La quinua es un grano nativo de gran importancia en la región andina por su valor nutritivo, agronómico y económico. En esta última década su área de cultivo se ha incrementado en forma notable en zonas no tradicionales dentro y fuera del Perú debido al importante uso de sus propiedades nutricionales en la erradicación del hambre, la desnutrición y la pobreza.
¿Qué es la Quinua?
La quinua, también conocida como quínoa o quinoa es una planta perteneciente a la subfamilia Chenopodioideae de las amarantáceas. Aunque técnicamente se trata de una semilla, se le conoce y se le clasifica como un grano integral. Es nativa de los Andes de Bolivia, Chile y Perú, países donde tiene sus mayores volúmenes de producción.
La quinua es una especie anual, herbácea arbustiva, de diversos colores, de hojas anchas, dicotiledónea y de una altura promedio de 1 a 2 m. Su tallo puede tener o no ramas, dependiendo de la variedad y/o densidad del sembrado y comprende hojas lobuladas y quebradizas. La raíz principal normalmente mide de 20 a 25 cms. de longitud y forma una densa trama de radículas que penetran en la tierra tan profundamente como la altura de la planta. Las panícolas o panojas crecen generalmente en la punta de la planta y algunas veces debajo del tallo. Las flores son pequeñas, carecen de pétalos (sólo tiene sépalos), denominado perigonio sepaloide (Bhargava y Srivastava, 2013). y se caracterizan por la presencia de flores hermafroditas y flores femeninas en la misma inflorescencia (Hunziker, 1943; Simmonds, 1965; Risi y Galwey, 1984; Bhargava et al., 2007). Se han encontrado tres tipos de flores en la quinua: hermafroditas, pistiladas y androestériles. El fruto es seco y mide aproximadamente 2 mm. de diámetro (de 250 a 500 semillas por grano), circundando al cáliz, el cual es del mismo color que el de la planta. Su semilla es usualmente lisa y de color blanco, rosado, naranja, como también rojo, marrón y negro. El peso del embrión constituye el 60% del peso de la semilla, formando una especie de anillo alrededor del endospermo que se desprende cuando la semilla es cocida.
Historia de la Quinua
Según la evidencia histórica, la quinua fue domesticada por los pueblos de América entre los años 3.000 y 5.000 antes de Cristo. Existen hallazgos arqueológicos de quinua en tumbas de Tarapacá, Calama y Arica, en Chile, y en diferentes regiones del Perú. A la llegada de los españoles, la quinua tenía un buen desarrollo tecnológico y una amplia distribución en el territorio Incaico y fuera de él. Pedro de Valdivia fue el primer español, del que se tiene registro, que mencionó el cultivo de quinua al mencionar que, entre otras plantas, los indios siembran también la quinua para su alimentación.
Asimismo, Garcilaso de la Vega describió en sus comentarios reales que la planta de quinua es uno de los segundos granos que se cultivan sobre la faz de la tierra y que se asemeja un poco al mijo o arroz pequeño. También referenció al primer envío de semillas de quinua hacia Europa, que desafortunadamente llegaron muertas, posiblemente a causa de la alta humedad durante la travesía marítima.
Por su parte, Cieza de León (1560) indica que la quinua se cultivaba en las tierras altas de Pasto y Quito, mencionando que en esas tierras frías se siembra poco maíz y abundante quinua. También Patiño (1964) menciona que en sus revisiones sobre La Paz se habla de la quinua como una planta que servía de alimento a los indígenas (Jiménez de la Espada, 1885, II, 68) y, finalmente, el geógrafo Alexander Von Humboldt, al visitar Colombia, indica que la quinua siempre ha acompañado a los habitantes de Cundinamarca.
En el Perú, se considera que, junto con el maíz, fue la mayor fuente de carbohidratos para la alimentación humana y animal. La quinua fue cultivada en superficies de extensión significativas en los valles interandinos y el altiplano, y el maíz en los pisos costeros y valles interandinos. Se calculan que fueron aproximadamente 400000 has de quinua, donde posteriormente, a la llegada de los españoles, se sembraron cultivos de cebada, trigo, habas, arvejas y avena; cereales que introdujeron a pesar de que la quinua constituía un alimento básico de la población de ese entonces. La introducción de estos nuevos alimentos redujo el área de la quinua en forma significativa, especialmente en los valles interandinos, manteniéndose las mayores áreas en el Altiplano, pasando de ser un alimento básico a ser un cultivo sub utilizado. Actualmente estos cultivos se siembran sobre los 3000 msnm.
