A partir de septiembre, las economías de Latinoamérica podrán verse afectadas por inundaciones, lo que beneficiará a quienes padecieron duras sequías, pero podría perjudicar otras. ¿Qué van a hacer los gobiernos?
El Fenómeno del Niño-Oscilación del Sur (ENOS)., el cual se espera su mayor impacto para América Latina, a partir de septiembre, puede tener consecuencias significativas en las economías de América Latina, afectando diversos sectores como la agricultura, la energía, la industria, el turismo y la infraestructura.
Los eventos de El Niño generalmente se asocian con un aumento de las precipitaciones en partes del sur de América del Sur, el sur de los Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia central. En contraste, también puede causar sequías severas en Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, América Central y el norte de América del Sur.
El Niño genera cambios climáticos extremos a nivel mundial, lo cual también provoca innumerables impactos socioeconómicos y cambios antropogénicos que pueden afectar al mundo entero.
Según la revista Science, El Niño reduce persistentemente el crecimiento económico a nivel país, de aquellos afectados. Para ver un ejemplo de ello, se atribuyeron US$4,1 billones y US$5,7 billones en pérdidas de ingresos globales a los eventos de El Niño de 1982–83 y 1997–98, respectivamente.
“En un escenario de emisiones coherente con las promesas de mitigación actuales, se prevé que el aumento de la amplitud del ENOS y las teleconexiones del calentamiento causen US$84 billones en pérdidas económicas en el siglo XXI, pero estos efectos están determinados por la variación estocástica en la secuencia de eventos de El Niño y La Niña”, explican en la publicación científica.
Según un reciente informe de Moody’s, los gobiernos, empresas y la infraestructura de LatAm cuentan con menos flexibilidad financiera para hacer frente al actual fenómeno de El Niño que hace siete años, cuando golpeó fuertemente a la región.
“El impacto a corto plazo del nuevo El Niño en el crecimiento del PIB dependerá de su gravedad, y los efectos a largo plazo dependerán de los daños en carreteras, escuelas y hospitales”, señaló la calificadora con respecto a la situación regional.
A rasgos generales, en la región, el fenómeno afecta más a los sectores agrícola y minero, pudiendo retrasar el desarrollo de nueva infraestructura e impactando en los precios de la electricidad”.
Según la región el impacto es diferente: sequías en el norte de Brasil, Colombia, Panamá y otras partes de Centroamérica, así como fuertes lluvias en los países costeros del Pacífico, como Ecuador, Perú, además del norte de Bolivia y de Chile, el sur de Brasil, Argentina y Paraguay.
Si el fenómeno fuera fuerte también comprometería la capacidad de los prestatarios de agricultura, ganadería, pesca y minería para pagar los préstamos bancarios, indica la calificadora de riesgo.
Las consecuencias sobre las economías regionales
A nivel global, el fenómeno de El Niño puede afectar más de la cuarta parte de las zonas agrícolas, disminuyendo los rendimientos de cultivos básicos y proteína animal, y también muchos otros relevantes para una dieta integral.
Esto trae como consecuencia un incremento en los costos de producción, así como encarece o interrumpe las cadenas de suministro. Como resultado, se podrán ver elevados los precios de productos básicos e indispensables como el maíz blanco y el frijol.
Lo que suceda con la producción agrícola podría alterar exponencialmente el precio de los alimentos a nivel global, la inflación mundial y los resultados económicos de los países comprometidos, según la OMS.
También trae aparejado pérdidas de capitalización a futuro para los productores que luego de un evento extremo limitan su capacidad de transitar hacia tecnologías y prácticas más resilientes en el futuro.
En regiones de Colombia, Venezuela, Centroamérica y México, el fenómeno de El Niño puede significar sequías –limitando el acceso para consumo humano, para ganadería y riego– lo que más bien sucede en Argentina durante la aparición de La Niña. En Ecuador y Perú, los ríos suelen incrementar sus caudales hasta en 15 veces, inundando amplias áreas de cultivo.
Según el último reporte del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), durante julio de 2023, se registraron lluvias por encima del promedio en parte de la costa de Venezuela, en la costa norte del Ecuador, en la Amazonía norte del Perú y parte del centro de Chile. Las precipitaciones por debajo de lo normal se presentaron en partes de Venezuela y Colombia, en la región de la Amazonía del Ecuador, y parte del norte de Perú.
El costo global del fenómeno de El Niño sería de US$3,4 mil millones, por el arrastre de sus efectos en los próximos 5 años, según un estudio del Dartmouth College de EE UU.
Rodney Martínez Güingla, representante de la Organización Meteorológica Mundial en América Central y del Norte remarcó que en América Latina y el Caribe “tenemos condiciones de vulnerabilidad que han crecido en estas décadas”. Así se refirió a que se pone mucho énfasis en la respuesta inmediata a los problemas, pero se ha avanzado poco en la legislación y las políticas que permitan la “gestión proactiva del riesgo” para que la sociedad se prepare ante los potenciales impactos de El Niño.
