Las arañas Joro vuelven a ser noticia y, a juzgar por los titulares, todo el mundo está condenado.
“Arañas voladoras venenosas gigantes… se dirigen a la zona de Nueva York”, dice CBS News. “La costa este se prepara para la invasión de arañas venenosas del tamaño de la palma de la mano capaces de volar”, se hace eco Fox Weather. Y The Guardian califica a los arácnidos de “nauseabundos”.
Por supuesto, los científicos que estudian estos animales, originarios de Asia, afirman que tales descripciones son, en el mejor de los casos, engañosas.
Floyd Shockley, entomólogo y gestor de colecciones del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural de Washington, D.C., dice estar “mortificado” por algunos de los titulares sensacionalistas: “No hay pruebas de que hayan llegado a Nueva York”.
Si bien es cierto que las arañas joro llegaron a Georgia en 2014 por medios desconocidos y pueden sobrevivir en Estados Unidos, su colonización del continente no es precisamente inminente. Hasta ahora, las arañas han sido vistas en Georgia, las Carolinas, Tennessee y Oklahoma, con algunas pequeñas poblaciones satélite en lugares como Maryland.
Además, se ha exagerado sistemáticamente la amenaza que suponen estos arácnidos negros y amarillos.
Por ejemplo, un artículo reciente de Gothamist describe a las arañas con “un cuerpo de unos diez centímetros de largo y patas que abarcan de quince a veinte centímetros, más o menos del tamaño de una mano humana”.
“Eso es completamente ridículo”, dice Shockley. “Tendrías que estirar esta cosa como un dispositivo de tortura medieval para conseguir [patas de] cuatro pulgadas [10 centímetros], por no hablar de seis pulgadas [15 centímetros]”.
Es más, en esta época del año, todas las arañas joro de Estados Unidos no son más grandes que un grano de arroz. Los adultos mueren cada invierno, los huevos eclosionan en primavera y el ciclo vuelve a empezar.
Ante tanta desinformación, echemos un vistazo a otras afirmaciones que circulan por Internet.
“Por la forma en que están redactados los titulares, parece como si fueran los monos del Mago de Oz”, afirma David Coyle, profesor adjunto y experto en especies invasoras de la Universidad de Clemson (en Carolina del Sur, EE. UU.).
En realidad, ninguno de los ejemplares de grandes joros adultos que suelen aparecer en las noticias es capaz de volar. Sin embargo, cuando son crías, el joro y muchas otras arañas pueden surcar los cielos en un proceso de dispersión común llamado vuelo en globo.
“Justo después de nacer, las pequeñas crías pueden tener el tamaño de una semilla de sésamo”, dice Coyle. “Algunas se elevarán y levantarán el abdomen. Sacarán unas cuantas hebras de seda y algunas se las llevará el viento”.
“Odio decírselo a la gente, pero cada primavera hay probablemente miles de arañitas volando en globo sobre tu cabeza, y la gente no tiene ni idea de que está ocurriendo”.
En cuanto a su “vuelo” a nuevos estados, Shockley dice que “han ampliado su área de distribución, pero no es sorprendente que una especie introducida en 10 años se haya desplazado, ya sabes, un estado”.
Añade que “todavía no sabemos realmente nada sobre cómo [sobrevivirían] a los inviernos del noreste, porque obviamente todavía no están allí”.