Se cree que antes de su domesticación, la quinua silvestre se usó por sus hojas y semillas para la alimentación humana y animal. Una evidencia temprana de su pasada morfología se encuentra en la cerámica de la cultura Tiahuanaco, que representa a la planta de quinua con varias panojas distribuidas a lo largo del tallo, lo que mostraría una de las razas más primitivas de la planta. Desde el punto de vista de su variabilidad genética puede considerarse como una especie oligocéntrica, con centro de origen de amplia distribución y diversificación múltiple.
En la década de los 80 se inicia un proceso de revaloración de alimentos orgánico y nutritivos a nivel global que ha promovido que la quinua pase de ser un cultivo subutilizado, de subsistencia para los agricultores de la región andina, a ser uno de los cultivos más valiosos exportados por las Naciones Andinas de Bolivia y Perú en los últimos 20 años (Jellen et al. 2011) citado por Barghava y Srivastava (2013), debido a su alto valor nutricional, adaptabilidad a diferentes condiciones agroecológicas (plasticidad genética), tolerancia a suelos salinos, resistencia a temperaturas extremas y tolerancia a la sequía. Este redescubrimiento ha permitido el incremento significativo de su precio en chacra, convirtiéndolo en un cultivo de alta rentabilidad y con mercado de exportación.
El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA, 2015) ha reconocido a la quinua como un cultivo fundamental para la lucha contra el hambre a nivel mundial. Las extraordinarias características de esta semilla han captado la atención de continentes como África, Asia, Europa y América del Norte, donde se ha incrementado la demanda en forma significativa, generando en el Perú un incremento en superficie cultivada y rendimiento a nivel Nacional.
La ONU declaró el 2013 como “Año Internacional de la Quinua” (AIQ) en reconocimiento a los pueblos andinos que han mantenido, protegido y preservado este cultivo como alimento para generaciones presentes y futuras. Reconocimiento más que merecido si se considera que, gracias a sus conocimientos tradicionales y prácticas de vida en armonía con la tierra y la naturaleza, los pueblos indígenas han sido custodios de este alimento por más de 7.000 años. El Secretario General Ban Ki-moon afirmó que la quinua es un alimento que puede contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y contribuir con las estrategias de desarrollo más allá de 2015.
En los últimos años la quinua se ha constituido en un alimento de gran demanda por sus bondades nutritivas. Es el único alimento de origen vegetal que tiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas que necesita el cuerpo humano y (en su gran mayoría) no contiene gluten. Además, tiene la capacidad de adaptarse a diferentes ambientes ecológicos y climas; es resistente a la sequía, a los suelos pobres y a la elevada salinidad; se puede cultivar desde el nivel del mar hasta una altitud de 4000 metros y puede soportar temperaturas entre -8 y 38 ºC.
La NASA incluyó a la quinua dentro del sistema CELLS (en español: Sistema Ecológico de Apoyo de Vida Controlado) como un producto ideal para su inclusión en misiones espaciales y cuando los cultivos necesiten ser sembrados en una nave espacial.
Hábitat de la Quinua
La quinua es nativa de Sudamérica y tiene su origen concreto en los Andes de Bolivia, Chile y Perú, extendiéndose a todos los países de la región andina, «desde Colombia (Pasto) hasta el Noroeste de Argentina (Jujuy y Salta) y el centro de Chile.
Crece desde el nivel del mar hasta los 4000 m de altitud en los Andes, aunque su altura más común es a partir de los 2500 m.
Es una planta resistente, tolerante y eficiente en el uso del agua, con una extraordinaria adaptabilidad, pudiendo soportar temperaturas desde −4 ℃ hasta 38 ℃ y crecer con humedades relativas desde el 40 % hasta el 70 %.5. Tapia y Ames (2007), señalan que la altitud óptima para las quinuas del Valle va de 2000 a 3400 msnm y para las quinuas de Altiplano va de 3800 a 4000 msnm. En general, el mejor desarrollo del cultivo ocurre entre los 2800 a 3900 msnm para la zona andina (Soto, 2010).
La región andina, especialmente las orillas del Lago Titicaca, muestra la mayor diversidad y variación genética de la quinua.