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Opinión

Devaneos del liberalismo. entrevista a Álvaro Vargas Llosa

Álvaro Vargas Llosa: “El Perú se pierde una voz de sabiduría en una etapa de tanto desconcierto y desvarío”

AVLL analiza el nuevo orden mundial y las próximas elecciones del 2026. Advierte la fragmentación de la derecha, la crisis existencial del liberalismo y el error histórico de la izquierda. Y a días de celebrar los 89 años de Mario Vargas Llosa (28 de marzo), examina su obra literaria, su ejemplo moral y su legado político.

Mario Vargas Llosa pasó de ser el intelectual que se despidió de la vida pública a convertirse en el padre que Álvaro Vargas Llosa ha reencontrado en la intimidad.
Carlos Cabanillas

¿Hemos vuelto al siglo XIX y se acaba el multilateralismo?

Estamos en un periodo de reorganización de lo que ha regido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En cierta forma hemos regresado al pasado, pero evidentemente traducido al contexto de hoy. Tenemos a los países más poderosos interesados no en formar parte de un sistema internacional con reglas, en el que el derecho internacional se respete por lo menos formalmente; más bien están interesados en reemplazar eso por un sistema de hegemonías y zonas de influencia.

¿Ha vuelto el imperialismo…?

Podríamos decir que hay una tendencia imperialista. Estados Unidos hoy está centrado en la noción hegemónica. Es decir, yo voy a tener un control o por lo menos una influencia desproporcionadamente alta en ciertas zonas. Y dejaré que China y Rusia, las otras grandes potencias, tengan sus propias zonas de influencia y hegemonía. Eso significa que para Estados Unidos, hoy, preservar ciertas alianzas y amistades es menos importante que establecer esa presencia hegemónica. Hay algo de lo que fue el siglo XIX. Pero las tendencias nacionalistas también empiezan a prevalecer sobre los sistemas internacionales, y en eso hay también ecos de comienzos del siglo XX. Hay una ola nacionalista en el mundo y América Latina no es impermeable.

Hay una lógica imperialista, pero también un recorte del rol de ‘policía del mundo’.

En el nacionalismo hay una contradicción muy profunda. Esa es una. La otra tiene que ver con achicar el Estado. En Estados Unidos el Estado ha crecido de forma elefantiásica. Y están tratando de desregular algunas áreas de la economía, de desburocratizar. En eso hay un instinto correcto. Pero al mismo tiempo, practican el nacionalismo económico, proteccionista e intervencionista. Esa contradicción enorme hará que sea difícil obtener buenos resultados. Lo mismo en política exterior. Quieren establecer zonas de hegemonía y ejercer el imperialismo, pero también alejarse de ciertas responsabilidades.

También hay una retirada de Latinoamérica.

Desde hace tiempo Estados Unidos tiene poco interés en América Latina, excepto en drogas, inmigración y presencia china. Intentó evitar que China tuviera una presencia muy importante en el Puerto de Chancay. No lo consiguió.

En su artículo del Washington Times dice que es un error y que el libre mercado se abrirá paso.

Si Estados Unidos descubre que estas guerras arancelarias y comerciales provocan un aumento de la inflación y una erosión del apoyo al Gobierno, tendrán que dar marcha atrás. Pero, hasta que descubran eso, van a usar los aranceles como arma de negociación política.

¿Cómo se siente un liberal clásico entre la izquierda woke y la derecha Trump?

Me siento raro, desplazado. Es contradictorio porque al mismo tiempo soy un observador. Cuando uno se ha pasado una buena parte de la vida observando y reflexionando, y pasan cosas tan inesperadas y trascendentales, es inevitable cierta fascinación. La fascinación que produce el abismo. Como liberal, pensaba que nuestras ideas habían obtenido un derecho de ciudad. Hoy día no es así. Salvo casos aislados, los liberales estamos en una especie de exilio existencial. Ya no solamente tenemos que enfrentar a una izquierda retrógrada. También a una derecha que practica el nacionalismo económico y el hegemonismo en política exterior, y que confunde porque en ciertas áreas tiene un discurso liberal. El problema es que el agua y el aceite no funcionan ni en el mundo físico ni en el de las ideas.

En Perú también hay una izquierda identitaria con Castillo y una derecha trumpista con López Aliaga.

