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Medio Ambiente

La salamandra gigante americana, la principal beneficiada de la eliminación de presas en Estados Unidos

El mejor momento para que los investigadores realicen un safari de snorkel con salamandras es en plena noche. Y las salamandras gigante americana (Cryptobranchus alleganiensis), un tipo de salamandra de agua dulce que sólo se encuentra en Norteamérica, son nocturnas. Estos anfibios se esconden bajo las grietas de grandes rocas lisas en los lechos de los ríos de los montes Apalaches, por lo que no es fácil encontrarlas.

“Tienes que meterte en la mente de la salamandra”, dice Robert Adams, un estudiante de posgrado en conservación acuática de la Universidad Estatal de los Apalaches (Estados Unidos) que estudia estos animales. “Si no ves los dos ojitos y los orificios nasales, es fácil que pienses que es una roca”.

A finales de junio, Adams y un equipo de científicos equipados con gafas de buceo y linternas acuáticas se sumergieron en el río Watauga con trajes de neopreno y rodilleras para iniciar su búsqueda panza abajo. Cuando alguien veía una salamandra gigantes, levantaba el puño medio cerrado (una “garra” de salamandra que imita las patas delanteras de cuatro dedos del afibio) como señal para el equipo. A continuación, los investigadores sacaron al animal de su acogedora morada y lo introdujeron en una bolsa de malla.

Los investigadores capturaron, marcaron y trasladaron a estas salamandras a otra parte del río Watauga, en Carolina del Norte, mientras biólogos e ingenieros del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. desmontaban cuidadosamente la presa Shull’s Mill, una antigua central hidroeléctrica. El proyecto, dirigido por las organizaciones sin ánimo de lucro American Rivers y MountainTrue, tiene dos objetivos: restaurar la calidad del agua del río y mejorar el hábitat de las salamandras gigantes americanas, cuya población se ha reducido en un 70% desde los años 80. Sólo en el Watauga, los científicos han observado un menor número de ejemplares jóvenes, afirma Adams.

“Hemos observado un descenso real de las poblaciones de salamandras gigantes en toda la zona”, afirma Andy Hill, que dirige el programa Watauga Riverkeeper para MountainTrue. “Por eso es muy importante para nosotros recuperar todo el hábitat que podamos”, añade.

El río Watauga serpentea por las frías y boscosas montañas de Carolina del Norte y desemboca en el este de Tennessee. Es el hábitat ideal para las salamandras gigantes americanas, que necesitan agua fría, limpia y muy oxigenada para desarrollarse, explica Hill.

Los ríos del sur de los Apalaches fluyen rápidos por naturaleza, pero a medida que el hombre fue desarrollando la zona en el siglo XIX, se construyeron presas para crear embalses y suministrar energía a industrias ya casi desaparecidas como las madereras. A su vez, el caudal de agua disminuyó, la contaminación urbana aumentó y los sedimentos obstruyeron las grietas donde viven y se alimentan estos anfibios autóctonos.

A veces apodados “nutrias mocosas” y “lagartos lasaña” por su piel viscosa y arrugada, las salamandras gigantes americanas tienen ojos saltones, cuerpos musculosos y pueden llegar a medir hasta 76 centímetros. Estas grandes salamandras son importantes depredadores de rango medio en el ecosistema, ya que se alimentan de pequeñas presas, como cangrejos de río y son el almiento de depredadores más grandes, como truchas, nutrias y mapaches. Además, son muy sensibles a la contaminación porque respiran a través de los pliegues de la piel, lo que facilita la entrada de contaminantes y toxinas en su organismo.

La eliminación de presas no sólo está ocurriendo en el Watauga. En todo el país se están desmantelando presas inseguras para restablecer la calidad del agua, el caudal de los ríos y la migración de los peces. El proyecto de 700 000 dólares de Carolina del Norte se financió en parte con una asignación de 800 millones de dólares para la eliminación de presas en todo el país, procedentes de la Ley Bipartidista Federal de Infraestructuras de 2021. Según la Asociación de Recursos Acuáticos del Sureste (Southeast Aquatic Resources Partnership), existen unas 540 000 presas en todo el país, 28 000 de ellas en Carolina del Norte.

Muchas de esas presas ya no cumplen su función original. La presa de Shull’s Mill se construyó a principios del siglo XIX para alimentar un aserradero, pero no funciona desde que se rompió en una inundación en 1940. Las presas rotas no sólo son un problema de seguridad, sino que el flujo de agua es como regar con una manguera con la boquilla apuntando directamente en el suelo, removiendo los sedimentos, explicó Erin McCombs, directora de conservación del sudeste en American Rivers.

La presa de Ward’s Mill fue la primera que se eliminó en el Watauga en 2021. Hacía más de 100 años que no se documentaba la presencia de salamandras gigantes cerca de esa presa, pero volvieron una vez eliminada. Eso hizo pensar a todo el mundo: “¿Podemos seguir trabajando para reconectar toda la cuenca del río? Cuando se consigue eliminar esa presa, el río vuelve a ser un río”, dice McCombs.

Para eliminar las presas, los equipos de construcción de Sevicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos desviaron una pequeña parte del río y utilizaron martillos hidráulicos para retirar las estructuras de hormigón y metal. Aunque es un proceso engorroso, los responsables del proyecto afirman que los beneficios a largo plazo compensan con creces las molestias temporales.

En cuanto se derriba una presa, el agua fría y oxigenada se precipita río abajo. En respuesta, los peces nadan río arriba, los insectos fluviales regresan y las salamandras pueden recuperar su territorio histórico.

“La eliminación de presas es una herramienta asombrosa para la restauración de arroyos, porque produce beneficios inmediatos y duraderos. Creo que se utilizará cada vez más en los próximos años, porque la eliminación de presas está teniendo un gran auge, sobre todo en todo el país”, afirma Hill.

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