bienestar social y calidad de vida; igualdad y altos niveles de educación para niñas y mujeres, lo que resulta en bajas tasas de fertilidad y niveles de vida más altos; y una rápida transición hacia la energía renovable”, añade.
A diferencia de algunas de las vías socioeconómicas compartidas actuales, la vía restaurativa no depende del desarrollo de tecnologías de captura de carbono, ni supone un crecimiento económico continuo como lo hacen los SSP.
“Al priorizar el cambio social a gran escala, nuestra propuesta podría limitar el calentamiento de manera mucho más efectiva que las vías que apoyan el aumento del consumo de recursos por parte de las naciones ricas”, comenta Ripple.
“Nuestro objetivo es doblar las curvas de una amplia gama de signos vitales planetarios, con una visión holística para abordar el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la injusticia socioeconómica. Nuestro trabajo presenta un caso de cómo la humanidad puede embarcarse en el viaje para salvar al mundo de estas crisis ambientales y sociales”, concluye.