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Medio Ambiente

Las mascotas, las otras afectadas por el aumento de los climas extremos

En 2022, un incendio forestal sin precedentes calcinó 138 188 hectáreas en las montañas Sangre de Cristo del norte de Nuevo México (Estados Unidos), obligando a evacuar a las mascotas del Centro de Atención Animal de la ciudad de Las Vegas. En 2024, el mismo refugio fue evacuado de nuevo después de que las fuertes lluvias caídas sobre la zona incendiada provocaran el desbordamiento del cercano río Gallinas.

Es un ejemplo aleccionador de cómo las organizaciones de rescate de animales de EE. UU. están sintiendo la presión a medida que el cambio climático potencia los incendios forestales, los huracanes, las tormentas y otras formas de clima extremo.

En EE. UU., los huracanes generan una mayor demanda de alojamiento para perros desplazados, y los incendios forestales provocan mayores tasas de eutanasia de gatos, según la investigación de 2022. En el país hay unas 50 000 organizaciones protectoras de animales, muchas de las cuales rescatan (e intentan reunir con sus dueños) a perros, gatos y otros animales domésticos afectados por catástrofes naturales. La National Animal Rescue and Sheltering Coalition también ha salvado a miles de mascotas de zonas afectadas por catástrofes desde su fundación en 2006.

Durante el incendio forestal de 2022 en Nuevo México (el mayor de la historia del estado) y la inundación de 2024, el Refugio de Animales de Santa Fe acogió a varias docenas de perros y gatos, y proporcionó ayuda material, como comida y mantas, a los animales de los campamentos de evacuación de emergencia, según Dylan Moore, director senior de operaciones de refugio de la organización sin ánimo de lucro.

En sus 13 años en el refugio, dice Moore, ha visto “importantes fenómenos meteorológicos que parecen estar aumentando tanto en frecuencia como en intensidad”. Por ejemplo, el cambio climático de origen humano está provocando olas de calor más frecuentes e intensas en Estados Unidos.

Josh Cary está de acuerdo. Es director de operaciones de rescate de American Humane, una organización estadounidense de bienestar animal que vigila constantemente el tiempo en todo el país para anticiparse a las necesidades de los centros de cuidado de animales.

“Antes había una especie de temporada baja”, dice, y señala que el grupo aprovechaba ese tiempo para entrenar.

“Ahora tenemos que vigilar los acontecimientos durante todo el año y responder potencialmente durante todo el año. Ha sido un cambio radical”.

El clima extremo y las catástrofes naturales también afectan a estados que no están preparados para afrontarlos. Por ejemplo, en 2021, una ola de calor asoló el noroeste del Pacífico, una región que Cary considera la menos preparada para el calor, con escasos o ningún aparato de aire acondicionado. Mientras tanto, el Callejón del Tornado, una zona conocida por la mayor frecuencia de tornados que tradicionalmente se ha centrado en torno a las Grandes Llanuras, se está desplazando hacia el este y el sur.

“El reto que esto ha supuesto es que ahora las organizaciones tienen que empezar a prepararse para cosas para las que no habían tenido que prepararse realmente en el pasado”, afirma Tim Rickey, vicepresidente de respuesta de campo nacional de ASPCA, otra organización nacional implicada en la supervisión y el apoyo a los grupos de rescate.

Por ejemplo, algunos refugios de zonas históricamente más frías pueden tener que equipar sus edificios con aire acondicionado.

“Especialmente en el caso de los animales con pelaje, cuando empezamos a hablar de problemas de calor, se vuelven más problemáticos para ellos porque no pueden refrescarse como nosotros”, afirma Cary.

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