Pensemos en las personas adultas mayores que conocemos. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), aproximadamente el 40.5% de los hogares en Perú incluyen a un adulto mayor. Y se estima que más de 1 de cada 10 habitantes en Perú, son personas adultas mayores (el 11,2%), es decir, más de 3 millones y medio de personas. Pensemos en nosotros o nosotras cuándo lleguemos a serlo. Sabemos que lo que recibe como pensión de jubilación cualquiera de las personas adultas mayores que conocemos, no les alcanza para vivir y no queremos que eso nos pase cuándo lleguemos viejos. Por ello, la mayoría ha buscado ingresos complementarios, aunque no todas lo han conseguido: De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (2021), la cobertura del sistema de pensiones era del 51%, poco más de la mitad, en Perú, menor al promedio de la región (59%), con el 29% cubierto por el sistema contributivo (ONP, AFP, entre otros) y el 22% por el no contributivo (Pensión 65) . Es decir, casi la mitad de las personas adultas mayores en Perú viven sin ingresos pensionarios. Como referencia, en Bolivia el 98%, casi todas las personas adultas mayores, percibe algún tipo de pensión, la mayoría de fuente no contributiva. Y en Uruguay, Chile, Brasil y Panamá, más del 8 de cada 10 tienen pensiones, la mayoría de fuente contributiva. Es decir, tenemos ejemplos muy cercanos que podríamos seguir para mejorar los ingresos de nuestros padres, abuelos, abuelas o de nosotras o nosotros en el futuro.
Sin embargo, la mayoría congresal dirigida por el fujimorismo aprobó la semana pasada una ley de pensiones que mejora los ingresos … pero de las cuatro empresas administradoras de fondos de pensiones (afps) y sus accionistas, con la promesa de que sus pensionistas recibirán un mínimo de 600 soles si aportan al menos 20 años. En efecto, la reforma aprobada, con muy pocos votos (38, menos de un tercio de los congresistas en la segunda votación) dispone que el 1% del impuesto general a las ventas pagado por trabajadores informales, con un tope de 412 soles al año (“pensión por consumo”), vaya a una afp, mientras que se desfinancia en ese mismo porcentaje los ingresos del Estado para invertir en salud, educación y otros sectores. Y si incluso así los aportes no alcanzan para una pensión mínima, la diferencia la asumirá el Estado. A pesar de esto, las AFPs seguirán cobrando sus comisiones de administración.
Ante ello, es urgente un sistema de pensiones que amplíe la cobertura, otorgue una pensión digna y sea sostenible. Y además de los ejemplos de otros países, tenemos una propuesta en ese sentido, con un dictamen favorable de la Comisión de Trabajo del Congreso bajo la presidencia de la congresista Sigrid Bazán. Esta propuesta se basa en 4 pilares que sostendrían la pensión:
– Un pilar no contributivo gestionado por el Estado y centrado en la población en situación de pobreza y en quienes no pudieron realizar aportes, dado su bajo nivel de ingresos o por dedicarse al trabajo de cuidado no remunerado. Cabe considerar que el gasto en pensiones como porcentaje del producto bruto interno, en 2017, fue de 1,6%, mientras que la media regional fue de 4,2%. Es decir, aún hay techo para aumentarlo. Queda pendiente estudiar si se puede afectar los ingresos de un recurso natural al fondo colectivo de pensiones, como hace Noruega con los ingresos de su petróleo.
– Un pilar contributivo solidario, gestionado por el Estado y capitalizado colectivamente con aportes obligatorios de los trabajadores, los empleadores y el Estado. Como el que hoy administra la Oficina de Normalización Previsional, al que se le añadiría aportes de empleadores, públicos y privados.
– Un pilar de capitalización individual, gestionado por entidades privadas como las actuales afps, o el propio Estado, financiado con aportes obligatorios del trabajador y el empleador.
– Un pilar VOLUNTARIO, donde el trabajador pueda hacer aportes a su cuenta de capitalización individual.
Ante la poca legitimidad y predecible inefectividad (salvo para las afps que tendrán un ingreso adicional) de la ley que se ha aprobado, le debemos a nuestras personas adultas mayores una discusión abierta y extensa sobre sus ingresos para vivir con todos los actores: Estado, empleadores, trabajadores y pensionistas. Que sustente un nuevo sistema de pensiones, tomando los mejores ejemplos del mundo. Mientras eso se da, cada uno de nosotros podemos pensar cómo contribuimos a mejorar la calidad de vida de las personas adultas mayores a las que tenemos cerca.
