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Opinión

Incendios forestales se duplican en Perú y no existe un plan de prevención

Jonathan Hurtado, Fiorella Montaño

El 30 de setiembre último, en la comunidad asháninka de Cleyton, en el distrito y provincia de Puerto Inca (Huánuco), un hombre que intentaba limpiar un campo para hacer ganadería inició un fuego que se hizo incontrolable. Fernando Roel Carpio Amaringo, dirigente indígena de la provincia, dice que era la primera vez que veía unas llamas de tal magnitud. El fuego duró varios días y solo pudo ser sofocado por una lluvia inesperada.

Situaciones como esta se han hecho cada vez más frecuentes en el país. Las cifras del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) evidencian un incremento del 115,51% de estos siniestros en los últimos cuatro años. En 2019, se reportaron 664 incendios forestales en Perú. Al año siguiente la cifra se incrementó a 1.343 y, en 2021, descendió a 817. Sin embargo, el año pasado escaló nuevamente, hasta alcanzar los 1.431 eventos.

Solo entre el 1 de enero y el 20 de octubre de 2023, de acuerdo a la misma fuente, se contabilizaron 1.161 incendios forestales. La mayoría de ellos (306) se concentraron en Cusco. Le siguen las regiones de Ucayali (110), Áncash (108), Apurímac (105), y Puno (74).

La información estadística del COEN es remitida por los propios gobiernos locales, a través del Sistema de Información Nacional para la Respuesta y Rehabilitación (Sinpad), y se orienta a determinar la afectación que causan estos eventos en la población de una zona.

El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), en paralelo, lleva un registro más amplio, que incluye cantidad de siniestros, hectáreas afectadas y no se limita a zonas con población en riesgo. Sin embargo, solo cuenta con datos hasta 2021.

En este caso, al comparar el impacto registrado en 2017 con el de 2020, se aprecia un incremento del área afectada de más del 334%. No obstante, si se amplía el análisis hasta el último año con reportes, el aumento es de 54,47%.

A detalle, en 2017, la autoridad forestal contabilizó 5.541 emergencias que afectaron 123.656 hectáreas. Tres años después, cuando empezó la pandemia, se reportaron 14.197 eventos que abarcaron 537.857 hectáreas. Y en 2021, finalmente, se detectaron 7.104 siniestros de este tipo, en una superficie de 191.013 hectáreas.

El 98% de los incendios forestales tiene como origen las actividades humanas, según el Serfor. Dicha entidad elaboró un plan sectorial de prevención y reducción de riesgos para estos casos con una vigencia del 2019 a 2022. Sin embargo, el mismo no fue actualizado y, hoy, el país no cuenta con una guía para hacer frente a los incendios forestales.

El objetivo del plan vigente hasta el año pasado era disminuir la ocurrencia de estos eventos y, de esta manera, “reducir la vulnerabilidad de los bosques, de las tierras con capacidad de uso mayor forestal y de protección, y de la fauna silvestre”. Las cifras reportadas evidencian que esos objetivos están muy lejos de cumplirse.

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LIMITACIÓN. En 2023 no se contó con una estrategia actualizada para combatir los incendios forestales.
Foto: Hablemos de Chazuta.

Elvira Gómez Rivero, directora general de la Dirección de Información y Ordenamiento Forestal y de Fauna Silvestre del Serfor, considera que la incidencia de estos siniestros no se ha reducido porque todavía existe la necesidad de un “cambio de culturas y de miradas sobre cómo vemos los incendios forestales”.

“Está la costumbre de la población rural que, por falta de fondos, ve más fácil la roza [corte de la parte aérea de la vegetación] y la quema para mejorar sus áreas de cultivo”, dijo la funcionaria a este medio. De ese modo —agregó— la gente evita cortar y juntar los rastrojos y desperdicios generados al tumbar los bosques.

