“Fue cosa de minutos, arrasó con todo inmediatamente”, lamenta Marianela Miranda.
Como muchos de sus vecinos, esta ama de casa de 57 años ha perdido su vivienda y prácticamente todas sus posesiones en el voraz incendio que arrasó más de 120 hectáreas en Viña del Mar, unos 100 kilómetros al noroeste de Santiago de Chile.
Las llamas causaron dos muertes y afectaron a 330 viviendas con un total de 948 damnificados, según el nuevo balance presentado por las autoridades este martes.
Estas indicaron que el incendio aún está activo fuera de zonas pobladas, pero ya controlado y en observación.
En uno de estos asentamientos informales, conocidos en Chile como “tomas” de terreno, tenía su casa Marianela.
“Mi casa era hermosa”, recuerda, en una conversación telefónica con BBC Mundo.
Marianela se mudó hace 17 años a uno de estos asentamientos, llamado Vistas al Mar, con su marido, transportista de equipos eléctricos, y su hijo, que ahora tienen 48 y 23 años respectivamente.
Precisamente en el patio se encontraba cuando comenzó a llover ceniza el pasado jueves.
Y cuando levantó la vista vio cómo las llamas se acercaban a toda velocidad.
“No me dio tiempo a preparar nada. Solo comencé a gritar y mi marido, que estaba regando, se dio cuenta de lo que ocurría y me dijo: toma tus documentos y vámonos”, recuerda.
“Tengo dos perritos chicos, los tomé también y de allí ya salimos. No podíamos hacer nada más”.
De aquellos momentos de tensión también recuerda la inusual virulencia del incendio.