El National Geographic Explorer Hinsby Cadillo-Quiroz enseñaba ecología microbiana cuando su carrera científica adquirió un significado más personal. Era 2017 y recibió la noticia de que la casa de su madre en Huarmey, un pequeño pueblo costero peruano al norte de Lima, había sido arrasada por el clima extremo que tras uno de los fenómenos más fuertes de El Niño que el país había visto en décadas.
Como una de las decenas de miles de personas desplazadas, la madre de Cadillo-Quiroz vivió en su tejado durante meses. “No pudo rescatar nada. Todas las fotos de la infancia, los videos, las cosas que no son reemplazables, todo eso desapareció”, recuerda Cadillo-Quiroz. Para este ecólogo microbiano, el evento le dio un nuevo sentido a su trabajo: identificar soluciones a los desastres provocados por el cambio climático, a nivel microbiano para beneficiar a gran escala (macrobiano).
“Bueno”, comienza hablando de cómo experimentar esta tragedia moldeó su motivación única; “tengo un interés en esto, es decir, ya perdí los recuerdos de mi infancia y mi familia y amigos sufrieron. No quiero que le ocurra esto a otras personas, no quiero esto para ti. Así que estoy muy motivado para tomar el trabajo en esto muy en serio”. Parte de su trabajo consistió en identificar soluciones a largo plazo, pero con las amenazas relacionadas con el cambio climático cada vez más frecuentes, el equipo de investigación de Cadillo-Quiroz se ha centrado en explorar formas más inmediatas de mitigar la destrucción provocada por un problema que ya está aquí.
“Hay prisa y, por lo tanto, siempre estamos tratando de tener un despliegue y pruebas casi inmediatos para marcar la diferencia en un período de tiempo más corto”, dice.
Cadillo-Quiroz hace entrevista desde la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), donde es profesor de microbiología e investiga el papel de los microbios en los ecosistemas y los procesos de la tierra. Los microorganismos son tanto productores como consumidores de los principales gases de efecto invernadero responsables del calentamiento de la tierra: dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Los microbios representan una biomasa exponencialmente mayor que todos los animales de la Tierra juntos, por lo que, aunque invisibles a simple vista, Cadillo-Quiroz enfatiza la importancia de comprender la magnitud de su presencia y acciones. “La selva amazónica está repleta de microbios en casi todas las superficies. De hecho, la Amazonía es una de las últimas fronteras para un ecólogo que busca descifrar cómo los microbios, las plantas y los animales sostienen lo que yo llamo un jardín del Edén”, dice Cadillo-Quiroz. Científicamente, hay mucho que aprender, de ahí el amor y el enfoque de Cadillo-Quiroz por la región.
Las condiciones ambientales, a menudo influenciadas por los seres humanos, determinan si los microbios que producen o consumen gases de efecto invernadero son altamente activos o no. La investigación de Cadillo-Quiroz examina cómo estas diminutas criaturas se ven afectadas e influyen en el termostato global, y el trabajo podría ayudar a hacer predicciones sobre los cambios en el nivel del gas.
Una pregunta que científicos como Cadillo-Quiroz buscan responder es cómo hacer que el cambio climático sea importante para las personas que no están agobiadas directamente por sus efectos.
“Lo que siempre le digo a esto es ‘eso es exactamente lo que quieres, es que los efectos estén lejos porque el día que te afecte directamente es demasiado tarde. Se va a llevar por delante tu puerta y vas a poder hacer poco al respecto en ese momento. No vamos a esperar a que toda la Amazonía desaparezca para preocuparnos por los efectos que podría tener el cambio climático en latitudes donde otras personas no se ven afectadas en ese momento inmediato”.
La fascinación de Cadillo-Quiroz por los microbios comenzó a una edad temprana. Se interesó en el micromundo después de ver por primera vez el agua sucia bajo un microscopio cuando tenía 11 años y estaba en la escuela secundaria. “Las cosas que están ahí. Las formas, la velocidad a la que se mueven. Es otro universo completamente diferente”, recuerda Cadillo-Quiroz.
Esta primera visión del micro universo “bajo nuestras narices” lo conmovió. “Es increíble aprender sobre planetas y galaxias, pero están muy lejos. Bajo el microscopio, se parece a otras galaxias, excepto que están justo ahí. Se pueden hacer cosas con ellas”.
Edward O. Wilson, uno de los nombres más importantes de la biología evolutiva de las últimas décadas, se retiró con su propia revelación sobre los microbios después de dedicar su vida principalmente a los insectos y a los humanos. “Me dijo: ‘Mira, si volviera a hacer esto me convertiría en ecólogo microbiano’. 10 000 millones de bacterias viven en un gramo de tierra ordinaria, con una simple pizca entre el pulgar y el índice. En esa pizca de tierra, tienes el secreto de la vida, el secreto para mantener la vida en la Tierra”, agrega Cadillo-Quiroz.
Cadillo-Quiroz está tan intrigado por lo que los microbios revelan sobre sí mismos como por sus misterios y reconoce los desafíos de trabajar con un tema que es invisible a simple vista. “A falta de poder verlos, pesarlos, tocarlos, hay que confiar en muchas otras formas de revelar su proceso, mostrar sus complejidades”.
“Puedo sorprenderte y crear fuego a partir de la respiración de los microbios. Puedo llevarte a un estanque y exprimir el suelo y verás burbujas, y si le pongo un mechero puedo encenderlo. Puedo mostrarte que es la respiración, la respiración de los microbios lo que mantiene el fuego en su interior”.
La tecnología de vanguardia también ayuda. Un espectrofotómetro de masas es un dispositivo que Cadillo-Quiroz utiliza para separar moléculas. Es tan preciso que puede ofrecer un vistazo a cómo los microbios secuestran carbono. Los microbios ingieren un trozo de materia vegetal muerta (que contiene carbono) y transforman el carbono en un metabolito, un producto del metabolismo del microbio. El metabolito podría permanecer en ese estado durante miles de años en el medio ambiente, evitando así que el carbono de la materia vegetal muerta se libere a la atmósfera.
El mundo microbiano es difícil de ver, pero demuestra que es vasto. “Los microbios, solo los que están en la Tierra, son muchos más en número que las estrellas que podemos ver [en el universo]”, ilustra Cadillo-Quiroz.
En este momento, Cadillo-Quiroz se está enfocando en una tendencia preocupante en la Amazonía. Es un lugar donde la presencia microbiana está disminuyendo y la Amazonía, que históricamente ha servido como uno de los sumideros de carbono más eficientes del mundo, se está convirtiendo en una fuente de carbono. La evidencia más notable de esto se encuentra en los suelos que quedan tras el paso de la minería.
Desde 2022, Cadillo-Quiroz ha trabajado junto a sus compañeros exploradores Josh West y Jennifer Angel-Amaya como parte de uno de los equipos de la National Geographic y Rolex Perpetual Planet Amazon Expedition, un viaje científico y narrativo de varios años que abarcará toda la cuenca del río Amazonas, desde los Andes hasta el Atlántico. Cadillo-Quiroz y su equipo están explorando dos ríos en la Amazonía peruana para comprender mejor el impacto de la deforestación y la minería en los ríos y en la calidad general del agua. Incluso el problema comúnmente conocido de la contaminación por mercurio tiene efectos más amplios que requieren más investigación, y las amenazas más grandes de las operaciones mineras no reguladas siguen siendo poco estudiadas.