Los alimentos orgánicos son producidos por establecimientos de campo que hacen hincapié en el uso de recursos renovables y la conservación del suelo y el agua. Se producen sin usar pesticidas convencionales, fertilizantes hechos con ingredientes sintéticos o lodo de aguas residuales; bioingeniería o radiación ionizante.

En cuanto a la carne orgánica (de res o aves), las reglas exigen que los animales crezcan en condiciones de vida que se adapten a sus comportamientos naturales (como la capacidad de pastar), se les alimente con forraje 100% orgánico y no se les administren antibióticos u hormonas.

Asegúrate de que el alimento tenga el sello del USDA (Departamento de Agricultura de EE.UU.). Antes de que un producto pueda etiquetarse como “orgánico” un agente aprobado por el gobierno inspecciona la granja donde se cultiva el alimento para asegurarse de que se están siguiendo todas las reglas necesarias para cumplir con los estándares de orgánico.

Los materiales o prácticas de cultivo orgánico pueden incluir abonos naturales o compost, rotación de los cultivos, trampas para controlar las plagas, ciertos plaguicidas naturales y algunos plaguicidas sintéticos aprobados para la agricultura orgánica, usados raramente y sólo como último recurso en coordinación con un agente del USDA.

No, “natural” y “orgánico” no son sinónimos. “Natural” en una etiqueta de alimento significa que no tiene colores, sabores ni conservantes artificiales. No se refiere a los métodos o materiales utilizados para producir los ingredientes alimentarios, como en el caso de los “orgánicos”.

Existen estudios que muestran algunos beneficios potenciales para la salud de los alimentos orgánicos en comparación con los alimentos cultivados convencionalmente, aunque todavía hay información limitada sobre el tema.

Los estudios han demostrado aumentos de pequeños a moderados en algunos nutrientes en productos orgánicos. La mejor evidencia de un aumento significativo es en ciertos tipos de flavonoides, que tienen propiedades antioxidantes, y en ácidos grasos Omega 3 (grasas buenas) sobre todo en las carnes orgánicas, lácteos y huevos.

Los estudios han demostrado niveles de cadmio significativamente menores en granos orgánicos, pero no en frutas y verduras, respecto de los cultivos convencionales. Y en comparación con los productos cultivados convencionalmente, los orgánicos tienen niveles más bajos de residuos de plaguicidas.

Las carnes producidas convencionalmente pueden tener una mayor presencia de bacterias resistentes al tratamiento con antibióticos. Pero el riesgo general de contaminación bacteriana de los alimentos orgánicos es el mismo que el de los alimentos convencionales.

Los precios más altos se deben, en parte, a prácticas agrícolas más costosas. Pero si vas a gastar en orgánicos, lee las etiquetas con cuidado: el hecho de que un producto lo sea, no significa que es una alternativa más saludable: algunos productos orgánicos aún pueden tener un alto contenido de azúcar, sal, grasa o calorías.