Perú ha perdido 4,1 millones de hectáreas de superficie vegetal y el 47,7 % de su extensión en glaciares en los últimos 37 años, alertaron este jueves organizaciones ambientales que presentaron su informe anual del cambio del uso de suelo en el país.
“Perú ha experimentado en las últimas cuatro décadas drásticos cambios en su territorio que impactan los ecosistemas naturales y medios de vida de la población urbana y rural“, indicó Renzo Piana, director del Instituto del Bien Común (IBC), la entidad que lidera MapBiomas Perú, un proyecto que monitorea el cambio de uso del suelo y superficie de agua.
Uno de los ejemplos más alarmantes de estas transformaciones es la pérdida de 94.500 hectáreas de superficie glaciar que el país ha experimentado entre 1985 y 2022, por la crisis climática, lo que supone un 47,7 % de merma de este ecosistema vital para el equilibrio hídrico.
“Las principales consecuencias de la reducción de los glaciares es que son una fuente de agua, entonces va a afectar al ciclo hidrológico y por tanto a las poblaciones. Nosotros en el desierto costero necesitamos el agua que viene de los Andes, de nuestros glaciares y perderlo también afectaría mucho a la actividad agropecuaria e industrial”, dijo a EFE la responsable técnica de agua y humedales de MapBiomas Perú, Nicole Moreno.
El estudio de MapBiomas Perú revela sobre la pérdida de 4,1 millones de hectáreas de vegetación natural (4 % de su extensión inicial), incluyendo ecosistemas de bosques, matorrales, herbazales, pastizales y manglares.
“Estos cambios en la cobertura natural están asociados con la expansión de actividades humanas, como agropecuaria, minería, acuicultura e infraestructura, que al 2022 han aumentado 4,2 millones de hectáreas”, indica el informe.
Además de alertar sobre pérdidas de superficies en glaciares y la Amazonía, el informe reveló las transformaciones ocurridas en las zonas costeras, y señaló que se han perdido 616,8 hectáreas a de manglares entre 1985 y 2022.
“Como parte de los beneficios a la sociedad, los manglares proveen alimentos y recursos, ayudan a la filtración de agua para mejorar su calidad, protegen el hábitat de la biodiversidad costera; pero sobre todo reducen la cantidad de carbono en la atmósfera y así enfrentar el cambio climático”, reza el estudio.
Por último, este pone atención en la expansión de la actividad minera sobre el territorio nacional, registrándose un aumento de 4.315 % en 38 años (de 3.800 a 169.300 mil hectáreas), con una marcada aceleración entre 2009 y 2022.
Madre de Dios es el departamento con mayor extensión de la minería (82.900 hectáreas), seguido de Ucayali (59.200 hectáreas), y se observa que, en la costa y los Andes, el 35 % de la superficie usada para minería se encuentra dentro de comunidades campesinas.
Moreno explicó que desde la organización piden a las distintas instituciones y autoridades, generar políticas públicas “que ayuden a lograr un desarrollo sostenible” y una planificación en base al conocimiento de lo que ocurre en cada territorio, por lo que este informe puede ayudar a la toma de decisiones acertadas por la cantidad de datos generados.
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