El príncipe Otto Von Bismarck el hacedor del moderno estado alemán en el siglo XIX decía que “Los estados no tienen amigos sino intereses” En tal sentido, cabe preguntarse sobre los intereses de la China Popular en América Latina y en especialmente en el Perú, donde crecientes inversiones provenientes de dicha potencia se ubican en importantes sectores de la economía peruana, todo ello a pesar del discurso transnochado de nuestros liberales criollos.
Desde las reformas de 1982 la China Popular apostó por un proceso de modernización, industrialización a pasos agigantados atrayendo inversiones occidentales en especial de las trasnacionales, otorgando una serie de facilidades tributarias, control de la fuerza de trabajo, fomentando las plataformas de exportación, desarrollo tecnológico y militar, todo ello liderado por el Partido Comunista Chino, que aplasta cualquier disidencia interna.
Desde la primera década del siglo XXI la economía china se ha convertido en la principal fuente de exportación de manufacturas a nivel mundial, desplazando a un segundo lugar a los Estados Unidos, Alemania, Japón; y también es el principal mercado para América Latina, África, Asia.
De América Latina tanto las empresas privadas como estatales exportan materias primas, cobre, hierro, zinc, hierro, carne, trigo, petróleo, productos agrícolas para un mercado que tiene una población superior a los 1,400 millones de habitantes, con un mayor poder adquisitivo donde dicho sea de paso se ha levantado la restricción de un hijo por matrimonio.
Es más, se podría decir que el crecimiento económico de nuestros países está ligado al desenvolvimiento de la economía china. Por ello la bonanza de precios de las materias primas en especial de los productos mineros experimentado en el período 2002/2012, se explica en gran medida a la demanda de la economía china, un fenómeno no previsto por los gurús de la economía occidental.
Por tanto, se podría afirmar que si China Popular experimenta un “resfrío económico” a nuestros países nos coge una pulmonía. Ello explicaría también la rápida recuperación de la economía mundial después de la crisis financiera internacional del 2009. Por algo hoy el gigante asiático es la segunda economía mundial en importancia con un valor de su producción (PBI) superior a los 21 billones de dólares, después de Estados Unidos.
Desde el punto de la geopolítica, ciencia que combina los intereses económicos, geográficos y políticos de los países en especial de las potencias en expansión, la presencia de intereses empresariales provenientes de la China Popular ha provocado reacciones negativas en los “halcones” de los Estados Unidos que tradicionalmente han considerado a la América Latina con excepción del Brasil, en su patio trasero. Es decir, en su zona reservada de influencia para practicar e imponer las políticas de “libre comercio” que Norteamérica no aplica.
Los intereses geopolíticos de la China Popular han tenido la audacia de fomentar crecientes inversiones en América Latina, antes considerada el “patio trasero” de los Estados Unidos de Norteamérica. Hoy la presencia del gigante asiático ha desplazado las inversiones norteamericanas, canadienses, australianas, japonesas, españolas y europeas en general de América Latina, y en especial en el Perú se estiman que los capitales chinos superan los US $ 30 mil millones de dólares.
RENTABILIDAD CRECIENTE
En nuestro país las inversiones chinas tienen una presencia creciente en sectores varios de la economía peruana tales como minería, petróleo, energía, comercio, construcción, pesca principalmente con importantes márgenes de utilidades que igualan o superan a las tasas de rentabilidad de las inversiones de los países de los países occidentales.
En la reciente historia económica la presencia temprana de capitales chinos, de la China Popular, se inicia en el país, con el proceso de privatización de la empresa pública Hierro Perú que fue vendida en 1992, y que constituyó dicho sea de paso, el primer proceso de participación de la China Popular en el exterior.
La empresa ganadora fue Shougang Hierro Perú una filial de la gigante transnacional del acero y otras actividades como Shougang Corporation de la China Popular, que pagó más de US $ 122 millones de dólares, casi cinco veces el precio base de una empresa que aseguraba reservas de hierro por más de 100 años, a ello se sumaba el control del puerto de San Nicolás.
Desde 1992 a la fecha se ha levantado la producción de hierro desde un promedio anual de 5 millones de toneladas a 19 millones toneladas gracias al uso intensivo de la fuerza de trabajo sobre todo del personal de “contrata”.
En el 2022 las exportaciones de hierro hacia la China Popular superaron los 19 millones de toneladas batiendo récords de producción con ingresos por ventas de S/ 6,523 millones de soles, un promedio de US $ 1,716 millones, con una tasa de rentabilidad operativa del 51.67% y neta superior al 33%
Ello significaría que por cada 100 dólares exportado la utilidad antes de deducir los gastos financieros e impuestos sería de US $ 51 dólares, una extraordinaria rentabilidad si se suman las depreciaciones y amortizaciones que se cargan al costo de venta, y que le permiten a la empresa una mayor capacidad de flujo de caja, es decir mayores recursos financieros.
Desde 1992 la presencia de los capitales chinos en el Perú, están en franca expansión y el aprovechamiento del tratado de libre comercio con dicho país ha dinamizado las exportaciones del Perú hacia el gigante asiático, sobre todo con una oferta exportable de materias primas, con un pobre valor agregado. Así, por ejemplo de los casi 2.4 millones de toneladas de cobre producidas en el 2022 más del 70 % tiene como destino el mercado chino, donde se procesa y refina.
Esta creciente dependencia del país respecto al mercado chino, tanto de exportaciones e importaciones debe analizarse en un contexto mayor producto de la pugna por la hegemonía mundial entre una potencia emergente como la China Popular y una potencia decadente como los Estados Unidos, que percibe con preocupación la mayor presencia de los capitales chinos en América Latina y en especial en el Perú.
Esta realidad se agudiza por la presencia de capitales chinos en alianza con empresas transnacionales de reconocido prestigio (Glencore) con fuertes inversiones en la construcción del megapuerto de Chancay a través de la empresa “Cosco Shipping Ports Chancay Perú S. A.” que desplazará la carga de exportaciones e importaciones en esta parte del mundo, afectando a los puertos chilenos.