Los incendios forestales no se dan todo el año: se presentan, principalmente, entre julio y octubre. Esto se debe a su vínculo con las temporadas secas, cuando el fuego es utilizado en el manejo de prácticas agropecuarias y cambios de uso del suelo, y las condiciones de los ecosistemas hacen más factible su propagación.

Al ser consultado por OjoPúblico respecto a la actual falta de una herramienta para hacerle frente a estas emergencias, el Serfor indicó que, en este momento, se encuentran trabajando con la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) en un nuevo plan, esta vez multisectorial. El mismo, según señalaron, tendrá una vigencia del 2024 al 2026, y está previsto que se apruebe, como máximo, en diciembre.

Mientras tanto, en el terreno, los bomberos forestales trabajan con equipos básicos de protección insuficientes y problemas para desplazarse por falta de vehículos propios o soporte oportuno de otros sectores involucrados. En medio de esas carencias, las llamas consumen y degradan miles de hectáreas en las zonas andinas y, ahora, también en la Amazonía.

Incremento de incendios forestales

Históricamente, estos eventos se concentraban, sobre todo, en la sierra de Perú. Sin embargo, en los últimos años, la Amazonía se ha convertido en un nuevo foco de incendios forestales. Entre el 1 de enero y el 20 de octubre de este año, se registraron 1.161 casos en todo el país, según información del COEN. Los mismos afectaron a 23 regiones, 142 provincias y 512 distritos de la costa, sierra y selva.

Cusco es la región más impactada: en lo que va del 2023 sufrió 306 incendios. Le siguen Ucayali (110), Áncash (108), Apurímac (105), Puno (74), Ayacucho (69), Huancavelica (68), Amazonas (65), Cajamarca (58), Piura (38), Huánuco (33), Junín (27), Madre de Dios (16), Pasco (16), La Libertad (15), Arequipa (12), Lima (11), San Martín (10), Moquegua (8), Lambayeque (6), Ica (3), Tacna (2) y Tumbes (1).

Según las estadísticas del COEN de los últimos cinco años, hay un incremento de incendios forestales en el país, cuyo pico máximo se dio en octubre de 2022, con 432 casos. El segundo mes con más emergencias en dicho periodo fue setiembre de 2023, con 429 incidentes, y agosto último, cuando se notificaron otros 350 siniestros.

 

El Serfor, en tanto, registra 2.746 alertas de incendios forestales en el país en lo que va del año. Como se precisó, estas últimas también abarcan áreas donde no hay habitantes. Sin embargo, la tendencia es similar: si se comparan las alertas de 2019 (1.074) con las de 2022 (2.703), se observa un incremento de 151,68%.

En enero pasado, el Ministerio del Ambiente, a través del Instituto Geofísico del Perú, publicó un artículo científico en la revista International Journal of Wildland Fire donde se señala que la cantidad de incendios forestales ocurridos en el país se han incrementado severamente en los últimos 20 años.

El estudio, denominado El papel de las condiciones de sequía en el reciente aumento de la ocurrencia de incendios forestales en las regiones altoandinas del Perú, sugiere que el retraso en el inicio de la temporada de lluvias empieza a desempeñar un mayor rol en el incremento de la ocurrencia de incendios forestales entre los meses de setiembre y noviembre.

“Respecto a las condiciones atmosféricas, hemos tenido una gran sequedad, con periodos de ausencia de lluvias, tanto en la sierra sur como en la Amazonía. Hasta hace poco, en la selva, hemos tenido temperaturas de 40 grados. Esas son condiciones que incrementan la  posibilidad de que se desarrollen incendios forestales”, indicó a OjoPúblico el especialista en meteorología del Senamhi, Diego Rodríguez Zimmermann.

HEMOS TENIDO UNA GRAN SEQUEDAD, CON PERIODOS DE AUSENCIA DE LLUVIAS”.

En 2022, el periodo de lluvias se retrasó en la sierra sur del país. Rodríguez Zimmermann detalló que este año, debido a la presencia de El Niño, las precipitaciones en la sierra y en la selva de Perú han sido escasas.

