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Gabriel Merino: Desarrollo pacífico de China, un ejemplo alternativo al hegemonismo occidental, afirma académico argentino

BUENOS AIRES, 28 dic (Xinhua) — El desarrollo pacífico de China, apalancado en la cooperación internacional, la lógica de la inclusión y la teoría de ganar-ganar, se ha convertido en ejemplo para países y regiones del mundo por tratarse de un ascenso alejado del hegemonismo occidental, afirmó el académico argentino Gabriel Merino.

“El desarrollo pacífico de China es importante, porque no sigue el patrón occidental de desarrollo, y por eso muestra que es posible otra forma de ascenso en el sistema mundial”, planteó el experto en una reciente entrevista con Xinhua.

El experto, licenciado en Sociología y doctor en Ciencias Sociales, destacó que los líderes chinos han enfatizado en distintos foros internacionales que China no tiene el gen de invadir ni de buscar la hegemonía, siendo la paz un valor primordial.

“China ha puesto en crisis la teoría que dice que la única forma de desarrollo y de ascenso de la sociedad y del Estado es el reforzamiento de la acumulación capitalista y de poder a través de medios militares y el colonialismo o el imperialismo”, subrayó el académico.

Merino mencionó que “el patrón de desarrollo occidental basó su dominio y hegemonía en el control del comercio y de las finanzas globales, en articulación con el colonialismo o el imperialismo, es decir, mediante la combinación de la acumulación económica y la expoliación con el dominio político, militar y sobre todo colonial”.

“Esa articulación entre imperialismo, colonialismo, desarrollo del capitalismo y militarismo fue clave en el desarrollo y en el patrón de ascenso occidental desde el siglo XV en adelante, y sobre todo a partir del siglo XIX, cuando Occidente se vuelve dominante en el sistema mundial”, apuntó el docente de la Universidad Nacional de La Plata.

Agregó que el ascenso de China y de otros países emergentes “supone un profundo cambio de sistema y, por lo tanto, distintas dinámicas de poder, porque el ascenso de China y de otros emergentes que contienen a grandes mayorías mundiales en términos la población supone también una democratización del sistema, una transformación profunda, que implica una mayor igualdad dentro del sistema”.

De acuerdo con Merino, es un error tratar de aplicar o adjudicar a China el patrón de desarrollo occidental, ya que el país asiático no tiene una ideología como la del centrismo occidental ni un pensamiento asociado a la supremacía civilizatoria.

“El patrón occidental definió una civilización superior frente a una ‘barbarie’ que debe ser colonizada, educada y civilizada, y eso sirvió para justificar la expansión, la dominación, la subordinación de otras culturas, y no solo la subordinación, sino también los procesos de desculturización y de reculturización”, explicó el analista.

El investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) señaló que, por el contrario a la experiencia occidental, la cultura e historia de China han valorado la inclusividad y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones.

Esa valoración, dijo, propicia la construcción de “un mundo multipolar, un mundo más democrático e igualitario, donde la inclusividad o el aprendizaje mutuo son fundamentales para pensar en un cambio hacia un sistema más justo. Ahí puede haber un gran aporte de la cultura china”, resaltó.

Merino recordó que el sistema mundial ha conocido y enfrentado las consecuencias del pensamiento de “suma cero” surgido de las teorías de las relaciones internacionales. “Es cierto que en el pensamiento occidental, sobre todo en las crisis, domina esta idea de suma cero”, añadió.

Agregó que China ha enfatizado, en cambio, la idea de ganar-ganar, lo que implica “otra forma de pensar, incluso de pensar el poder, no de forma acrítica, sino también pensando en sus asimetrías”.

Merino mencionó ejemplos concretos de la perspectiva China de ganar-ganar, entre ellos la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que es clave para el desarrollo de China y, en paralelo, beneficia a países de la periferia o de la semiperiferia del sistema que tienen problemas importantes de infraestructura.

También hizo hincapié en la cooperación que propicia Beijing en materia de tecnología, “una de las claves que definen al sur global, por la asimetría entre el norte global monopolizando la tecnología y el sur global despojado de esa tecnología”.

Merino aseguró que “la vieja arquitectura financiera, pensada post-Segunda Guerra Mundial, bajo la hegemonía estadounidense, ha generado relaciones de ganar-perder en el mundo actual”.

“Al pensar otra arquitectura financiera, otro sistema monetario mundial, China está en un rol importante, que puede beneficiar al conjunto de la humanidad, en pos de un sistema más justo, más igualitario y más democrático”, consideró el académico argentino.

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