Por Verónica Insausti
El secretario general de la OEA, ya no sirve para los intereses norteamericanos. Es evidente que con el nuevo mapa geopolítico en la región, la Casa Blanca, en su intento de no dejar morir a la institución política que le sirvió para manejar su patio trasero durante décadas, ahora necesita un rostro fresco, y Luis Almagro, con sus nefastos antecedentes, ya no encaja. Es momento de sacarle sus trapos sucios, actos de corrupción que seguramente irán saliendo en los próximos días.
Su relación sentimental con una subordinada es solo la punta del iceberg. Pero una cosa es que los gringos aceleren su salida por malversación y faltas administrativas, y otra es el juicio pendiente que tiene con Latinoamérica y El Caribe por su rol activo en el Golpe de Estado en Bolivia, por ser el principal impulsor del farsante Güaido, y por liderar funestas acciones con “El Grupo de Lima” que tanto daño hicieron a nuestros pueblos, entre ellas, causar el cierre de la frontera Colombo – Venezolana, ocasionando que el intercambio comercial disminuyera de cinco mil millones de dólares anuales a tan solo 300 millones en la actualidad, según cifras oficiales del gobierno de Colombia.
Esto significó el hambre para cientos de miles de personas en ambos países, durante siete años y hasta hace unos días, cuando Gustavo Petro y Nicolás Maduro decidieron re abrir la frontera. Sin duda, Luis Almagro pasará a la historia como el secretario de la Organización de Estados Americanos, más desestabilizador de nuestras democracias, y el más servil a los intereses de EEUU.
La misma causa por la que saldría Almagro, fue la que utilizaron para destituir al presidente del BID, Mauricio Claver- Carone, el primer norteamericano en ocupar dicho cargo en una Institución multilateral, en donde siempre había sido presidida por un latinoamericano. Esta elección en septiembre de 2020 causo malestar en la mayoría de países de la región, y ahora mientras se elige al sucesor, la economista hondureña Irene Mejía Chacón ocupa el cargo de presidenta interina.
Pero que hay detrás de estos cambios en estas dos instituciones estratégicas para el control de EEUU sobre Latinoamérica y El Caribe. No es casualidad que ambas cabezas, Almagro y Claver Carone, serán destituidos casi a la vez. En tiempos donde EEUU pierde el control global y estamos asistiendo a un nuevo orden multipolar, en tiempos donde cada vez más líderes políticos en nuestra región coinciden en fortalecer la CELAC y la UNASUR para enfrentar en bloque la crisis sistémica, en tiempos donde China se ha convertido en el principal socio comercial de Latinoamérica.
En estos tiempos, le urge a EE.UU. re plantear sus relaciones con la región que consideraba su “patio trasero” a través de su alicaída OEA, y con su cajero, el BID. ¿Lo lograrán o ya es demasiado tarde? Si Lula gana las elecciones en Brasil, no solo se consolida la posición de la región en negociaciones como bloque, también se abre la entrada de los BRICS en Latinoamérica, y hasta se podría convertir en territorio de paz, con el presidente brasilero como el mejor mediador diplomático en esta absurda guerra ocasionada para demostrar quien controla el mundo.
