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Es una lectura errada decir que el de Milei es un “voto castigo”. Es un voto que cada vez más va teniendo un perfil propio y que suma a votantes desencantados del peronismo y del macrismo. Sería ingenuo pensar que quien vota por Milei en las PASO lo hace para “llamar la atención” pero que en las elecciones generales en octubre va a votar “en serio” por alguno de los otros dos partidos.
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Con el escenario como está planteado ahora, y teniendo en cuenta a aquellos candidatos que no superaron el umbral para poder participar en las elecciones generales, es difícil que Milei pueda sumar votos desde ahí. También es difícil que pueda obtener algún voto nuevo a partir del sector de Larreta.
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Lo más probable es que Milei intente ampliar su base convocando a un mayor número de votantes que no hayan participado en las PASO.
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El principal centro de disputa estará sobre quienes fueron votantes de Larreta: Bullrich intentará sumar, aunque por los enfrentamientos que tuvieron ambos precandidatos se va a convertir en una tarea difícil. Con todo, apelará a la unidad de Juntos por el Cambio más allá de las diferencias. Pongo en duda que el año que viene siga existiendo esta alianza,
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Massa hizo una elección pobre, por debajo del umbral histórico del peronismo. En buena medida lo salvó la elección en la Provincia de Buenos Aires.
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Como Bullrich, también Massa intentará buscar votos en el electorado de Larreta, buena parte de los cuales probablemente no la votaría a ella como presidente. Con todo, la duda es si estos votantes se van a decidir por el candidato del peronismo, más allá de que entre Larreta y Massa hay bastantes puntos de contacto.
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El otro centro de la disputa entre Massa y Bullrich es el espacio de Schiaretti, gobernador de la Provincia de Córdoba. Obtuvo casi un 4%: no es mucho, pero puede ser decisivo en un escenario de balotaje.
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El de Schiaretti es un voto peronista pero no kirchnerista: Bullrich se va a acercar a partir de su común oposición a los k, pero también lo hará Massa ya que el gobierno va a priorizar la impronta peronista y una eventual continuidad en el gobierno nacional y provincial.
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Por otra parte, se debe tomar en cuenta que Larreta era el principal aliado de Schiaretti en Juntos por el Cambio, y Bullrich rechazó su incorporación al frente, lo que ahora a ella la pone en desventaja a la hora de acercarse a este candidato.
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La izquierda es más testimonial que nunca. Estuvo al borde de no poder traspasar el umbral para participar en las elecciones generales de octubre.
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Si los números se sostienen como hasta ahora, seguramente habrá segunda vuelta en noviembre. De nuevo, si Milei no amplía su base electoral con votantes que no hayan participado en las PASO, y sí Massa y Bullrich consiguen sumar votos desde los espacios de Larreta y Schiaretti, lo más probable es que el balotaje sea entre el candidato de Unión por la Patria y la candidata de Juntos por el Cambio.