Nuevas imágenes, exclusivas de National Geographic, muestran que ni siquiera los paraísos marinos más remotos están a salvo del impacto del cambio climático.
La isla de Lord Howe, en Australia, a dos horas de vuelo de Sídney, alberga el arrecife de coral más meridional del mundo, y sus aguas protegidas son un paraíso para la vida marina.
Este año, los investigadores quedaron desolados cuando una doble tragedia golpeó los prístinos arrecifes de la región. El aumento de las temperaturas oceánicas y las mareas más bajas de la historia acabaron con muchos corales sensibles.
“Esto demuestra realmente lo extendidos que están los impactos del cambio climático en nuestros ecosistemas marinos”, afirma Bill Leggatt, profesor de la Universidad de Newcastle (Australia).
Los corales son animales que mantienen una relación mutuamente beneficiosa con unas microalgas llamadas zooxantelas. Las algas viven en el interior del coral y le proporcionan alimento a cambio de cobijo. Son estas zooxantelas las que dan a los corales sus impresionantes colores.
Pero esta relación es frágil. Cuando las aguas se calientan demasiado, aunque sea uno o dos grados, los corales expulsan las algas y se vuelven blancos.
“Los corales no son como nosotros. No pueden ir al médico. No tienen fiebre ni tos. Si los corales se estresan, pierden sus algas y eso es el blanqueamiento del coral”, dice Leggatt.