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Medio Ambiente

Rebeldes Indignadas arremeten contra las ONGs Ecologistas y los medios por ‘silenciar’ información sobre ‘transición hacia dietas basadas en plantas’ y el ‘decrecimiento profundo’

creado a partir de ex-integrantes del colectivo climático-ecosocial Rebelión Científica (RC) España, a raíz de la controversia en dicho colectivo sobre ganadería en julio de 2024.

Rebeldes Indignadas es un meta-movimiento que combate el negacionismo, fragmentación y autoritarismo dentro y fuera de de los propios movimientos ecosociales que silencian las principales respuestas ante la mayor crisis climática y ecológica de la historia.

Más de una veintena de organizaciones españolas e internacionales han firmado una carta abierta promovida por Rebeldes Indignadas, en la que piden a las grandes entidades ecologistas y al resto de movimientos ecosociales y por el clima, a personas del ámbito científico y de la divulgación, a los medios de comunicación y al resto de actores sociopolíticos que dejen de silenciar las principales respuestas a la crisis climática y ecológica: la transición hacia dietas basadas en plantas y el decrecimiento profundo.

ECOticias.com rechaza de plano las afirmaciones de Rebeldes Indignadas por ‘tendenciosas’ni ahora ni nunca hemos ‘silenciado’ información, un ‘brindis al sol’ afirmaciones injustas y sin ningun atisbo de veracidad, a pesar de ello publicamos esta ‘carta’ como hemos hecho ‘siempre’ y seguiremos haciendo, para dar cabida a todas las opiniones sin prejuzgarlas y que el lector ‘se forme la suya’ con total libertad.

La “humanidad” y el total de lo viviente en la Tierra, se halla ante la mayor crisis y encrucijada de la historia, la climática y ecológica, que plantea un posible colapso ecosocial y una amenaza de extinción en este siglo a tenor de numerosos informes institucionales, en un escenario de aceleración galopante de procesos más allá de todo lo esperado, donde ya hemos superado en 2024 los 1,5º de media de aumento de temperaturas propuestos como límite en este siglo, vamos camino de superar los 3 o incluso 6 grados, un escenario de extinción ante el que el total de gobiernos del mundo, los de izquierdas incluidos, miran para otro lado, con medidas en el mejor de los casos cosméticas y en el peor de los casos fanáticamente contrarias a todo cuanto podría aminorar la ya inevitable catástrofe climática que viene: aumento de productos alimentarios de origen animal, de combustibles fósiles, extractivismo y sobreconsumo extremo, o sea de todo lo que nos lleva al abismo inminente.

En palabras de Antonio Guterres, secretario de Naciones Unidas, tenemos “el pie en el acelerador en la autopista al infierno climático” y la extinción.

Ante esta situación tenemos, por un lado un auge del negacionismo climático puro y duro, y por otro unos colectivos ecologistas, climáticos y ecosociales que silencian los problemas y medidas primordiales, lo que podemos llamar un “negacionismo ecologista” que es aun más peligroso porque impide que la sociedad conozca el problema y las soluciones, y coopta el espacio de una verdadera revolución y cambio.

Se silencia que las medidas primordiales para responder a la crisis son, en primer lugar, la transición a dietas basadas en plantas y en segundo, el decrecimiento profundo de todos los consumos, extractivismo, producción, transporte, urbanización y ocupación terrestre.

Así lo reconocen un centenar de informes institucionales y así lo reconocía recientemente uno de los más respetados científicos climáticos del mundo, Johan Rockström quien decía alto y claro en una entrevista, que la transición a dietas basadas en plantas es la medida más urgente y va por delante de la transición energética y la economía circular. 

El propio IPCC reconoce la importancia máxima de ambas cuestiones, cambio de dietas y decrecimiento, como principales medidas ante el cambio climático, como se ve en la versión inicial filtrada del resumen del informe de 2021, que fue finalmente censurado por la influencia de los lobbies alimentarios y de combustibles fósiles. (Ver punto C4.4 en página 20 sobre dieta y puntos C4.2, 4.3 y 4.5 en página 20 sobre decrecimiento, donde se enfatiza que las opciones centradas en la demanda, o sea cambio de dieta y reducción de consumos, podrían reducir emisiones entre un 50 y un 80%, siendo las más potentes medidas.)