Consecuencias y reacciones
- Brasil
Se pronostica que el evento climático alcance su punto máximo a finales de este año, con la posibilidad de persistir hasta al menos febrero, según AgroLatam. Una de las principales preocupaciones radica en la posibilidad de que El Niño provoque un período de lluvias por debajo de lo normal y temperaturas más altas de lo habitual en el centro de Brasil, específicamente en los estados de Mato Grosso y Goiás, durante septiembre, octubre y noviembre.
Esta previsión climática podría tener consecuencias significativas para la siembra de la soja, donde existe el riesgo de que la soja no alcance su máximo potencial de rendimiento. Además, podría tener un efecto dominó en la siembra de maíz safrinha (cultivo de maíz de segunda cosecha), extendiendo la ventana de siembra más allá de lo ideal y aumentando el riesgo de rendimientos bajos .
Sin embargo, hay una nota de esperanza en los pronósticos: se espera que El Niño traiga precipitaciones por encima de lo normal en el sur de Brasil durante los próximos tres meses, aunque el exceso de humedad en la región podría llevar a problemas en la calidad del trigo, que se cosecha en septiembre y octubre, y aumentar la presión de enfermedades en los cultivos de soja y maíz.
- Colombia
Para Colombia enfrentar El Niño pondría fin a un prolongado período de lluvias que causó estragos en sectores como el café, que a diferencia de varios productos del agro, sí podría beneficiarse de una temporada seca.
Desde la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) consideran que los agricultores tienen ahora una mayor preparación para mitigar los efectos del fenómeno de El Niño a partir de las experiencias del pasado, pero que en todo caso la efectividad de estas medidas dependerá de la intensidad con la que este se presente.
Entre las actividades agrícolas potencialmente beneficiadas por el evento climático se encuentra el cultivo de la caña. Lo mismo podría ocurrir con los cítricos, puesto que también podría haber un efecto positivo en cuanto a la floración, cantidad de fruta y el dulzor.
Por otro lado, la producción lechera es la actividad pecuaria más amenazada, debido a que menores lluvias significa menor cantidad de pasto para las vacas, y la necesidad de usar alimento balanceado, costo que no todos los productores lecheros pueden asumir.
Además, los precios de la energía eléctrica aumentarían de manera contemporánea, mientras que el gas natural y los alimentos tardarían entre 3 a 5 meses en reflejar presiones por la disrupción climática.
“Bajo un escenario de El Niño moderado, la inflación cerraría el 2023 en dos dígitos; sin embargo, la disminución de tarifas en educación superior y la apreciación del peso colombiano mitigarían parte de las nuevas presiones”, concluye John Fredy Escobar Posada, gerente de investigaciones económicas del Sector Agroindustria del Grupo Bancolombia.
- Perú
En Perú ya se declaró el alerta por El Niño Costero y se prevén lluvias de intensidad moderada a fuerte en la zona septentrional del país para el verano de 2024, según dieron a conocer fuentes oficiales.
Para el trimestre agosto-octubre de 2023, a lo largo de la costa del Perú los valores de la temperatura del aire se mantendrían por encima de lo normal, y en la costa norte se desarrollarían lluvias ligeras y esporádicas de forma localizada, según indica el Estudio Nacional del Fenómeno del Niño de Perú.
En cuanto a los recursos pesqueros pelágicos, para las próximas semanas, debido al calentamiento anómalo, se espera que la anchoveta mantenga una distribución más costera y profunda respecto a lo normal. Además, continuaría el incremento de la actividad reproductiva y desovante para llegar a su periodo principal de desove en las siguientes semanas. Por otro lado, se mantendría la disponibilidad y accesibilidad del bonito.
En las siguientes semanas, respecto a los recursos demersales, se mantendrían bajos los desembarques de la merluza, como efecto de los cambios en su distribución. De otro lado, se prevé la permanencia de especies indicadoras de aguas cálidas en la zona costera. Se espera que las condiciones cálidas anómalas no impacten significativamente sobre la disponibilidad de la pota para la pesquería.
Ante esta situación, el gobierno peruano destinará US$397,5 millones para actividades preventivas como limpieza y descolmatación de ríos y quebradas ante la posibilidad de lluvias torrenciales e inundaciones.
- Ecuador
Se prevén que las lluvias de mayor intensidad se produzcan entre febrero y marzo de 2024 en Ecuador. El Centro Internacional de Investigación del Fenómeno de El Niño (Ciifen), en el que participa el gobierno ecuatoriano, pronostica precipitaciones por encima de lo normal en toda la región costera de Ecuador en el próximo verano austral.
Desde mediados de junio de 2023, el Gobierno ecuatoriano socializó los detalles de sus planes de acción para mitigar los efectos y consecuencias de El Niño en las diferentes regiones del país, esto incluye la coordinación de ayudas humanitarias internacionales, el fortalecimiento de instituciones de primera respuesta, el aseguramiento de alojamientos temporales y canalización de recursos económicos.
