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Opinión

LA POLICIA NACIONAL EN UN GOBIERNO DE IZQUIERDA (II)

Por: Hector Asenjo

En un artículo anterior adelantamos algunos conceptos sobre nuestra Policía Nacional y su accionar en un gobierno de izquierda. Retomamos el tema para intentar entender cuál es la concepción ideológica de la PNP.
Como dijimos, los supuestos de inteligencia, contrainteligencia y seguridad nacional, se daban teniendo como gobierno central a un gobierno de derecha o vinculado a los grupos de poder.

Cualquier orden de operaciones o plan de operaciones elaborado por los estados mayores, siempre consideraban como fuerzas adversas a estudiantes universitarios, sindicatos o campesinos. Esa es la premisa de la que parte el accionar policial, que no sabemos si ha cambiado en la actualidad.

Pasada la época de los caudillos militares y la Guerra del Pacifico contra Chile, es en 1920 cuando comienzan a surgir los movimientos políticos y partidos políticos en el Perú. Como quiera que estos movimientos incipientes buscan mejorar la vida de obreros y/o campesinos, su lucha los enfrenta al poder constituido y como este era casi siempre de origen militar, o vinculado a grupos económicos de poder, las ideologías enfrentadas tenían siempre como subversivo a quienes estaban del lado de los más humildes, representando el ejército y la policía a las “fuerzas del orden”.

Anarquistas, apristas, comunistas y socialistas serían siempre los “subversivos” que atentan contra el orden establecido, contra la constitución y las leyes y por tanto plenamente justificada su represión y encarcelamiento, así sea este arbitrario.

Durante esos años 1930 – 1950, el APRA llega a ser considerada organización terrorista y de ideología extranjera.
Si bien es cierto que hubo breves chispazos democráticos durante el gobierno de Bustamante y Rivero 1945 – 1948, y de 1956 – 1962 con el segundo pradismo, las fuerzas de izquierda siempre estuvieron en la mira de los servicios policiales encargados de la seguridad del estado.

¿Algo cambio durante el septenato del General Velasco? Basicamente no, creo yo, pues las FF.AA seguían desconfiando del pueblo y sus organizaciones. Basta leer el libro “Las Guerrillas en el Perú y su Represion” editado por el Ministerio de Guerra en 1966, y que dice entre otras cosas lo siguiente:

“La historia del comunismo en el Perú, es la historia de todos los pueblos heridos por el dardo de la ideología marxista”.….”Allá por la década de 1920, algunos engañados se dedicaron a teorizar y difundir el marxismo leninismo sin meditar en los alcances maquiávelicos de esta doctrina”.

Solo dos años después se inició la revolución de Velasco; pero si el ejército y su hermano menor la Guardia Republicana eran instruidas con estos textos ¿Se podía esperar unidad de acción y de pensamiento hacia la revolución; de estos estamentos?
Las acciones guerrilleras de Luis de la Puente Uceda, Fernandez Gasco y Hugo Blanco entre otros estaban muy frescas, y aun hasta hoy son utilizadas como combustible para alimentar el antiizquerdismo de las instituciones armadas.

Durante el gobierno de Morales Bermudez se avivó esa confrontación y del 80 para adelante Sendero luminoso se ocupó con su irracional y salvaje accionar, de liquidar cualquier simpatía por la izquierda. Ellos son el mayor fundamento para todos los años de oscurantismo político y de macartismo que aun vivimos, y que algunos dirigentes y militantes de izquierda estimulan infantilmente a veces.

Por tanto es absolutamente necesario introducir una reingeniería del pensamiento dentro de la Policía Nacional del Perú, la cual debe volver a ser la institución por excelencia que garantiza la tranquilidad y la paz dentro de la nación, el respeto al orden constitucional y la representación de lo mejor del estado en los confines más alejados de nuestro vasto territorio.

La Policía Nacional no es, ni debe ser utilizada como el partido político del gobierno de turno, ni como la fuerza de choque que “solucione con violencia” lo que políticos ineptos y rapaces no pueden solucionar con el dialogo y la razón. Hacia ello debemos apuntar.

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