Por: Pier Paolo Marzo R.
A punto de tener un cuarto consejo de ministros y ministras, tras seis meses de Gobierno, conviene preguntarnos, ¿cuáles son las condiciones de una buena dirección de un sector del Poder Ejecutivo? Responder esta pregunta es un ejercicio previo a la de ¿quién debe ocupar el cargo de ministro o ministra de cada uno de los 18 sectores gubernamentales, además de la presidencia del consejo de ministros?
Una primera característica es la tener dotes de liderazgo, concretadas en algún ámbito de la vida. Ejercer la rectoría de un sector y en algunos casos, de un sistema, requiere capacidades de liderar equipos para impulsar políticas, así como de tomar decisiones, a veces riesgosas, en escenarios complicados. Piénsese en el ministro de Ambiente, responsable de atender el derrame de petróleo ocasionado por REPSOL, o en el del Interior, responsable de fortalecer y dar dirección a la Policía Nacional, o en el de Desarrollo Agrario y Riego, encargado de impulsar la segunda reforma agraria.
En segundo lugar, se requiere un conocimiento del sector a dirigir, sin necesariamente ser experto en el mismo. Lo suficiente cómo para delinear las estrategias que concreten las políticas y para conversar, alinear o corregir a las direcciones de línea u operativas.
En tercer lugar, ha de contarse con disposición a escuchar a los distintos actores del sector, ya sea aliados en la implementación de las políticas u objetantes de las mismas. Dentro y fuera del Ministerio.
Evidentemente, hay precondiciones: no haber agredido a los más débiles, ya sean niños o niñas,o mujeres si se es hombre. Y no haber cometido delitos de corrupción o delitos contra la vida, el cuerpo, la salud, la libertad, el patrimonio, entre otros.
¿Cómo seleccionar personas con esas características?
Ante todo, pasando un filtro vía una revisión de la trayectoria de vida. La Internet es un buen aliado hoy. La indagación con personas que estuvieron cerca en situaciones sospechosas, puede complementar la información publicada. Consultar a las bases de datos de la Policía Nacional, el Ministerio Público, SERVIR, la Procuraduría General del Estado y la Contraloría General de la República, ayudan mucho.
Luego, consultando a organizaciones sociales del sector que va a liderar. Con esto se reduce el margen de arbitrariedad en la designación de ministro/as. Si se trata del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, conversar con organizaciones agrarias o campesinas, daría información importante para la decisión y las líneas de acción a implementar. Lo mismo con las organizaciones sindicales para el Ministerio de Trabajo o las empresariales para el de Producción.
Asimismo, consultando a las comisiones temáticas del Congreso, de manera que la decisión cuente con información respecto de la recepción política que tendrá el nombramiento.
Para ordenar esos pasos y coordinar al equipo seleccionado, se requiere de un liderazgo coordinador y concertador. Esas características son las necesarias de quien asuma la presidencia del Consejo de Ministros.
Si algún lector o alguna lectora tiene llegada al presidente de la República o a sus asesores, que le haga llegar este documento, por favor.
De otro lado, la situación que estamos viviendo nos muestra más razones para una nueva Constitución Política, que convierta en normas algunas de estas propuestas, así como un fortalecimiento de lo que hoy es la presidencia del Consejo de Ministros, de modo que sea una verdadera jefatura de los ministros y ministras, capaz de exigirles la sujeción a normas de interés general o a los lineamientos de la Política General de Gobierno. De este modo, avanzaremos hacia un Estado gobernable de mejor manera, para bien de todos y todas.