El surgimiento de varios brotes de viruela del mono en Estados Unidos, Canadá, Australia y varios países en Europa nos ha recordado al temible patógeno que durante siglos devastó a la humanidad.
La viruela humana es una de las enfermedades más letales que han existido y estudios en momias egipcias sugieren que pudo estar circulando entre nosotros desde hace al menos 3.000 años.
Solo en el siglo XX se estima que mató a alrededor de 300 millones de personas.
Por fortuna, la viruela humana se convirtió en la primera enfermedad erradicada de la historia hace más de 40 años, cuando la Organización Mundial de la Salud certificó su fin en 1980 tras una exitosa campaña de vacunación global.
De momento, las autoridades médicas indican que las probabilidades de ver una transmisión descontrolada son bajas y señalan que su letalidad está lejos de la causada por la implacable viruela humana.
En BBC Mundo analizamos las diferencias entre estos dos virus muy parecidos de la misma familia de los orthopoxvirus.
Es la pregunta que seguro muchos se hacen al escuchar hablar de una enfermedad desconocida. Sobre todo si comparte el nombre con una de las más mortales de la historia.
“Afortunadamente, la viruela del mono es bastante más leve que la versión mayor de la viruela humana, que llegó a alcanzar un 30%“, explica a BBC Mundo Raúl Rivas González, catedrático de microbiología en la Universidad de Salamanca en España.
Sucede de forma parecida con la viruela del mono, aunque con porcentajes inferiores de mortalidad. Existen dos “clados” o versiones: el de África cccidental y el de África central.
“El de África occidental es el más leve, con una mortalidad de entre el 1% y el 10%, y parece ser el que está originando el brote en Europa”, dice Rivas,
“El de África central, por otra parte, es más virulento y peligroso y puede llegar a matar a alrededor del 20% de infectados”, agrega.
Jacob Lorenzo Morales, director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias en España, ofrece los mismos porcentajes y explica que los niveles más altos de letalidad se concentran en poblaciones determinadas.
“Por los datos que hemos visto, las mayores letalidades se dan en zonas rurales muy pobres en África y, en general, en muchos niños por su sistema inmune menos desarrollado”, apunta para BBC Mundo.
Estamos en medio de la pandemia de coronavirus donde nos enfrentamos a un patógeno altamente transmisible, pero este no es el caso de la viruela del mono.
Este tipo de viruela, a su vez, también parece transmitirse con menor facilidad que la viruela humana.
“Es un virus que se transmite muy bien entre animales, pero una vez salta de animal a humano no tiene una alta capacidad de transmitirse”, dice Lorenzo Morales.
Las autoridades médicas señalan que todavía no hay mucha información sobre las posibles vías de transmisión entre humanos en los brotes actuales.
Por lo que se conoce, se transmite principalmente a través de contactos estrechos e intercambios de fluidos corporales. Muchos de los casos en Europa parecen estar vinculados a la transmisión sexual.
“La viruela erradicada se transmitía de forma similar, pero el contagio entre humanos era mucho más fácil”, recuerda Lorenzo Morales, quien no descarta que en el futuro la viruela del mono pueda hacerse más eficiente en la forma de transmitirse.
Raúl Rivas explica que esta viruela es un virus bastante estable y que varía muy poco. Pero a su vez, Morales menciona que “es un patógeno relativamente nuevo, acostumbrándose a vivir entre nosotros, y todavía no está especializado en multiplicarse e infectarnos”.
La viruela humana solo podía transmitirse entre humanos. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, no hay evidencia científica de que la viruela pueda transmitirse por insectos u otros animales.
El origen de la viruela es desconocido. En el caso de la viruela del mono, se le llama así por descubrirse en colonias de monos mantenidos para labores de investigación en 1958.
En ambas enfermedades, el cuadro clínico comienza de forma similar, aunque es algo más leve en la viruela del mono.
“Como en la mayoría de infecciones, empiezan con fiebre y también es común el malestar corporal, cansancio, dolor muscular y en la garganta”, describe Rivas.
“Luego, con el paso de los días, la viruela del simio suele hinchar los ganglios linfáticos, tanto los cervicales, maxilares, axilares y en las ingles. Esto no ocurría con la viruela humana”, añade Rivas.
El período de incubación de la viruela símica suele ser de 7 a 14 días, pero puede reducirse a 5 y elevarse a 21 días.
En el caso de la viruela humana, la incubación puede durar entre 7 y 19 días, aunque la duración media era entre 10 y 14 días.
La viruela fue erradica gracias a una campaña de vacunación histórica que puso fin a miles de años de muertes causadas por el patógeno.
Dado que el virus de la viruela del mono está estrechamente relacionado con el que causa la viruela, la vacuna contra esta última también ha mostrado ser efectiva para las dos enfermedades.
En este caso, las personas mayores de 55-60 años que fueron vacunadas contra la viruela antes de su erradicación podrían tener entonces una inmunidad considerable contra la viruela del mono.