La contaminación por plástico se ha convertido en uno de los problemas medioambientales más apremiantes, ya que el incremento de la producción de productos de plástico desechables supera la capacidad del mundo de hacerse cargo de ellos. La contaminación por plástico es más visible en países en vías de desarrollo de Asia y África, donde los sistemas de recogida de basuras suelen ser ineficaces o inexistentes. Pero el mundo desarrollado, sobre todo países con bajas tasas de reciclaje, también tiene problemas a la hora de recoger los desechos plásticos de forma adecuada. Los residuos plásticos son tan ubicuos que han dado lugar a iniciativas para escribir un tratado global negociado por Naciones Unidas.
Los plásticos fabricados a partir de combustibles fósiles tienen poco más de un siglo de vida. El químico belga Leo Baekeland creó el primer plástico totalmente sintético en 1907. La producción y el desarrollo de miles de nuevos productos de plástico se aceleró tras la Segunda Guerra Mundial, lo que transformó tanto la época moderna que la vida actual sería irreconocible sin el plástico. Los inventores encontraron en el plástico un material ligero y resistente que se podía usar para todo, desde transporte hasta medicina.
Los plásticos revolucionaron la medicina con dispositivos que salvan vidas, posibilitaron los viajes espaciales, hicieron que coches y aviones fueran más ligeros —ahorrando combustible y disminuyendo la contaminación— y salvaron vidas con cascos, incubadoras y equipos para limpiar el agua potable.
Sin embargo, la comodidad que ofrecen los plásticos dio lugar a una cultura de usar y tirar que revela el lado oscuro de este material: en la actualidad, los plásticos de un solo uso representan el 40 por ciento del plástico producido cada año. Muchos de estos productos, como las bolsas de plástico y los envoltorios de alimentos, tienen una vida útil de minutos a horas, pero persisten en el medio ambiente durante cientos de años.
Los plásticos en cifras
Algunos datos importantes:
- La mitad de todos los plásticos se han fabricado en los últimos 20 años.
- La producción ha aumentado de forma exponencial, de 2,3 millones de toneladas en 1950 a 448 millones de toneladas en 2015. Se prevé que la producción se duplicará para 2050.
- Cada año, unos ocho millones de toneladas de residuos plásticos llegan al océano desde países costeros. Es el equivalente a colocar unas 15 bolsas llenas de basura por cada metro de costa en todo el mundo.
- Los plásticos suelen contener aditivos que aumentan su fuerza, flexibilidad y durabilidad. Pero muchos de estos aditivos pueden extender la vida de los productos si se convierten en basura, y según algunas estimaciones, tardan en descomponerse al menos 400 años.
El movimiento de los plásticos
La mayor parte del plástico presente en el mar, el sumidero último de la Tierra, fluye desde tierra firme. La basura también es transportada hasta el mar por los ríos, que actúan como cintas transportadoras y recogen más basura río abajo. Una vez en el mar, gran parte de los restos plásticos permanecen en aguas costeras. Pero cuando entran en corrientes oceánicas, estas pueden transportarlos por todo el mundo.
En la isla Henderson, un atolón deshabitado en las islas Pitcairn aislado a medio camino entre Chile y Nueva Zelanda, un equipo de científicos encontró plásticos de Rusia, Estados Unidos, Europa, Sudamérica, Japón y China. Fueron transportados hasta el Pacífico Sur por el giro del Pacífico Sur, una corriente oceánica circular.
Una vez en el mar, la luz solar, el viento y las olas descomponen el plástico en partículas pequeñas que suelen medir menos de cinco milímetros de ancho. Estas, denominadas microplásticos, se propagan por la columna de agua y se han hallado en todos los rincones del planeta, desde el Everest, el lugar más alto, hasta la fosa de las Marianas, el punto más profundo.
Los microplásticos se descomponen en fragmentos cada vez más pequeños. Asimismo, se han descubierto microfibras de plástico en sistemas municipales de agua potable y viajando en el aire.
No es ninguna sorpresa que los científicos hayan encontrado microplásticos en el cuerpo de las personas. Las pequeñas partículas están en nuestra sangre, pulmones, incluso en nuestras heces. Saber qué cantidad de microplásticos es realmente necesaria para ser una amenaza para nuestra salud es una pregunta que los científicos se apresuran para poder responder.