En Perú hay una derecha conservadora que es mayoritaria, pero muy fragmentada. Hay una preeminencia de esta tendencia, a menos que ocurra un extraño, como se dice en la hípica. Vamos a ver una suma de fuerzas conservadoras prevaleciendo sobre las fuerzas de izquierda. El contexto facilita mucho. Hay índices de criminalidad absolutamente espeluznantes que son parte del paisaje natural. Y los excesos de la izquierda y la extrema izquierda han contribuido. La izquierda ha sido de una gran irresponsabilidad. Ya ni siquiera hablo de la izquierda cercana a Sendero Luminoso, sino de esa izquierda que se pretendía más moderna y que, por rechazo a la derecha, le ha hecho el juego a la extrema izquierda, facilitando el copamiento de espacios de una derecha conservadora, autoritaria y mercantilista. Para los liberales también el Perú es un escenario sumamente difícil. Hay algunos que están batallando heroicamente.

“MVLL DISFRUTA LA CONVERSACIÓN”

Boluarte también polariza antes de irse…

Estoy en contra de la idea de acortar su mandato. No tiene sentido. Hay que llegar a las elecciones de 2026. No falta nada. El Perú debe tener cierta estabilidad aun en medio del caos.

Con una cédula enorme y 50 partidos…

Es difícil. Las alianzas se dan en segunda vuelta. Se ha instalado la idea en el Perú de que cualquiera puede ser presidente. Y con esta fragmentación se puede pasar a la segunda vuelta con 8%. Ahora, todos se quejan, pero el mercado político es muy sabio. El mercado va depurando las candidaturas. Y, al final, la jungla se concentrará en dos o tres candidatos.

¿Cómo ha cambiado? Del liberal radical en El pez en el agua al promotor del voto en blanco en 2001. Y al pragmático maduro con Dina Boluarte.

Tengo la edad que tengo. Algo de maduración tiene que haber, pero en lo esencial mi visión es la misma. Lo que yo quisiera que fuera el Perú no es muy distinto de lo que yo quería que fuera hace 30 o 40 años. Un país donde reine una libertad política, económica y cultural lo más amplia posible. En lo que se refleja mi maduración es en mi mayor conciencia de los límites de lo posible. Uno no actúa en el vacío. ¿Cómo reformaríamos como liberales el Poder Judicial y el Ministerio Público, donde hoy está instalada gran parte de la tragedia peruana? No tiene respuestas fáciles. Cualquiera con poder va a tratar de instalar allí sus influencias. Cuando uno es joven piensa que todo es posible.

Se distanció de MVLL (Mario Vargas Llosa). Elegir entre Alejandro Toledo y Alan García hoy suena fácil.

Aprendí algunas cosas. Primero, creo que tenía razón porque yo me aparté de todo eso y advertí al país que lo que se venía con Toledo era la corrupción, independientemente de que también se venía la democracia. Y se venía también toda una cadena de acontecimientos, así que creo que, en realidad, razón no me faltaba. El tiempo lo demostró. Ahora, aprendí que el voto en blanco no sirve. Es un voto moral y eso es muy legítimo. Es un voto con el que uno se va a dormir muy tranquilo, con la conciencia limpia. Fantástico, pero no sirve de nada. Salvo el caso irreal de que una iniciativa por el voto en blanco obtuviera tantos votos que legalmente fuera posible obligar a una celebración de nuevas elecciones. El voto en blanco, en el fondo, priva al segundo de alcanzar al primero. Lo aprendí en las últimas elecciones. Yo les explicaba a muchos que ese voto solo le iba a servir a Pedro Castillo, que estaba primero. Es elemental y muy fácil de entender.

Pedro Cateriano dice que MVLL apoyó a Keiko Fujimori por influencia de Sartre. Hoederer, en Las manos sucias, critica a los intelectuales y su pureza.

Mi padre si algo encarnó desde joven es la idea de que el intelectual no debe encerrarse en paredes de corcho ni ser ajeno al ruido de la calle. Al contrario, siempre demostró una vocación de ejercicio permanente del derecho ciudadano. Hay intelectuales que ven todo eso con cierta distancia, hasta menosprecio. Pero él no fue así. Yo tampoco. Uno es el animal cívico que es.

Si bien está dedicado a temas familiares, ¿ha expresado algún comentario político reciente?

Él está completamente retirado de la vida pública, ya lo anunció urbi et orbi. Lo cual no significa que no esté observando lo que pasa ni que no esté atento. Pero ya está en otra etapa y hay que respetar eso. Ha dado muchas décadas a la vida pública en el Perú y el mundo. Como todas las etapas, esta tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas. Una de ellas es que el Perú se pierde a una voz de sabiduría en una etapa de tanto desconcierto y desvarío. Pero quedan sus enseñanzas y sus lecciones. Y para quienes estamos en la intimidad con él, ahí queda también su cercanía, que es tan importante.

¿Hay un paso de la antorcha? El peruano quiere saber por quién vota Vargas Llosa.

