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Opinión

Laura Arroyo Gárate: El Dominó , la ficha Boluarte

Durante la semana que ya acaba, y con medio centenar de peruanos muertos por la represión, hemos oído y leído a diversos analistas y referentes de opinión seguir con “la posibilidad” de Boluarte. El análisis que nos sugerían desde Dargent hasta Chaparro -analistas a quienes puedo respetar en lo académico pero discrepar contundentemente en lo político- es que la dictadura podía virar el rumbo, para lo cual el cambio del gabinete ministerial sería un paso más que simbólico que garantizaría ese giro y, por tanto, permitiría desescalar “el conflicto” manteniendo a Boluarte a la cabeza.
El problema con este análisis tiene que ver con el diagnóstico de lo que llaman “enfrentamiento” o “conflicto” y que, como saben quienes siguen mis análisis, califico directamente de dictadura. El diagnóstico que puede sostener que Dina Boluarte puede girar el timón supone que Dina Boluarte es un agente con poder propio. Es una presidenta con poder autónomo e independiente y que las medidas que hasta ahora ha tomado han sido sólo suyas y ocasionadas por “malas juntas”. ¿Ven cual es el problema con este diagnóstico? Vamos a ello.
Hemos dicho ya en diversas ocasiones que un mal diagnóstico puede traer mayor enfermedad. Me temo que en Perú llévalo haciendo mal el ejercicio del diagnóstico desde hace muchos años. De ahí que haya algunos analistas que se han “sorprendido” de la capacidad del Perú movilizado para articularse en torno a demandas concretas y a una identidad compartida. ¿Realmente sorprende? No. Solo puede sorprenderle a quien pensaba que la democracia en Perú funcionaba, que la crisis era exclusivamente electoral o que Pedro Castillo fue solo elegido por ser un “mal menor” y no mayoritariamente por lo que simbólicamente representaba. Nuevamente, el diagnostico errado y hoy las sorpresas que pudieron no serlo.
En la misma línea, creer a estas alturas que Dina Boluarte es una actriz del elenco electoral con el poder de girar el rumbo de su dictadura es, me temo, errar el diagnóstico. La semana pasada utilice la metáfora de la hidra para entender el tipo de dictadura que enfrentamos en Perú. No se trata de los poderes al servicio del dictador y sus deseos (como con el dictador Fujimori), sino de todos esos poderes COGOBERNANDO juntos. Un mismo ser con múltiples cabezas. Cortas una y salen otras dos. Una hidra dictatorial. Una DICTADURA COGOBERNADA.
Y esa es la razón por la cual creer que Dina Boluarte puede hacer un giro en su gobierno es tan errado como ingenuo. No puede. Desde el primer minuto fue una presidenta hipotecada al poder congresal golpista que hoy cogobierna, al poder económico neoliberal que hoy cogobierna, al poder judicial que hoy cogobierna, al poder de las fuerzas del orden (FFAA y PNP) que hoy cogobierna, poder mediático que hoy cogobierna. No es Dina Boluarte el problema, es toda la dictadura cogobernada por esos poderes articulados desde el primer minuto de este régimen que tienen en Dina Boluarte su mejor fachada legal, pero no su arquitecta ni su principal decisora.
Sin duda, desde la hidra, dejarán caer la cabeza de Boluarte en el momento en que cueste más de lo que aporta, pero es justamente porque saben que su cabeza es intercambiable. Esa es la mayor prueba de que Boluarte no es otra cosa que una figura intercambiable que hoy es útil pero puede dejar de serlo mañana. Y esa es también la evidencia de que su renuncia es necesaria pero no para resolver cosas sino para INICIAR el movimiento de una rueda que empiece a desencadenar sucesivas caídas. Como una ficha de dominó. Pensemos en un laberinto de fichas de dominó sobre el suelo. En cuanto empujas una empieza una sucesión de caídas de fichas que terminan todas en el suelo una a una. La renuncia de Boluarte es exactamente eso: la primera ficha que se cae y que provoca, por tanto, la caída de las fichas siguientes que son todos los poderes que cogobiernan la dictadura actual.
Me apena oír voces que, como digo, respeto aunque discrepe, sostener que Boluarte no solo es sostenible sino que es una suerte de “mal menor” sin entender que justamente porque hablamos de una dictadura cogobernada se ha acabado el mal menor posible. ¿Cual sería la diferencia de Williams en la Presidencia en lugar de Boluarte? ¿Cuál sería la diferencia de Keiko Fujimori en la presidencia en lugar de Boluarte? Ninguna porque tanto Williams como Fujimori están ya en la presidencia. Cogobiernan. Deciden. Reprimen. Persiguen. Matan. Hay más de medio centenar de peruanos y peruanas muertas: ¿se puede desde algún análisis, por sesudo y bienintencionado que sea, creer que la responsable política de esas muertes es un mal menor que debes seguir gobernando? A los analistas nunca debería faltarnos humanidad. Decirlo parece obvio, pero a veces toca recordar las obviedades.
Si la ficha Boluarte se cae no solo será una reivindicación justa para los deudos de las víctimas, las familias de los heridos y la memoria del país, será mucho más que eso. Será el inicio de la cadena, como en el dominó, donde la mesa directiva del congreso será la segunda pieza a cambiar. El Congreso sera la siguiente y, por tanto, el adelanto electoral será la siguiente demanda a conseguir y también el referéndum constitucional. Ficha a ficha. Una sucesión de movimientos que son pedidos desde hace semanas por los y las verdaderas protagonistas en las calles de todas las coordenadas del Perú.
Boluarte es insostenible porque una dictadura es insostenible. No se puede exigir nada menos que poner fin a la dictadura y para eso la renuncia de Boluarte es la primera ficha. Creer que un cambio de gabinete basta es no haber aprendido de cómo operan hoy las élites en el poder para sostener crudamente los privilegios que nos recortan derechos a las mayorías. Ser demócrata no es hacer acrobacias lingüísticas, es defender la democracia. Y hoy quienes llenan de democracia el país están en las calles no en Palacio de Gobierno. Sirva este texto para que el diagnóstico esté más claro e ilumine mejor los análisis de quienes desde sus columnas de opinión nos dan ideas de solución sin entender el carácter del gobierno real que nos está matando.

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