Por primera vez en la historia de Estados Unidos, la comunidad científica ha lanzado esta semana una operación de emergencia para rescatar a los peces sierra de dientes pequeños, en peligro crítico de extinción, que están sucumbiendo rápidamente a una misteriosa enfermedad que asola los Cayos de Florida.
A principios de abril habían muerto 30 peces sierra, todos ellos jóvenes o adultos de entre dos y cuatro metros de longitud. Es probable que en Florida sólo vivan unas 650 hembras reproductoras, una de las dos únicas poblaciones salvajes que quedan debido a la sobrepesca y la pérdida de hábitat en todo el Atlántico.
“Este nivel de mortalidad en una especie en peligro de extinción no tiene precedentes. Y por tanto, hasta cierto punto, se trata de una respuesta sin precedentes”, afirma Adam Brame, coordinador de recuperación de peces sierra del departamento de medio marino de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA Fisheries, por sus siglas en inglés), una de las agencias gubernamentales que trabajan con una red de acuarios privados y organizaciones sin ánimo de lucro para capturar a los peces y llevarlos a cautividad.
El pez sierra de dientes pequeños, un tipo de raya, tiene un cuerpo aplanado con una gran sierra dentada o rostrum. La sierra se inclina de lado a lado para agitar los bichos del fondo marino y aturdir a los peces, y la utilizan para defenderse de depredadores como los tiburones.
“Parece un cortasetos por delante, una raya por el medio y un tiburón por detrás”, explica Brame; “si pones esas tres cosas juntas y tienes un pequeño caldero, entonces, puf, sale un pez sierra”.
El pez sierra de dientes pequeños, que puede vivir 30 años, también destaca por ser el primer pez marino que recibió protección federal en virtud de la Ley de Especies en Peligro de Extinción, en 2003. Los esfuerzos de conservación han ido recuperando poco a poco la población del pez sierra, hasta ahora.
“Toda la población estadounidense depende de Florida, que es como un bote salvavidas”, afirma Yannis Papastamatiou, biólogo marino y experto en tiburones de la Universidad Internacional de Florida, que no participa en la iniciativa de rescate.
Por eso, dice, es tan crucial una respuesta tan urgente. “Empezar a perder de repente todos estos animales (…) podría ser potencialmente catastrófico y podría hacer retroceder décadas de conservación”.
Desde noviembre de 2023, un total de 57 especies de peces en Florida han mostrado el comportamiento giratorio, causado por un culpable desconocido que está siendo investigado.
Para rescatar a las rayas, el equipo de recuperación está supervisando una línea directa a la que el público puede llamar para informar de avistamientos de peces sierra enfermos o en peligro, que viven en aguas costeras poco profundas.
Si se informa de uno, el equipo se desplaza en barco para encontrarlo y determinar si es posible capturarlo. A diferencia de las tortugas marinas o los mamíferos marinos que respiran aire, los peces sierra necesitan permanecer bajo el agua.
Una vez localizado el pez sierra, el equipo tomará medidas y muestras de sangre, además de etiquetar al animal para que, si vive, pueda ser encontrado más tarde, explica Brame.
Si es posible sacar al animal, los expertos lo izarán al barco o a una pequeña embarcación llena de agua remolcada detrás del barco. A continuación, llevarán al pez sierra a un tanque de retención local en los Cayos de Florida para vigilar su estado, dice Brame.
Si el pez parece estable, puede ser transportado a una de las tres instalaciones asociadas, incluido el Laboratorio Marino y Acuario Mote, en un camión especializado que es básicamente un acuario móvil de más de 100 000 litros.
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Una vez en el centro, el personal observará y rehabilitará al animal hasta que se recupere. En el mejor de los casos, una vez resuelto el problema, el pez será devuelto a su hábitat natural.
Nadie sabe cuál es la causa de que los peces giren en círculos y mueran, aunque los científicos han descartado las altas temperaturas del agua, la falta de oxígeno, los parásitos o una marea roja. Sin embargo, los científicos han encontrado niveles elevados de ciertas toxinas producidas por un tipo de algas microscópicas.
Brame afirma que el rescate del pez sierra estuvo motivado en parte por la incertidumbre sobre la causa de las muertes y sobre cuándo terminará.
“Sentarse a esperar a que muera una especie en peligro es una irresponsabilidad”, afirma.
“No estamos seguros de cómo va a acabar, obviamente, esto no se ha hecho nunca. Pero mientras demos pasos positivos, el esfuerzo continuará”.