Si bien las estimaciones indican el inicio de un periodo más húmedo a partir de octubre, pueden presentarse deficiencias en algunas zonas del país. Según los pronósticos de la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), es probable un escenario de lluvias por debajo de lo normal en la región andina, particularmente en la sierra sur, para los siguientes meses.

Una variable a tener en cuenta para el desarrollo de escenarios de riesgo de incendios forestales es la frecuencia de las precipitaciones, explica Rodríguez Zimmermann. Si, por ejemplo, se da una menor precipitación, pero las lluvias se presentan de forma sostenida en el tiempo, la tierra se mantiene húmeda, y disminuye la probabilidad de expansión de los incendios.

AFECTACIÓN. Hasta el mes de octubre, se registraron 1.161 casos en todo el país.
Foto: IX Comandancia CGBVP

Los reportes de escenarios de riesgo elaborados para Cusco, Ucayali, Áncash, Apurímac, y Puno —las cinco regiones con más cantidad de incendios forestales— evidencian el incremento de estos incidentes en las últimas dos décadas.

Hasta el 20 de octubre, según cifras del COEN, Cusco fue la región más afectada por incendios forestales, y el pronóstico de menores lluvias podría continuar impactando a esta zona. Por el momento, se han perdido más de 2.792 hectáreas de cobertura vegetal y 254 hectáreas de cultivo en la región. Además una persona falleció y otra resultó herida por estos incidentes.

El reporte de escenarios de riesgo por incendios forestales en la región, elaborado por el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), señala que un aproximado de 1.491 centros poblados se encuentran en riesgo muy alto. En otras palabras, el 21,6% del territorio (más de 1,5 millones de hectáreas) de Cusco está en este nivel de exposición. En el periodo 2003-2022, detalla el documento, se presentó un incremento de incendios en la región, teniendo un aumento exponencial entre los años 2018-2020.

SALTO. Información del Cenepred muestra el incremento de incendios en Cusco.
Gráfico: Cenepred

 

En Ucayali, la provincia con más cantidad de eventos en el periodo 2003-2022 es Coronel Portillo. Esta área, ubicada entre selva baja y media, perdió 630.517 hectáreas de cultivo y cobertura vegetal en dos décadas. La región tiene algo más de 33 hectáreas en riesgo muy alto por la ocurrencia de incendios. Solo este año, se perdieron 51 hectáreas de cultivo, según el reporte del COEN al 20 de octubre.

En Áncash, mientras tanto, el 24,35% del territorio (más de 800.000 hectáreas) se encuentra en riesgo muy alto. Siendo los pajonales de puna el ecosistema más propenso al fuego. Las provincias con la mayor cantidad de población establecida en las zonas de muy alto riesgo son Bolognesi, Huari, Aija, Antonio Raymondi y Huaraz. En lo que va del año ya se destruyeron 793 hectáreas de cobertura vegetal y se perdieron otras 73 de cultivos por estos eventos, de acuerdo al COEN.

Apurímac, en paralelo, presenta 826 hectáreas de cobertura vegetal y 43 de cultivo afectadas. Además, hasta el 20 de octubre, murieron ocho personas y otras 12 fueron heridas a causa de incendios forestales, según el COEN. El escenario de riesgo detalla que el 56,04% del territorio de la región (más de 1,1 millón de hectáreas) está expuesto a riesgo muy alto.

Puno, por último, tiene al 38,21% de su territorio (más de 2,5 millones de hectáreas) en riesgo muy alto frente a la ocurrencia de incendios. Se estima que 1.351 centros poblados de la región se encuentran en este territorio propenso al fuego, así como 20.503 hectáreas agrícolas. Este año, la región ya acumula más de 1.052 hectáreas de cultivos y 305 hectáreas de cobertura vegetal afectadas. En este contexto, falleció una persona y otras tres resultaron heridas, de acuerdo al COEN.

