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Medio Ambiente

¿Repetirá Hawái los mismos errores que provocaron el mayor incendio del último siglo en EE. UU.?

Techos carbonizados. Esqueletos de vehículos. Casas en ruinas. Todo esto ha desaparecido de la zona quemada de Lahaina. Un año después de que el incendio forestal más mortífero de EE. UU. en más de un siglo matara a 102 personas y destruyera 3000 estructuras, este terreno arrasado bajo las montañas de Maui Occidental es un paisaje de grava, tierra, losas desprendidas de muros de piedra y bloques naranjas que impiden el paso.

Pero en Lahaina, antigua capital del Reino de Hawái, hay sutiles signos de un posible retorno a sus exuberantes tierras de antaño. Un brote, una floración, una fértil franja de tierra. Vestigios de un tiempo en que las copas de los árboles cubrían esta región y la mantenían nutrida.

En Maui se habla seriamente de reconstruir para hacer frente al cambio climático. “Si no hacemos las cosas bien ahora”, dice Kekai Keahi, de 51 años, un agricultor local de taro, “nos devolverá a la misma situación anterior al incendio”.

La temporada de incendios en Hawái ha llegado de nuevo. Montañas de informes condenatorios sobre lo que causó el infierno de 2023 culpan a líneas eléctricas decrépitas, maleza inflamable, rutas de escape limitadas (que se convirtieron en cuellos de botella mortales) y años de advertencias desatendidas. Recientemente, los supervivientes del incendio de Maui llegaron a un acuerdo de 4000 millones de dólares, que resuelve más de 600 demandas y cubre una parte de los daños, estimados en 12 000 millones de dólares. Sin embargo, si se combinan las traicioneras condiciones actuales con el riesgo este verano (superior al normal) de sufrir una sequía, la amenaza de incendios forestales en Hawái sigue siendo una de las más altas de Estados Unidos.

Keahi, un antiguo miembro de la comunidad de Lahaina, ha pasado el último año abogando por reconstruir sus infraestructuras para convertirlas en un modelo más resistente a los incendios y a la sequía, que esté repleto de sombra de árboles y que sea rico en recursos naturales, especialmente agua.

Keahi y otros activistas nativos hawaianos están abriendo camino en la reimaginación del futuro de Maui tras su destrucción. Gran parte de estas ideas tratan de deshacer el daño de la explotación que comenzó hace cientos de años, reconstruyendo una Lahaina que valore su historia cultural. Keahi extrae lecciones de sus propios antepasados. “Miramos hacia atrás para avanzar”, dice.

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