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Medio Ambiente

Meteoritos de la Antártida, un depósito importante para la ciencia pero en peligro

En la Antártida se han encontrado casi 50 000 meteoritos y podrían recuperarse cientos de miles más. Cada uno de ellos cuenta una historia de la evolución del sistema solar: la primera roca lunar hallada en el continente helado demostró que el material procedente de objetos celestes mayores que asteroides podía acabar en la Tierra.

Sin embargo, encontrarlas no es fácil y requiere que los equipos visiten zonas remotas sin garantía de que alguna sea visible. Actualmente, los científicos encuentran unos 1000 meteoritos en la Antártida cada año. Pero un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change calcula que unos 5000 quedan enterrados fuera de la vista cada año debido al calentamiento de las temperaturas.

Para estimar este cambio, los científicos desarrollaron un modelo que identifica dónde podrían salir a la superficie los meteoritos. Basaron esas probabilidades en factores como la capa de nieve, las temperaturas de la superficie, la velocidad a la que fluye el hielo y la inclinación del terreno. A continuación, realizaron simulaciones con diferentes escenarios de calentamiento y descubrieron que los meteoritos desaparecen de la vista bajo el hielo a medida que aumentan las temperaturas.

“Se trata de un efecto inesperado del cambio climático”, afirma Harry Zekollari, coautor del estudio y glaciólogo de la Universidad Libre de Bruselas (Bélgica); “estos lugares están por debajo del punto de congelación y, sin embargo, estamos afectando profundamente a un archivo muy importante del sistema solar”.

La mayoría de los meteoritos antárticos se han recuperado cerca de la base de montañas o afloramientos donde el hielo, que normalmente fluye hacia elevaciones más bajas, es forzado a subir. Allí, los fuertes vientos barren la nieve, dejando al descubierto hielo tan antiguo que aparece de un azul vivo y brillante. En lugar de derretirse, parte del hielo se convierte directamente en vapor de agua, lo que ayuda a dejar al descubierto meteoritos que, de otro modo, permanecerían enterrados.

Sin embargo, los meteoritos de la superficie pueden desaparecer rápidamente. Cuando las temperaturas están muy por debajo del punto de congelación, las rocas pueden absorber suficiente calor del sol como para derretir el hielo, haciendo que se hundan.

A continuación, la posterior recongelación hace que los meteoritos queden varados en sus bolsas de fusión, ocultos a la vista.

“Es muy difícil desarrollar métodos para encontrar estos meteoritos”, afirma Veronica Tollenaar, coautora principal y glacióloga de la Universidad Libre de Bruselas; “por eso hablamos de meteoritos irrecuperables”.

Basándose en el calentamiento previsto con las políticas actuales, las simulaciones informáticas del equipo mostraron que alrededor de un tercio de los meteoritos visibles se hundirán bajo el hielo antes de finales de este siglo. Esto se traduce en una pérdida total de entre 80 000 y 250 000 meteoritos.

La lista de meteoritos antárticos también incluye muestras de Marte: el más famoso, ALH 84001 contiene minerales que apoyan la evidencia de que el Planeta Rojo era cálido y tenía agua en su superficie hace miles de millones de años.

Según Sara Russell, experta en meteoritos del Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido), los meteoritos de la capa de hielo también contienen materiales que en su día fueron “trozos de polvo que flotaron libremente en el sistema solar primitivo”.

Estas rocas suelen contener minerales alterados por el agua que se derritió del hielo que una vez contuvieron en el espacio. Al estudiar estas rocas alteradas, los investigadores pueden estudiar cómo los asteroides que colisionan con la Tierra pueden haber suministrado las moléculas de agua que formaron los océanos de nuestro planeta hace miles de millones de años.

Los meteoritos también proporcionan información sobre otros procesos que pudieron tener lugar en un principio; por ejemplo, si la inmensa gravedad de Júpiter impidió que se mezclaran materiales procedentes de distintas regiones del sistema solar.

Los meteoritos antárticos son también las rocas espaciales menos erosionadas de la Tierra. El ambiente frío y seco ayuda a preservarlos. Por ello, los científicos confían en que sus materiales representen las condiciones que existían en el sistema solar cuando se formaron.

Las muestras también incluyen rocas únicas que no se han encontrado en ningún otro lugar, afirma Russell.

Podrían proceder de nuevos tipos de asteroides o de trozos de tipos conocidos que no han llegado antes a la Tierra, lo que demuestra lo diversa que es la población de estos objetos celestes.

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