La caza iba bien hasta que un pez se pasó de la raya. En un súbito destello de blanco y negro, el pulpo sacó el brazo y le propinó un puñetazo. El pez, un mero de puntas negras, obedeció y volvió a su lugar en el grupo de depredadores en busca de comida.
Los científicos observaron por primera vez este cómico comportamiento entre los pulpos diurnos en 2018 y 2019 en el Mar Rojo, lo que intrigó al National Geographic Explorer Eduardo Sampaio.
“Una de las principales preguntas la última vez fue: ¿Es esto realmente colaboración o los peces solo están siguiendo a los pulpos?”.
Para averiguarlo, Sampaio y sus colegas instalaron recientemente dos equipos de cámaras para seguir y filmar estas cacerías en el Mar Rojo, que luego reconstruyeron con un programa informático. Tras revisar más de 100 horas de imágenes, el equipo está seguro de que los pulpos diurnos imponen el trabajo en equipo entre los cazadores, que a menudo están formados por un solo pulpo y entre dos y 10 peces.
“Los depredadores activos, como el pez cabra, son los que encuentran la comida”, mientras que el pulpo “básicamente desbloquea la comida para todos”, dice Sampaio, investigador postdoctoral de la Universidad de Lisboa en Portugal y del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (Alemania).
“Si el grupo se mueve, todos están contentos. Todo va bien”, afirma. Pero a veces los alborotadores, como los meros, complican las cosas. Como estos depredadores emboscados suelen esperar a que la presa venga hacia ellos, su falta de movimiento puede ralentizar la caza.
“La mitad de las veces que está presente [un mero], recibe un puñetazo”, dice Sampaio, cuyo estudio apareció el 23 de septiembre en Nature Ecology & Evolution. “Por tanto, es claramente un animal que el pulpo entiende que no colabora”.
“¿Vio Eduardo algo que al resto se nos pasó por alto?”, se pregunta en un correo electrónico Jennifer Mather, experta en cognición de pulpos de la Universidad de Lethbridge (Canadá) que no participó en el estudio.
Mather describe la caza de pulpos “como una excavadora“: “Revuelven la zona” y ahuyentan a los animales en todas direcciones.
Estudios anteriores (incluido el suyo) sugieren que otros peces depredadores son “seguidores dependientes que se aprovechan de la perturbación del entorno por el pulpo”, dice Mather. Por ejemplo, “los peces suelen ir delante y esperar a ver qué huye de la excavadora“, dice.
Durante su investigación, Mather ha visto a un pulpo común abofetear a un pez carroñero cuando se acercaba demasiado. También ha visto a un pez damisela atacar a un pulpo.
Es más, cree que los investigadores deberían fijarse en la dirección en la que miran los peces, no en su ubicación en el grupo. Los líderes de una cacería cooperativa “habrían apuntado lejos del pulpo y los carroñeros hacia él”, afirma.
Alexandra Schnell, también National Geographic Explorer e investigadora asociada visitante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), afirma que no es tan sencillo.
“La capacidad del pulpo para expulsar a sus presas afecta a la forma en que otros peces interactúan con el grupo, aunque no siempre esté al frente”, explica Schnell, que no participó en el estudio, por correo electrónico.
Aunque se necesita más investigación, no es descabellado pensar que los peces y los pulpos hayan aprendido a cazar juntos en beneficio mutuo, afirma.
En los vídeos, algunos de los pulpos extienden los brazos sobre una roca o arrecife de coral durante largos periodos, señal de que han atrapado presas, como peces más pequeños, dicen los autores del estudio.
Mather, de nuevo, no está de acuerdo: cree que los pulpos pueden estar examinando las sustancias químicas que dejan sus presas.