La deforestación en la Amazonía brasileña aumentó un 150% en diciembre de 2022, último mes de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, respecto al mismo período del año anterior, según los datos analizados por el Sistema de Detección de la Deforestación en Tiempo Real (DETER, por las siglas en inglés), gestionado por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil. En concreto, los satélites observaron la pérdida de vegetación en 218,4 kilómetros cuadrados de bosques amazónicos en el pasado mes de diciembre, mientras que en diciembre de 2021 las pérdidas fueron de 87,2 kilómetros cuadrados.
En conjunto, durante 2022, la parte brasileña de la cuenca del Amazonas registró una pérdida de 10.267 kilómetros cuadrados de zonas boscosas, la peor cifra desde que, en 2015, se inició el control de este tipo de datos con imágenes de satélites. Hasta ahora, la primera posición en este ránking de deforestación estaba ocupado por 2019 (el primer año de mandato de Jair Bolsonaro), en el que se deforestaron 9.178 kilómetros cuadrados de bosques en esta parte de la cuenca amazónica.
Lábrea y Apuí, en el sur de la Amazonia brasileña, encabezan el ranking de municipios con mayor área deforestada de agosto a diciembre de 2022. Estas poblaciones se encuentran en el eje de la BR-319 (Manaus-Porto Velho), carretera diseñada en los años 1970 por la dictadura militar de Brasil y recuperada durante el mandato de Jair Bolsonaro. La licencia previa para la pavimentación de una parte importante de esta carretera fue otorgada en junio pasado, desoyendo las opiniones de técnicos del propio ministerio de medio ambiente de Brasil. Diversas organizaciones ambientalistas habían advertido que las quemas, talas, movimientos de tierras y ocupaciones agropecuarias o mineras se incrementarían entre la elección de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil y la toma de posesión en este cargo. Como se recordará, Lula da Silva ha prometido que una de las prioridades de su gobierno será poner freno a la deforestación en la Amazonía, como ya hizo durante sus dos primeros mandatos (2003-2010).
“El gobierno de Bolsonaro puede haber terminado. pero su nefasto legado ambiental se sentirá por mucho tiempo”, ha lamentado en un comunicado Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, una coalición de grupos ambientalistas de Brasil.
El gobierno que preside Lula da Silva ha anunciado su decisión de presentar la candidatura de la ciudad de Belém, en Pará (Brasil), como sede de la edición número 30 de la cumbre del clima de las Naciones Unidas (COP30) programada para el año 2025. Lula da Silva avanzó la candidatura de su país en la reunión de la COP27 celebrada el pasado mes de diciembre en Egipto pero en aquel momento se concretó la ciudad propuesta. “La COP en Brasil sería un momento histórico para el país y para la agenda climática. Y tener lugar en la Amazonía es simbólico. Pero el entorno no vive solo de gestos bonitos. Brasil es hoy el país que más deforesta bosques en el mundo, y Pará, el estado que más deforesta en la Amazonía. Es fundamental llegar a la COP30 con esta situación revertida”, dijo el secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, Marcio Astrini.
