El plástico inunda ya los lugares más remotos del planeta y, más cerca de nuestras fronteras, supone el 95 por ciento de los residuos del Mar Mediterráneo, cuya contaminación acapara la más alta densidad de microplásticos flotantes en sus aguas. Hasta hace poco, los científicos creían que la contaminación por plásticos del océano venía principalmente de 20 ríos. Sin embargo, un estudio publicado en mayo de 2021 descubrió que el plástico que inunda los océanos llega a través de más de mil ríos de todo el mundo, lo que complica las posibles soluciones. Debido a la inmensidad y profundidad de los océanos, el hombre creía que podría utilizarlos para verter basura y sustancias químicas en cantidades ilimitadas sin que esto tuviera consecuencias importantes.
Los partidarios de continuar con los vertidos en los océanos incluso tenían un eslogan: «La solución a la contaminación es la dilución». En la actualidad, basta con fijarse en la zona muerta del tamaño del estado de Nueva Jersey que se forma cada verano en el delta del río Mississippi, o en la extensión de 1.600 kilómetros de plástico en descomposición en el Pacífico Norte para darse cuenta de que esta política de la «dilución» ha contribuido a llevar al borde del colapso lo que tiempo atrás fue un ecosistema oceánico próspero.
Los océanos han sufrido a manos del hombre durante miles de años. Sin embargo, los estudios llevados a cabo en los últimos años demuestran que la degradación, especialmente en las zonas costeras, se ha acelerado notablemente en los últimos tres siglos, a medida que han aumentado los vertidos industriales y la escorrentía procedente de explotaciones agrarias y ciudades costeras.
La contaminación es la introducción de contaminantes nocivos que no son habituales en un ecosistema determinado. Algunos de los contaminantes más comunes derivados de la actividad humana son los plaguicidas, herbicidas, fertilizantes químicos, detergentes, hidrocarburos, aguas residuales, plásticos y otros sólidos.
Muchos de estos contaminantes se acumulan en las profundidades del océano, donde son ingeridos por pequeños organismos marinos a través de los cuales se introducen en la cadena alimentaria global. También los grandes habitantes del océano sufren las consecuencias. Los científicos incluso han descubierto que los medicamentos que ingiere el hombre y que no llegan a ser procesados completamente por su organismo acaban en el pescado, la sal o el marisco que comemos.
Una buena parte de los contaminantes que encontramos en los océanos son liberados en el medio ambiente mucho antes de llegar a las costas. Los fertilizantes ricos en nitrógeno que utilizan los productores agrícolas en zonas de interior, por ejemplo, acaban en las corrientes, ríos y aguas subterráneas locales, y más tarde se depositan en los estuarios, bahías y deltas. Este exceso de nutrientes puede provocar un crecimiento masivo de algas que consumen el oxígeno del agua, generando zonas en las que no puede haber vida marina o apenas existe. Los científicos han descubierto 400 zonas muertas con estas características por todo el planeta.
En el año 2021, un tratado internacional para regular la contaminación por plástico empezó a tomar forma. La lucha contra el plástico, por la envergadura del problema, requiere una implicación internacional. Sin embargo, las políticas contradictorias, las incoherencias y la falta de transparencia arraigadas en el comercio mundial de plásticos hacen difícil controlar la creciente acumulación de residuos.
El pasado marzo, más de 100 países expresaron su apoyo a un tratado mundial contra el plástico, y aquellos involucrados en los debates preliminares creen que podría aprobarse uno a tal velocidad que podría crear cambios.
Según dos recientes estudios, para corregir el problema de los residuos plásticos se necesita un cambio fundamental en nuestro planteamiento sobre la fabricación, el uso y la forma de desechar los plásticos, pero aún estamos a tiempo.
En marzo de 2022 la ONU anunció que 175 países habían emitido una resolución histórica para acabar con la contaminación del plásticos. Según anunció la organización en su web: “Los líderes políticos han pedido a la agencia de la ONU para el medio ambiente que redacte un tratado vinculante que limite la contaminación que está causando el plástico con una estrategia que aborde el ciclo completo de vida de este material, desde su producción a su eliminación, pasando por su uso”. Es acuerdo definitivo se debería firmar en 2024.