El asesinato de nuestro conciudadano José Rodríguez Arellano y las lesiones graves contra Carlos Mori Reyes en Huánuco el sábado 25 de febrero, nos vuelve a alertar sobre la urgencia de medidas para revertir el aumento de la inseguridad ciudadana en nuestras ciudades. Para ello, repasemos lo que ya sabemos al respecto.
1 Entender que nos enfrentamos a criminalidad organizada. El asalto fue una emboscada, planificada y con información detallada de movimientos y bienes que podían ser robados. No fue acción de delincuentes comunes, sino de integrantes de una de las varias organizaciones criminales que operan en nuestras ciudades. En consecuencia, detenerlas exige una estrategia con los integrantes del sistema nacional de seguridad ciudadana articulados en torno al objetivo de neutralizarlas.
2 Recuperar a la Policía Nacional. Esta institución tiene que ser reforzada en sus capacidades preventivas, obteniendo información de vecinos y entidades públicas y privadas, asi como de reacción inmediata y de investigación criminal. Lo que implica cortar con la función de aparato represivo del ilegítimo gobierno actual y reformar la formación policial para priorizar la protección de las personas y la comunidad.
3 Impulsar el trabajo fiscal con indicadores de calidad antes que de cantidad. Actualmente la productividad de los fiscales se mide según datos cuantitativos de su carga procesal (cuántas investigaciones concluyen, de varias maneras). Esto no incentiva concentrarse en los casos con mayor relevancia social, como los asesinatos u otras acciones de criminalidad organizada. Este problema estructural se ha agravado con las decisiones de la actual fiscal de la Nación respecto de fiscales removidas de sus despachos a pesar de buenos desempeños en casos complejos. Entonces, se necesita un sistema de evaluación de los desempeños fiscales que incorpore criterios de relevancia social de las investigaciones a cargo de cada despacho.
4 Fomentar la organización vecinal con uso de tecnologías. Las cámaras que cada ciudadano o ciudadana porta consigo en sus teléfonos, pueden disminuir la impunidad y disuadir las acciones delincuenciales más avezadas. Esto requiere de mecanismos de protección policial hacia los y las vecinas que colaboren más, asi como un mayor acercamiento institucional hacia la ciudadanía. Lo que a su vez requiere de la reforma policial planteada anteriormente.
5 Ordenar las medidas en un plan de trabajo y dotarle del presupuesto necesario. Asi como la criminalidad se organiza, divide funciones y planifica, su neutralización también requiere de planificación articulada. Para ello podrían aprovecharse los comités regionales y provinciales de seguridad ciudadana.
El presidente del Comité Regional de Seguridad Ciudadana, o el del Comité Provincial respectivo, podría convocar de urgencia a sus integrantes y plantear estas u otras medidas y así pasar de la consternación a la acción.