Los incendios en la Amazonía 

De acuerdo a un estudio publicado este año en la revista Nature, las perturbaciones provocadas por los incendios, junto a la deforestación a gran escala, pueden crear un efecto de bloqueo que impide que el bosque vuelva a su estado original. La investigación señala, incluso, que el fuego podría impedir la recuperación del 56 al 82% de la selva amazónica.

De acuerdo a Pedro Pablo Ribera Mejía, ingeniero forestal boliviano que lleva una década estudiando el impacto de los incendios forestales en la Amazonía, el cambio climático ha incidido de manera dramática en la generación de estos siniestros. “Además, se comportan de una forma cada vez más agresiva, por lo que se requieren más recursos para poder enfrentarlos”, contó.

Las condiciones para que los incendios se den con más frecuencia están dadas, según el especialista. Entre ellas enumera el incremento de la temperatura, la pérdida de humedad y la velocidad de los vientos, factores que provocan eventos con proporciones sin precedentes.

“Menos bosque significa menos capacidad para albergar humedad. Entra más luz, entra más temperatura, entonces se afectan los microclimas. Podemos decir que los bosques amazónicos se van haciendo más inflamables, y esto es como una bola de nieve”, advirtió Ribera Mejía a OjoPúblico.

MENOS BOSQUE SIGNIFICA MENOS CAPACIDAD PARA ALBERGAR HUMEDAD”.

En los primeros días de setiembre, Ucayali —la segunda región amazónica con más extensión y la que reporta más siniestros de esta área— registró una temperatura de 38,4 grados centígrados. Desde 2015, cuando se reportó una temperatura de una décima menos, no se tenía una temperatura semejante, explica Carmen Farfan Tovar, especialista del Senamhi, que analiza Huánuco y Ucayali.

En setiembre, según Farfan Tovar, se han presentado hasta 10 días consecutivos con temperaturas calificadas de cálidas hasta extremadamente cálidas. Los focos de calor, alerta la especialista, se concentran en la selva.

Elvira Gómez Rivero, de la Dirección de Información y Ordenamiento Forestal y de Fauna Silvestre del Serfor, sostiene que el incremento de la sequía es la principal causa de los numerosos incendios que se presentan este año en la Amazonía. “Es la peor sequía en décadas. Por lo tanto, hay bastante combustible [restos de vegetación inflamable] y hay que tener más cuidado”, advierte.

El Serfor cuenta con un sistema de alertas tempranas de incendios forestales, que permite identificar focos de calor agrupados, proyectados sobre la cobertura vegetal natural, plantaciones y puntos cercanos a zonas agropecuarias. De acuerdo al mismo, Ucayali (25.706), San Martín (20.195), Huánuco (17.887) y Loreto (14.947) han presentado la mayor cantidad de focos de calor en lo que va del año.

Como se detalló previamente, Ucayali ha reportado 110 incendios forestales, según información del COEN actualizada al 20 de octubre. OjoPúblico intentó comunicarse con las autoridades forestales de la región para conocer las acciones de prevención y control que realizan, pero no obtuvo respuesta.

Entre el 1 enero de 2019 y el 20 de octubre de 2023, en esta región se ha dado un crecimiento sostenido del número de alertas de incendio forestal, de acuerdo a datos del Serfor. En 2019 hubo 15 alertas; en 2020, 38; en 2021, 232; el año pasado se registraron 258, y, en lo que va del 2023, 497.

Según el COEN, Amazonas es la segunda región amazónica que presenta más incendios forestales este año, 65 al 20 de octubre. En este caso, el Serfor ha identificado que, en 2019, se tuvieron 23 alertas. Un año después se incrementaron a 62; en 2021 se redujeron a 22; en 2022, subieron a 63, y, en lo que va del 2023, se han registrado 58 alertas.

La tercera región amazónica con más incendios forestales registrados este año es Madre de Dios, que reporta 16, de acuerdo al COEN. Las alertas de incendio forestal de Serfor, en tanto, se presentaron de la siguiente manera: en 2019, hubo 31; al año siguiente, 37; en 2021, 90; en 2022, 65, y, en lo que va de este año, 198.

