El universo arguediano, antropológico y literario al mismo tiempo, retroalimentador y coexistente a lo largo de la vida y obra del notable escritor andahuaylino, permitió que la visión de lo tradicional y lo moderno en nuestros pueblos y la posición política del autor de “Todas las sangres”, no sean incompatibles. La mirada alrededor de la identidad nacional en Arguedas está íntimamente unida a la solidaridad que plantea hacia los pueblos indígenas, históricamente marginados y explotados por el poder hegemónico. A pesar de haber transcurrido más de medio siglo de su desaparición física, su aporte continúa ejemplificando y cuestionando teorías alrededor de las complejas culturas y realidades existentes en el Perú, un país que pese a los constantes cambios sociales y económicos continúa siendo exacerbadamente desigual y violento, semifeudal y agrario.
El proyecto cinematográfico “Arguedas, relatos del siglo XXI”, documental que codirigen Luz Vargas y Paloma Mujica (que por estos días finaliza su etapa de rodaje en el puerto de Chimbote) es importante desde múltiples sentidos: porque permitirá revalorar la obra literaria y antropológica del escritor; porque activará la memoria, el imaginario y el recuerdo de quienes lo leyeron y conocieron; porque permitirá poner sobre el tapete las fuerzas políticas que continúan oprimiendo a los pueblos del Perú; porque develará la fascinación que ejerce Arguedas sobre las nuevas generaciones, el encuentro y diálogo de las mismas alrededor de su legado y la “puesta en peligro” que ello significa.
“Arguedas es un escritor que jode, que te pone en peligro, que vino al mundo a joder”, dice Luz, mientras navegamos a bordo de una chalana atravesando el mar de Chimbote, entre bolicheras estacionadas esperando el momento de salir de pesca y embarcaciones abandonadas que captan la atención del equipo de rodaje que nos acompaña. Tras el diálogo con pescadores, el registro de las actividades en el muelle artesanal y la grabación de la lectura de un fragmento de una carta de Arguedas a John Murra, Paloma nos pone al tanto de los albores de esta iniciativa audiovisual: “El proyecto lo iniciamos en 2015, surgió en el marco de múltiples conversaciones con amigos cineastas, la idea era intentar comprender el legado arguediano y su proceso en el presente siglo, buscar formas dinámicas y no rígidas que expresen emociones, desmarcarnos -además- de la teoría literaria y del lenguaje académico. A nosotras siempre nos ha interesado el cine, por eso viajamos a Andahuaylas y Chimbote para investigar por nuestra cuenta, pero la inversión fue insuficiente; decidimos luego postular a los fondos públicos de DAFO, del Ministerio de Cultura, lo que finalmente hizo realidad producir el documental que ahora estamos rodando”.
Encargadas de la investigación, la escritura del guión y la dirección del documental, Luz y Paloma trabajan junto a un equipo compuesto por Cristina Cáceres (productora del film y representante de Medusa en el diván), así como de Adrián Portugal (director de fotografía y cámara principal), Andrés García (fotografía y asistente de cámara) y Ernesto Trujillo (director de sonido), entre otros profesionales de la realización cinematográfica que a lo largo de estos años han participado del proyecto. Grabado entre Andahuaylas, el distrito de Independencia (Lima) y el puerto de Chimbote, el documental entrega imágenes, personajes y coyunturas que muestran la condición de héroe o símbolo cultural que constituye Arguedas para los peruanos de este tiempo.
Así, el film se interna en el lugar al que fue trasladada -hace unos años- la tumba del autor andahuaylino, la laguna de Pacucha, la plaza de Andahuaylas y el distrito de Huancabamba que eligió llamarse como el autor de “Los ríos profundos”. Entre cerros y lagunas, campos de cultivo, árboles, chicherías y mercados agropecuarios, el documental registra a campesinos, activistas culturales y políticos, situaciones e historias particulares alrededor del pensamiento arguediano. En Independencia, distrito de activísima escena cultural, hijos de migrantes de Andahuaylas, Apurímac, Cusco y de otras regiones, conversan sobre la herencia del autor de “El sexto”, el hip hop, la política y los graffitis pintados en sus calles con la figura del notable escritor de “Todas las sangres”. En el puerto de Chimbote, el recorrido por la bahía se prolonga hasta la isla Blanca, el prostíbulo de Tres Cabezas y el cerro San Pedro; el muelle artesanal, el mercado Modelo y el hospital La Caleta, también son parte de los escenarios del film, además del barrio El Acero, las fábricas del 27 de octubre y los bares y fondas donde es posible acceder a “combinoches” y otras exquisiteces del mar.
“Tras varios años investigando, viajando mucho y grabando, las prolongadas horas de registro audiovisual han generado considerable material y un estupendo archivo. Lo que viene en la siguiente etapa del proyecto es hacer un corte de todo lo que se dispone y empezar a editar la película. ‘El zorro de arriba y el zorro de abajo’ es una novela inolvidable, por esa y por otras razones estamos en Chimbote ahora. Hay libros que te ponen en peligro y nos dan impulso para vivir y hacer lo que hacemos, registrar la fascinación de la gente alrededor del legado del gran héroe cultural peruano; el próximo año debemos tener listo el documental y esperamos exhibirlo en Andahuaylas, Independencia y Chimbote, inicialmente. Después, seguramente, en festivales independientes, espacios culturales de similar índole y en todos los lugares donde sea posible”, manifiestan Luz y Paloma, directoras de un film que muchos peruanos esperamos con la paciencia y esperanza con la que se esperan las cosas buenas y verdaderas de la vida.
Hay una frase de Jose María Arguedas que ahora recordamos y citamos, por considerarla adecuada a las líneas que la preceden: “No sabía si amaba más al puente o al río. Pero ambos despejaban mi alma, la inundaban de fortaleza y de heroicos sueños. Se borraban de mi mente todas las imágenes plañideras, las dudas y los malos recuerdos.” ¡Kachkaniraqmi, Arguedas, seguiremos siendo!
Fuente: Noticias SER.PE