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Medio Ambiente

Cómo plantar millones de árboles en el desierto: manual de usuario

El Great Green Belt/Wall de África

Este artículo nace a partir de la lectura de un artículo aparecido en la versión digital del diario The Economist (www.economist.com) en agosto de este año, en el que hablaba del estado en que se encuentra la Great Green Wall de África (también llamado Green Belt). Yo desconocía totalmente la existencia de este proyecto y a raíz de la lectura de este artículo hice una pequeña búsqueda por internet y lo que os presento es el resumen de lo que he visto. Realmente es un proyecto bonito y muy ambicioso, por lo que me parece muy interesante hacer difusión del mismo.

La Green Wall es un corredor verde de 14 Km de ancho y unos 9.000 Km de largo (2016, Google Maps) que atraviesa 11 países (Senegal, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Nigeria, Níger, Chad, Sudán, Eritrea, Djibouti y Etiopía) y que va del océano Atlántico al Mar Rojo. Dicha franja se ha cultivado en lo que se conoce como el Sahel con una mezcla de árboles, arbustos y pastos autóctonos (40 especies distintas). El objetivo principal es crear un cinturón verde que impida que el Sáhara continúe avanzando hacia el sur y permita mantener una agricultura viable protegida por este cinturón verde.

(Origen: Google)

El Sahel es una zona biogeográfica de transición entre las zonas del desierto del Sáhara al norte y la sabana de Sudán al sur. Tiene un clima tropical semiárido caracterizado por una estación seca en los meses más cálidos del año. La vegetación típica son la sabana y los pastos, con pequeños bosquecillos aislados. El cambio climático y el sobre pastoreo están convirtiendo esta zona en un desierto, lo que implica la pérdida del suelo fértil (y por ende de la agricultura) y de la biodiversidad.

La idea fue concebida en 1952 por Richard St. Barbe Baker, un científico británico que propuso plantar vegetación que parara los vientos del desierto, creando un ambiente propicio para la agricultura (reduciendo la erosión eólica, sedimentando las partículas arrastradas por el viento y mejorando el suelo con la fijación del nitrógeno por parte de algunas plantas). Y quedó así como una idea, hasta que en 2005, Olusegun Obasanjo, entonces presidente de Nigeria, planteó la idea ante la Unión Africana (AU). Ya en 2007 se aprobó el plan (creando el programa The Great Green Wall for the Sahara and the Sahel Initiative-GGWSSI) y ese mismo año se iniciaron las primeras plantaciones.

Actualmente están involucrados un gran número de instituciones, tanto públicas como privadas: la FAO, la Unión Africana, la Unión Europea, el African Forest Forum, APEFE, La Unión Árabe del Magreb (UMA), Los Estados del Sahel (CEN-SAD), ECOWAS, Banco Mundial, IGAD, MDG-WCA, PAFO, PAGGW, CILSS, OSS, Naciones Unidas, UNEP, Wallonie-Bruxelles International, ICRAF, WOCAT, RESAL, RADDO, OSS, Royal Botanic Garden of Kew, TERRAFRICA, GEF, CILSS, OSS, UCCD entre otras, que han aportado algo más de 100 millones de euros escalonadamente (African Union Commission, 2016).

El sistema funciona con un plan común (repoblación de una franja de 14 Km con especies locales) gestionado por una única institución (GGWSSI) pero cada país implementa medidas concretas en función de sus características particulares. Así, se ha plantado nueva vegetación, se han restaurado tramos de sabana ya existente, se han implementado nuevos planes de gestión de la sabana y los bosques, se han acotado zonas para favorecer la restauración natural del ecosistema y se han redefinido y controlado las zonas de pastoreo.

Los beneficios que se esperan obtener son:

  • Combatir el cambio climático mediante plantación de árboles/mejora calidad ambiental local.
  • Evitar la pérdida de suelo fértil, que el desierto crezca
  • Crear un ambiente adecuado para la agricultura de subsistencia
  • Crear pequeñas explotaciones agrarias y negocios que mejoren la calidad de vida de la gente local. Dignificar la vida de las personas que viven ahí.
  • Crear un sitio potencial donde poder vivir dignamente y evitar migraciones para buscar nuevos recursos.

En cuanto a la superficie ya reforestada, cada país aporta sus propios datos, de modo que me he encontrado que la información está muy dispersa. Pero parece que se están cumpliendo los resultados: La FAO, en 2013, publicaba una noticia según la cual Senegal había repoblado 27.000 Ha y plantado más de 11 millones de árboles, y Níger había repoblado ya 5 millones de hectáreas. En 2016 la FAO emitía otro comunicado según el cual Etiopía había restaurado 15 millones de hectáreas. Y en la Conferencia de París (Global Climate Summit -COP21-) se acordó aportar 4 billones (USD) más para el proyecto en los próximos 5 años (2016, FAO). De manera que, pese a la situación convulsa que atraviesa esta zona, parece que el proyecto avanza. Pero para ver el alcance de los beneficios aún habrá que esperar a que la vegetación plantada crezca. Habrá que esperar entre 10 y 20 años más. Lo que indudablemente sí se ha conseguido es iniciar y mantener un proyecto ambiental internacional a gran escala, en el que se han involucrado no solo instituciones africanas, sino también europeas y del resto del mundo. Y, ya se han creado puestos de trabajo directos (22.000 puestos directos solo en Senegal, según FAO 2016), se ha creado riqueza y ha habido una mejora ambiental y social. Creo que se está enviando un mensaje al mundo en el que el denominado primer mundo se está preocupando por hacer que África avance y no solo sea un lugar de donde se obtienen recursos.

En resumen, se trata de una iniciativa social, económica y ecológica que ha unido 11 países en un objetivo común. Y parece que el éxito del proyecto se basa en hacer una aproximación multisectorial involucrando a la población local en el mismo.

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