Cordillera escalera

INUSUAL. Incendios en bosques amazónicos se presentan con más frecuencia.
Foto: Siendo Naturaleza

En el caso de la región San Martín, hasta el 20 de octubre, se registraron nueve incendios forestales, según el COEN. El histórico de Serfor, mientras tanto, contabiliza cuatro alertas de incendio forestal en 2019. Un año después subieron a 14; en 2021, a 36; el año pasado a 50; y en lo que va del 2023, a 99.

Loreto no aparece en los registros de incendios forestales de este año del COEN. De acuerdo al Serfor, esta región —la más extensa del país— tuvo cuatro alertas de incendio forestal en 2019. Al año siguiente fueron 19; en 2021, 95; en 2022, 161, y en lo que va del 2023, 261.

Áreas protegidas

En lo que va del 2023, según información del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), se han registrado 16 incendios forestales al interior de zonas protegidas. Otros 21 episodios se dieron en zonas de amortiguamiento, que rodean a dichos territorios.

El área natural protegida más afectada fue la Reserva Nacional del Titicaca, que tuvo cuatro incendios en lo que va del año. El fuego arrasó cerca de 60 hectáreas de totorales secos en la reserva ubicada en la región Puno. Las otras áreas más impactadas por incendios son la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas —situada entre las regiones de Lima y Junín— y la Reserva Nacional de Junín —localizada entre Junín y Pasco—, con tres incendios cada una.

Wilder Canales Campos, responsable de Gestión Participativa del Sernanp, indicó a OjoPúblico que en 2023, a diferencia de años pasados, se ha visto un inusual incremento de incendios forestales en reservas ubicadas en zonas de selva tropical. Anteriormente, recuerda, el fuego se concentraba principalmente en áreas andinas.

“Nosotros decíamos ‘bueno, nuestros bosques son húmedos y tropicales, aunque en unos cinco a 10 años va a llegar el cambio climático y tenemos que prepararnos’. Sin embargo, [la crisis climática] se ha adelantado. Acabamos de tener un incendio en el Área de conservación Cordillera Escalera, también en el Parque Nacional Cordillera Azul, la Reserva Nacional Pacaya Samiria y el Parque Nacional Manu”, señaló el funcionario.

EL ÁREA NATURAL PROTEGIDA MÁS AFECTADA FUE LA RESERVA NACIONAL DEL TITICACA”.

El origen de estos incendios aún se encuentra en investigación, pero se sospecha que su ocurrencia sea natural. Canales Campos explica que los incendios ocurridos en estas áreas de protección de la selva tuvieron su foco en zonas inaccesibles para la población. Por eso, considera que es probable que haya caído un rayo y el fuego se haya propagado con mayor facilidad en la vegetación seca.

Esto ocurrió en el último incendio forestal de la Cordillera Escalera, según el testimonio de Cindy Reátegui García, directora de Amazon Rainforest Conservancy en Perú. La institución trabaja en la zona y participó en las labores de sofocación del fuego, el cual inició en una cumbre de montaña. La fundadora de la ONG relata que esta parte del bosque se encontraba seca, y se tuvo que escarbar en zonas bajas, para buscar musgos y tierra húmeda para apagar el incendio.

Esta zona es considerada un bosque primario, es decir un ecosistema que no ha sido perturbado por la actividad humana y donde hay especies arbóreas de cientos de años. Canales Campos señala que los últimos siniestros registrados en zonas de protección de la selva han dañado bosques de este tipo.

bomberos forestales

PELIGRO. Incendio en el Área de conservación Cordillera Escalera. En 2023, se han registrado 16 incendios forestales al interior de zonas protegidas.
Foto: IX Comandancia CGBVP

En el caso del Parque Nacional Cordillera Azul, según información oficial, el fuego empezó el 7 de octubre en su zona de amortiguamiento. Quefer Mosquera Pérez, apu de la comunidad kichwa de Callanayacu, que se encuentra cerca de la zona donde fue el incendio, asegura que el origen fue un rayo y que, en un primer momento, no le dieron importancia porque solo se veía humo, “hasta que empezó a arder y en las noches se podía apreciar su magnitud”.