- Argentina
Argentina junto con Australia es uno de los principales productores y exportadores de trigo. El país latinoamericano viene de enfrentar la peor cosecha desde 15/16, con la menor productividad desde 09/08, impulsado por la sequía, por lo que se espera que las lluvias de El Niño impulse la recuperación del trigo este y el próximo año, según la empresa de inteligencia de mercado hEDGEpoint Global Markets.
Según las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la cosecha de soja de Argentina 2022/23 alcanzaría la cifra de 21,5 MTn. Ello implica una producción inferior a los 23 millones estimados previamente.
Con respecto al maíz, las previsiones son una producción de 32 millones de toneladas. Por su parte, la entidad considera que la siembra de trigo para la temporada 2023/24 abarcará un área de 6,7 millones de hectáreas, 6.000 hectáreas más que la siembra anterior.
Nelson Larrea, ejecutivo de la Dirección de Programación de Sector Privado del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) dio cuenta públicamente que la Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación (FAO) se encuentra activando los protocolos de acción anticipada, que ha venido desarrollando con diversos países bajo tales condiciones, lo que incluye a varios de ALC; esto significa la incorporación de semillas tolerantes a la sequía y mayores temperaturas, el reparto de alimento para el ganado, vacunas, rehabilitar tomas de riego, canales y otros puntos de agua, además de desarrollar capacidades en cosecha de agua, entre otros.
- Chile
El fenómeno meteorológico El Niño ha provocado un incremento de las precipitaciones en Chile este año con respecto los anteriores. Y aunque las lluvias en el centro de Chile todavía son un 20% inferiores al promedio, las temperaturas más cálidas en el invierno del hemisferio sur han provocado más lluvias en altitudes más altas, lo que ha derretido la capa de nieve provocando inundaciones.
Según informó Bloomberg, el presidente Gabriel Boric, declaró el estado de catástrofe en partes del centro de Chile después de que una extraña ola de calor durante el invierno terminara con lluvias torrenciales, lo que obligó a la evacuación de millas de personas y mató a dos.
El estado de catástrofe permitirá al Gobierno desviar fondos y asistencia a las regiones de O’Higgins, Maule, Ñuble y Bio Bio, dijo Boric. El presidente continuó advirtiendo que los desastres ambientales se volverán más comunes debido al calentamiento global.
Impacto sanitario
Dengue y malnutrición son algunas de las afecciones para las que los gobiernos de LatAm deben preparase, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), producto de la sequía y las altas temperaturas ocasionadas por el fenómeno metereológico.
Concretamente, y según la OMS, a nivel sanitario Centroamérica y el norte de Sudamérica constituyen las regiones que podrían verse más afectadas: el norte de Colombia, Perú y Venezuela, así como El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua y Surinam.
Consecuentemente, y tras la caída de las cosechas se podría limitar el acceso a los alimentos, sobre todo en las localidades más vulnerables. Además, las condiciones secas podrían provocar una grave escasez de agua.
El contexto previo tampoco tampoco es favorable. Una evaluación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha revelado alarmantes alertas de precios de alimentos en América Latina. Al 10 de mayo de este año ya se han registrado incrementos en los precios internos de ciertos alimentos básicos.
Argentina ha experimentado aumentos en los precios al por menor de la harina de trigo, marcando incluso récords en marzo de 2023. Esto podría tener un impacto en la producción y disponibilidad de productos derivados del trigo, como el pan y la pasta.
Nicaragua , por su parte, ha enfrentado un aumento significativo en los precios de los frijoles rojos, los cuales subieron en abril hasta niveles un 60% más altos que en marzo de 2023. Esta situación podría afectar el acceso a una fuente importante de proteínas para la población.
México enfrenta una alerta moderada en relación con el maíz blanco. Aunque los precios del maíz blanco han disminuido mensualmente en Puebla, siguen siendo mucho más altos que los niveles del año anterior, lo que podría repercutir en la disponibilidad y accesibilidad de este alimento básico.
Mientras que los precios de los alimentos preocupan, la nutrición y seguridad alimentaria también son desafíos apremiantes en varios países:
Guatemala se enfrenta a una alarmante tasa de desnutrición crónica infantil, especialmente en niños menores de cinco años, donde el 45% de las muertes están relacionadas con la desnutrición. El país es el líder en casos de desnutrición infantil en América Latina y el sexto en el mundo. Más de 4 millones de personas cuya dieta se basa en el maíz no están recibiendo una alimentación adecuada, y la crisis climática ha agravado aún más esta situación.
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia también luchan con niveles insuficientes de consumo de alimentos, lo que indica desafíos persistentes en la seguridad alimentaria en estas naciones.
Haití , afectado por la violencia armada y un brote de cólera, ha visto aumentar el número de niños que sufren desnutrición aguda grave. Se espera que más de 115,600 niños experimenten emaciación grave en 2023, en comparación con los 87,500 de 2022.