Yo prefiero no pronunciarme, es demasiado pronto. Todo ese proceso muy fascinante va a ocurrir en los próximos meses. Yo sé que es difícil disfrutar el fango en que se ha convertido la política, pero hay cosas buenas. Todavía hay un sistema democrático. El golpe de Castillo fracasó. La asonada golpista y violenta contra su entonces vicepresidenta y hoy presidenta también fracasó. Y, a pesar de la polarización, la podredumbre institucional, los abusos que se cometen y el índice espeluznante de criminalidad, el Perú preserva todavía su democracia y un muy menguado Estado de derecho. Y eso es precioso.

Viene por el cumpleaños de MVLL. ¿Qué regalarle a quien lo ha vivido todo? ¿Tiempo y salud?

Sobre todo eso. Salud. Compañía. Diálogo. Calidad de vida. Mi padre disfruta mucho la conversación. Le encanta que le traigan noticias. “Acaban de publicar una nueva edición de tu libro en China”, por ejemplo. Es una persona que siempre ha necesitado visceralmente estar informada, saber cosas. Eso es lo que más se le puede regalar. Información, noticias en el sentido amplio de la palabra. Privadas y públicas.

Son 25 años de La fiesta del Chivo.

Cuando me preguntan por la mejor novela, cito tres. En la primera etapa, Conversación en La Catedral. En la segunda, La guerra de fin del mundo. Y en la tercera, sin duda, La fiesta del Chivo.

MVLL cumplió planes quinquenales con rigor estajanovista, salvo el segundo tomo de memorias.

Sí, pero en realidad más cosas. Siempre ha dicho que tiene más proyectos que tiempo. Es una expresión de su vitalidad, de su capacidad para combatir el tiempo. En el tintero se quedan siempre cosas. Pero eso, en términos de ejemplo de disciplina y coherencia, es muy valioso.

El liberal Mario Vargas Llosa ha vuelto a estar en minoría, contra viento y marea.

Sí. Somos una minoría muy valiosa. Tarde o temprano habrá un agotamiento del socialismo y el nacionalismo. Las ideas liberales resurgirán.

Hay dos nuevos libros sobre MVLL. Una biografía literaria y una política. Pero también ha hablado de arte, medios, gastronomía. Es muy sensual…

Bonito regalo de cumpleaños para alguien que está a pocos días de cumplir nada menos que 89 años. Ya está en el umbral de los 90 años. Y que salgan más. Muy sensual. Una buena palabra. Siempre ha tenido una vocación y sed de aventura. Todo remite a una sola palabra: aventura. Creo que lo define muy bien. Llevar los límites de la realidad al extremo. Tratar de vivir en la vida real aquello que su imaginación le ha hecho vivir en la vida literaria. Siempre tratando de ampliar las posibilidades de lo real. Por eso, ha sido una persona tan activa y vital. Marea pensar en su biografía. Ni siquiera es posible hacer una biografía cabal. Es muy difícil abarcar una personalidad tan múltiple.

¿Qué mensaje le daría por su cumpleaños?

Le diría que ya llego. Y que va a ser una enorme satisfacción celebrar un año más con él. 89 son muchos años y le deseo muchísimos más. Y le agradezco mucho todo lo que me ha dado y me sigue dando en términos de ejemplo, conocimiento, disfrute, lección de vida y vocación, vocación por las letras, el pensamiento, el civismo y la libertad.

“Rafael Belaunde no es caviar. Iba a ser ministro de Keiko”

¿Quiénes defienden el liberalismo en Perú?

Me parece magnífico que Carlos Espá haya logrado inscribir un partido y esté recorriendo el país intensamente. Rafael Belaunde creo que es una persona valiosa que tiene que aportar. Sé que está ahora medio peleado con la derecha conservadora, pero Rafael Belaunde es cualquier cosa menos un izquierdista y un caviar. Iba a ser ministro de Keiko Fujimori si hubiera ganado las últimas elecciones, era parte de su equipo. Y estoy seguro de que ella lo hubiera nombrado ministro. Liberales no faltan, pero no hay un partido que tenga arraigo social.

¿Rafael Belaunde no es caviar, pero coquetea con ellos por estrategia?

Rafael Belaunde no es caviar. Tiene una visión más bien liberal. Pero cierta derecha lo ve como un competidor y entonces trata de empujarlo hacia la izquierda. La izquierda peruana no se ha modernizado y no ha aprendido. Cometió un gravísimo error histórico aliándose a Pedro Castillo. La izquierda democrática debió ser la que saliera a combatir a Castillo. Pero se trataron de subir a ese carro y se hundieron políticamente con él cuando intentó ese grotesco golpe de Estado. La gran pelea va a estar entre distintos matices de la centro-derecha a la derecha.

Fuente: Perú 21

Entrevista publicada en el Diario Perú 21

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