Mosquera Pérez relató a OjoPúblico que la presencia de las brigadas a la zona no fue inmediata y que, igualmente, el acceso al punto del evento era complicado. Afortunadamente, la lluvia ayudó a extinguir las llamas.

Según Russell Zevallos Bejar, comisionado de la Adjuntía para la Administración Estatal de la Defensoría del Pueblo, ante un desastre como es un incendio forestal, las entidades de primera respuesta son las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú y el Cuerpo General de Bomberos.

Poca preparación y deficiencia en el gasto

Ricardo Pajares del Carpio, coordinador del COEN, señaló a OjoPúblico que la respuesta ante la ocurrencia de un incendio forestal se da a través de los distintos niveles de gobierno. Las primeras en responder a estos eventos son las municipalidades distritales.

Si excede sus capacidades, corresponde a la municipalidad provincial dar la atención. Continúa el gobierno regional y, cuando el incidente sobrepasa la capacidad de los gobiernos subnacionales, es el gobierno central el que se hace cargo.

El coordinador del COEN indicó que, por lo general, las municipalidades distritales pequeñas no pueden hacer frente a estos eventos por la carencia de presupuesto e insumos. Por este motivo, recomienda que las labores de prevención y respuesta se eleven —una vez iniciado el fuego— hacia los gobiernos regionales, que cuentan con mayor presupuesto.

En lo que va del año, los gobiernos regionales de Apurímac, Arequipa y Ayacucho han solicitado ayuda del gobierno nacional para apagar, al menos, tres incendios forestales. Los ministerios del Interior y Defensa cuentan con aeronaves que se emplean para apagar los incendios.

bomberos forestales

PRESUPUESTO. Movilizar aeronaves para apagar incendios es un gasto asumido por los gobiernos regionales.
Foto: IX Comandancia CGBVP

Sin embargo, Pajares del Carpio advierte que este es el último recurso a utilizar, ya que el uso de dichas herramientas se cargan al presupuesto del gobierno regional. Emplear un helicóptero por una hora puede llegar a costar S/26.000.

De forma anual, los distintos niveles de gobierno destinan un presupuesto para la reducción de la vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres. Esta partida es empleada para la atención de todos los desastres, incluidos incendios o inundaciones.

Este año, el fondo dispone de S/3.904’578.542 para su ejecución en el ámbito nacional. Sin embargo, hasta el 20 de octubre, solo se ejecutó el 50,8%. A detalle, el gobierno nacional ejecutó 49%, las regiones 54,4% y los municipios 51%.

En el caso de gobiernos regionales, la ejecución no supera el 50% en Cusco (44%), Ucayali (42,2%), Apurímac (45,7%), Áncash (29,1%), Puno (27,7%), Huancavelica (30,9%), Amazonas (40,9%), Cajamarca (32,9%), Madre de Dios (48,9%), Lima (40,8%), Arequipa (43,9%), Moquegua (25,6%) y Tacna (45,6%). Todas estas regiones vienen siendo afectadas por los incendios forestales.

En cuanto a los municipios distritales, la revisión del gasto asignado a esta partida muestra que existen gestiones que no han empleado ni un centavo del presupuesto de prevención.

Un reporte emitido por la oficina de la Defensoría del Pueblo en Cusco indica que, aunque  pertenecen a una de las regiones más golpeadas por incendios forestales, los municipios de Canchis, Calca, Cusco, Chumbivilcas, Acomayo, Espinar, Paruro y Challabamba no ejecutaron sus presupuestos destinados a gestión de riesgo de desastres.

