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Opinión

Cecilia Méndez: “Sin una prensa democrática, no hay democracia”

Sobre el rol de la prensa regional y ciudadana ante el Paro Nacional, la historiadora dijo que “están dando la voz de los ciudadanos y se están comprometiendo con una cosa muy sencilla, que es la verdad” 

Cecilia Méndez, doctora en Historia por la Universidad del Estado de Nueva York, nos invita a cuestionar el papel de los medios de comunicación dedicados a respaldar los intereses políticos del empresariado y ya no la voz de los ciudadanos. Hoy -en medio de la violencia desproporcionada por parte de las fuerzas del orden, ejercido durante las protestas, y causante de la muerte de más de 50 civiles- la prensa regional y ciudadana genera mayor confianza para informarse.  

El actual problema político y social del Perú se acrecienta y expande sus vertientes. Inicialmente fue el expresidente Pedro Castillo, el autogolpe y su consecuente vacancia. Ahora, nos encontramos con un escenario lleno de caras, vértices y ángulos: El descontento popular, el pedido de cierre del Congreso, nueva Constitución, Asamblea Constituyente, elecciones inmediatas, los excesos policiales, la renuncia de la presidenta Boluarte, y la prensa manejando la noticia. ¿Cómo podemos entender a este mandato? 

“No se puede entender este gobierno, sino se entiende en qué poderes se está apoyando. Por un lado, tienes las fuerzas armadas y policiales, que son su principal respaldo, y, por otro lado, tienes el poder mediático. Creo que lo que está pasando con nuestra prensa es que han vivido tan aislados y en su propio círculo que no pueden entender lo que está sucediendo. No se dan cuenta de los peligros que corren las propias élites si esto sigue desangrándose. Esto está llegando a un clima muy grave, muy peligroso. Ellos siguen pensando que hay ‘agitadores’, yo no sé si realmente lo piensan o están empeñados en convertir esa ficción en una realidad”.  

Luego de escuchar por años que los poderes institucionales del país están definidos y sin el peligro que uno influyera sobre otro, hoy tenemos: un Poder Ejecutivo sin reflejos políticos, un Poder Legislativo desprestigiado y mal llamado ‘Primer Poder del Estado’.  

¿Hay un directo responsable, quién es, quién lo propicia? 

“No es que sean tiros de desliz, lapsus, o excesos no intencionales: es una estrategia deliberada. No es que se me disparó una bala, hemos visto cómo han matado a un doctor, a un hombre que ayudaba a otro, gracias a [la agencia de noticias extranjera] Reuters. Entonces hay una orden de disparar a matar, hay una orden que sale de algún lado, y (de lo) que la presidenta Boluarte es perfectamente consciente”. 

Hemos visto y escuchado en canales de televisión y diarios que la única solución era la inmediata vacancia o renuncia del exmandatario. Finalmente, tras su caída y el inicio de las manifestaciones, muchos personajes políticos han venido exigiendo “mano dura” y respeto extremo de la ley contra los protestantes. Hoy el saldo es de casi 50 muertos.  

¿Consideras que esa misma prensa aún sigue siendo influyente en los ciudadanos? 

“Como historiadora, el rol que en otros lugares han tenido los partidos políticos desde el siglo XIX, en el Perú lo ha tenido la prensa. Es sorprendente que, en un país marcado por la inestabilidad, haya algo tan estable a lo largo del tiempo. Hemos tenido un medio de comunicación, el Grupo El Comercio, que ha representado los intereses de un partido político, que nadie ha elegido. Toda esa prensa alternativa de periodistas profesionales, que debería estar en los medios de mayor circulación, ahora está en la prensa alternativa y gracias a ellos y a los ciudadanos que graban en sus celulares, nos enteramos de las cosas. Por eso, es que ya no se puede tener esa actitud de ‘te mato porque nadie me ve’”. 

Entonces, ¿cuál es el efecto más importante que está trayendo ese rechazo? 

“Una de las características de un régimen fascista es la mentira organizada. El fascismo no puede existir sin el apoyo de las fuerzas armadas y la propaganda, a través de los medios, como su principal herramienta de dominio.  

Los medios regionales y locales, así como la prensa ciudadana, han hecho crónicas donde han descrito muy bien lo sucedido las últimas semanas, como en Pachamama Radio, en Puno, por ejemplo. Sus periodistas han relatado cada una de las muertes de los civiles a causa de la represión policial, algo que los medios capitalinos no han cubierto de esa manera. Pocos han expresado una posición en defensa de la población que protesta. ¿Cómo interpretas ello?

“He estado siguiendo videos de Facebook, cantidades de medios digitales en diferentes provincias, distritos, y te dan ellos la realidad, ya no son grabaciones, no puede haber montajes, porque son ‘en vivo’: están dando la voz de los ciudadanos y se están comprometiendo con una cosa muy sencilla que es la verdad. La nueva tecnología ha democratizado el acceso a la información, y por eso están más desesperados los medios grandes, porque están perdiendo poder, ya no les cree la gente”. 

¿Y eso podría sonar objetivamente admisible?  

“Cuando muere gente letrada, gente de la ciudad de Lima, entonces es primeras páginas. En eso tenemos un patrón. A pesar de que se terminó el gamonalismo, como un régimen de explotación, la mentalidad gamonal sigue tan presente que la hemos visto ejemplificada también en el discurso del señor Alberto Otárola, porque claramente ve las manifestaciones como “gente que va a atacar Lima”. El desprecio es tan grande que piensan que esas personas no tienen ni celulares”.  

Pareciera que nos encontramos en medio de dos prensas, una clasista y otra que resiste en la autogestión con el respaldo de los ciudadanos que exigen un cambio, cada una con poder propio.  

¿Cómo volver al ejercicio periodístico democrático? 

“Sin una prensa democrática, no hay democracia y eso no es de ahora. No basta con darle tu voto al representante que buscas te represente. La democracia no funciona solo con la elección, sino que tienes que asegurar que vas a representar a tus votantes. Ese concepto básico del gobierno representativo nunca ha terminado de entenderse. Entonces, la prensa como actor político es todavía más importante, porque la opinión pública es como el guardián de los intereses ciudadanos. Si la prensa no controla la opinión pública, nunca tenemos democracia.  

 Fuente: Voces

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