Esto es así porque, como afirman un centenar de informes del más alto nivel, la Industria Alimentaria de Explotación Animal es la primera causa de superación de límites planetariosCambio Climático, extinciones masivas, destrucción de  bosques y océanos que regulan el clima terrestre y son la principal solución al cambio climático, así como de contaminación global, agotamiento del agua, problemas de salud y desigualdad humana, inseguridad alimentaria y abuso extremo de animales.

Dicha industria consume el 80% de la agricultura mundial, más de un tercio de la superficie habitable, y es la principal fuente de deforestación, así como de la devastación más del 55% de los océanos, de los que solo está protegido un 0,5 a 3% y aun en las zonas protegidas de la propia UE, con muy pocas excepciones, se permite la actividad humana más destructiva: la pesca de arrastre.

Según el propio ministerio de consumo la carne tiene 4 veces más impactos que la aviación comercial y la transición de dietas seria entre 4 y 40 veces más eficaz que la eficiencia energética y la economía circular.

El tipo de ganadería con más impactos en Cambio Climático y biodiversidad es la extensiva, como figura claramente en la literatura científica de consenso, pero que no obstante es sistemáticamente defendida por el grueso de movimientos ecologistas, que actúan al servicio del lobby ganadero y su desinformación científica.

La industria alimentaria de explotación animal es la principal fuerza detrás de 5 de los 6 límites planetarios que actualmente superamos (de un total de 9): CC, biodiversidad, uso de la tierra, agua, nitrógeno y fósforo;el sexto, entidades novedosas, está vinculado a cientos de miles de sustancias químicas, la mayoría de ellas solo indirectamente vinculadas a combustibles fósiles, excepto el plástico, lo que apunta a la necesidad de decrecer mucho más allá de los combustibles fósiles per se.

La aberrante esclavitud animal tiene así el fin de sustentar un sistema alimentario biocida, ecocida y genocida, pues es también la principal fuente de problemas de salud y desigualdad humana.

Los cerca de cien informes mencionados coinciden en que la dieta vegana sería la más beneficiosa, tanto para la crisis ecológica y climática, como para la salud humana, como, evidentemente, para los animales no humanos explotados y exterminados.

El IPCC considera que la dieta vegana tiene tres veces más impacto que la mediterránea para reducir las emisiones de GEI y para frenar la crisis climática.

En relación con el “Cambio Climático” los movimientos ecologistas piden machaconamente un “fin de los combustibles fósiles”, pero nada se dice de lo que sería preciso hacer para acabar con ellos.

Es inviable hacerlo con la transición energética, debido a sus bien conocidas limitaciones (gran parte de la industria y transporte de hoy no puede funcionar con ella) a su insostenibilidad de producción y reciclaje (dependiendo de materias raras y combustibles fósiles),  a su grave impacto ambiental, a su lentitud y a su altísimo coste, siendo una medida muy parcial y ante todo un nuevo negocio y una estrategia de Greenwashing.

La única forma efectiva de acabar con los combustibles fósiles es el mencionado decrecimiento profundo en todos los sectores de consumo, producción, extractivismo y desecho: urbanización y vivienda, transporte y manufactura (bienes del hogar, ropa, electrodomésticos, y nuevas tecnologías).

Dicho decrecimiento profundo no puede consistir en un par de parches cosméticos, como tener un coche eléctrico y energía renovable en casa, ha de ir asociado a un cambio sistémico profundo en las formas de vida dominantes e industrializadas, que hemos de iniciar las personas con privilegios en el norte global, aprendiendo de las numerosas comunidades indígenas de la tierra (cuyo papel esencial la ONU reconoce cada vez más), hacia una descolonización terrestre.

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