Si bien, en otros casos, los gobiernos locales del país ejecutaron una fracción de esta partida, solo existen tres iniciativas para combatir los incendios forestales de forma específica. Dos de ellas se encuentran a cargo del Gobierno Regional de Cusco y la restante de la municipalidad distrital de Pichari, en la provincia de La Convención, de la misma región.

Una de las iniciativas a cargo del Gobierno Regional contempla la instalación de los servicios de prevención y control de incendios forestales y pastizales. El monto destinado este año es de S/2’275.984, y se encuentra al 99,1% de ejecución.

El otro proyecto de este nivel de gobierno, con el objetivo de mejorar los servicios de prevención y control de incendios en sus siete provincias, tiene problemas de ejecución.

SOLO EXISTEN TRES INICIATIVAS PARA COMBATIR LOS INCENDIOS FORESTALES DE FORMA ESPECÍFICA”.

El Gobierno Regional de Cusco destinó un presupuesto de S/11 millones para su ejecución hasta el 2025, de los cuales S/5 millones deben concretarse este año. Sin embargo, en lo que va del 2023, solo se ejecutó el 19,9% de ese monto y, a nivel general, el 13,1%.

El proyecto contempla, entre otras cosas, la compra de implementos e indumentaria para los bomberos forestales de la región, pero aún no se ha concluido el proceso por controversias con el contratista. Tampoco se han realizado capacitaciones por inasistencia de la población a capacitaciones programadas.

El proyecto a cargo de la Municipalidad distrital de Pichari, por último, se centra en la creación del servicio de atención contra incendios y emergencias de la Compañía de Bomberos Salvadora Pichari – Vraem N° 243. Sin embargo tiene 0% de avance de su presupuesto de S/163.400.

“La Ley del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres dispone que quien conduce la emergencia en el territorio son las autoridades locales, y estas mismas deben empezar a desarrollar capacidades”, advirtió Pajares del Carpio.

Equipos insuficientes

Atender un incendio de forma efectiva depende de varios factores. Uno que puede resultar determinante es la accesibilidad, explica Jorge Luna Tupayachi, bombero forestal con 30 años de experiencia y director de la Oficina de Asesoría Jurídica del Comando Nacional del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú.

Los siniestros pueden durar días y, en zonas inaccesibles, explica Luna Tupayachi, se debe contar con medios de transporte. “En otros países, el transporte de los bomberos forestales es por helicópteros: los dejan en una zona, combaten el incendio y los vuelven a recoger”, detalla. También se usan aviones que pueden movilizar grandes volúmenes de agua.

“La Fuerza Aérea [de Perú] tiene [estos medios]. Pero lo que siempre hemos extrañado es una coordinación mucho más cercana porque, si ya sabemos que todos los años hay temporada de incendios forestales, es necesario que todas las autoridades se junten antes de esa temporada y digan ‘yo tengo el recurso humano’, ‘yo el material’, ‘yo el logístico’”, agrega.

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NECESIDAD. No todos los bomberos forestales cuentan con implementos para apagar incendios.
Foto: Hablemos de Chazuta

A ello se suma que no todos los bomberos cuentan con equipos de protección personal completo o en buenas condiciones, los cuales pueden costar unos USD 2.000.

Para el representante del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios es importante que se trabaje en un sistema de control a través de la autoridad local sobre la quema de vegetación. “Podrían avisarnos cuando son estas para que nosotros estemos atentos y al tanto de la ubicación exacta”, propone.

Lissette Vásquez Noblecilla, adjunta del Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, recuerda que, luego de que un incendio es controlado, es importante que se den acciones de restauración ecológica para recuperar lo perdido. A esto se suma, indicó, la necesidad de obtener evidencia para complementar investigaciones que podrían estar a cargo de las Fiscalías Especializadas en Materia Ambiental.

“Estamos hablando de que se pone en riesgo la vida y la salud de las personas, se producen lesiones en ellas, hay destrucción de viviendas y, en muchas ocasiones, de sitios arqueológicos. Entonces, son impactos que no deberían quedar impunes”, remarcó.

Fuente: Ojo Público

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