Perú se encuentra en un momento crítico, enfrentando una profunda crisis ética y moral. Los líderes electos, en lugar de servir a sus ciudadanos que los eligieron, están más preocupados por satisfacer sus intereses personales y oscuros. Esta situación ha sumido al país en una red de corrupción y desesperanza, donde prácticas como la retención de parte del salario de los trabajadores, conocida como “mocha sueldos”, son solo ejemplos de la codicia desenfrenada de aquellos en el poder. Este comportamiento no solo refleja la falta de ética de estos políticos, sino que también profundiza la desigualdad y la injusticia social.
La corrupción ha minado el equilibrio de poderes en las estructuras gubernamentales del Perú. La
falta de independencia entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial socava la democracia y erosiona la confianza de los ciudadanos en el sistema político. La interferencia en la justicia y la manipulación de
los controles democráticos representan una grave amenaza para la estabilidad y la seguridad jurídica en el país. Escuchar los discursos delirantes de algunos congresistas escarapelan la piel, sin ética, sin valores, sin contenido, han convertido al aula Magna del Congreso de la República, en una plazuela de monos con
metralletas.
Además, la libertad de prensa y pensamiento está siendo atacada por corrientes anticientíficas y
antihistóricas, que buscan imponerse en la sociedad. La emergencia de movimientos antivacunas durante la pandemia del COVID-19 agrava aún más la crisis de salud pública y socava la estabilidad social. La protección de violadores de mujeres, amparados en la impunidad parlamentaria, es otro ejemplo de la decadencia ética y moral que enfrenta el país. Los privilegios injustos, como el doble sueldo para congresistas exmiembros de las Fuerzas Armadas, son otra manifestación de la distorsión de la equidad y la justicia en Perú. La crisis de los partidos políticos, fragmentados en numerosos candidatos presidenciales sin elecciones primarias, refleja la ausencia de un liderazgo ciudadano sólido.
Por otro lado; Los PEX del distrito 27 se encuentran en un callejón sin salida dependiendo de los
partidos de vientres de alquiler, porque no optaron por una reforma política que garantice los
candidatos independientes para el distrito 27 de peruanos residentes en el exterior. Los peruanos
en el exterior se ven obligados a elegir entre candidatos independientes de la diáspora o
aquellos vinculados a prácticas políticas cuestionables de vientres de alquiler por una cuota de iluso “poder.”
La preocupación de la comunidad internacional, como la expresada por el Comité de Relaciones
Exteriores del Senado de los Estados Unidos, destaca la urgencia de abordar estos problemas.
Perú podría buscar asistencia y colaboración internacional para implementar reformas y fortalecer sus instituciones democráticas.
Es crucial que la sociedad peruana se una en un llamado a la acción contra la corrupción y la impunidad. Superar la crisis ética y moral en Perú requerirá un esfuerzo concertado a nivel nacional e internacional, con el compromiso de la sociedad civil, líderes políticos y organismos internacionales para implementar reformas profundas y restaurar la integridad y la transparencia en el gobierno peruano. El futuro del Perú depende de la capacidad del pueblo para resistir y superar los desafíos políticos y éticos que enfrenta en este momento crítico de su historia
